miércoles, 21 de diciembre de 2011

3er día en la isla de El Hierro. La Restinga. Mirador de Las Playas

Despues del desayuno dimos el último paseo por las instalaciones del Parador.

La mañana estaba esplendida y todas las plantas y flores del jardín, igualmente bonitas.

Ya nos despedíamos de este encantador y tranquilo lugar, pues cogíamos el avión de regreso por la tarde.

Enfilamos de nuevo, en el coche, hacia el centro de la isla y al llegar a El Pinar, cogimos hacia el sur para visitar la costa, en La Restinga.

Pero, al acabar el bosque de pinos, vimos este cartel, que nos invito a ir hacia uno de los lugares del sur de la isla preferidos por los herreños, para ir de excursión y bañarse en el precioso Mar de la Calmas, la Hoya de Tacoron.

La situación de esta diminuta cala, hace que se encuentre al abrigo de los vientos. Se han instalado varias escaleras para el acceso a la piscina natural, ya que al ser la costa volcánica, es difícil caminar por esas rocas.

Cuando llegamos a Tacoron el sol "pegaba" de lo lindo y efectivamente, no corría ni el mas leve soplo de brisa. Envidiamos a los bañistas, pues era lo que pedía el lugar y el sol, bañarse, pero... no lo habíamos previsto en nuestro quehacer turístico y nos tuvimos que conformar con sentarnos a la sombra de un chiringuito, allí instalado, que ofrece bebida y comida, mientras tomábamos agua fría.

Poco después la cala se fue llenando de excursionistas, que tienen habilitado también un lugar de sombra.

El paisaje es espectacular, como todos en El Hierro, con el brillante mar intensamente azul, en una recortada costa volcánica, y las grandes montañas de laderas rápidas, que acaban también en el lejano océano del oeste, por el otro.

Después de un rato dejamos Tacoron para seguir hasta La Restinga, punto mas al sur de la isla.

Aunque yo desconocía el significado de esta palabra, el nombre de restinga es descriptivo, ya que quiere decir punta de arena o de piedra, que se prolonga bajo el agua, a poca profundidad.

En estos momentos La Restinga está de plena actualidad por la erupción de un volcán submarino. Antes de comenzar la erupción, hubo numerosos temblores sísmicos, desde mediados del mes de julio, que no eran perceptibles mas que para los sismógrafos. De hecho, nosotros llegamos a finales de ese mes, sin que en ningún momento notáramos nada.

Pero el volcán "trabajaba" y después del aumento de la intensidad de los temblores, el 11 de octubre pasado comenzó una erupción, que no ha transformado el pueblo, ni la isla, pero que ha emitido gases, burbujeos, y lo que podríamos llamar basura de volcán, en el mar.

Por lo que parece no va a producirse ningún islote, ni siquiera una roca visible, pero para el pueblo ha sido un desastre. Ha tenido que ser evacuado mas de una vez, y por el momento el submarinismo, en sus profundas y limpidas aguas, una de sus fuentes de ingresos, ha quedado prohibido.

Supongo que el número de visitantes para ver la gran mancha de cambiante extensión y color que ha producido la erupción, habrá aumentado.

Cuando escribo estas lineas la erupción ha cesado, no se si definitivamente.

Nosotros pasamos un buen rato muy a gusto, en tiempo calmo, disfrutando del día y viendo como la gente se bañaba en la dársena del muelle, preparada para esta diversión.

Volvimos, luego, por la carretera de La Restinga a El Pinar, ocupada por una gran extensión de lavas, entre las que destacan las lavas cordadas.

Era la primera vez que veía este tipo de formaciones, y las encontré muy curiosas y sorprendentes.

Esta lava procede de coladas basálticas, como son las de esa zona. Se llaman cordadas o pahoehoe (del hawaiano, que quiere decir suave), por sus rugosidades que parecen cuerdas retorcidas, y a veces esculturas misteriosas. Se forman con el movimiento muy fluido de la lava, debida a su gran cantidad de gases, bajo una base que se va solidificando. La colada avanza como una serie de lóbulos y dedos, que rompen continuamente la superficie enfriada.

El territorio de las lavas cordadas se llama El Laijal Liso. Es un gran espectáculo; se podría estar horas mirando las distintas "esculturas".

Todo el paisaje del sur de la isla tiene numerosos conos volcánicos, además de las formaciones de lava pahoehoe.

Tras un buen rato continuamos nuestra ruta hacia El Pinar, desviándonos, en el gran bosque de pinos, cuando vimos el cartel de Mirador de las Playas, en el Monte Tájara, donde está el mas antiguo pinar de la isla, con enormes ejemplares.

Dejamos el coche a la entrada del sendero, para atravesar el bosque de pinos, todos sanos y enormes.

La vista, una vez llegados al Mirador, es sobrecogedora, como tantos paisajes herreños.

Se ve la recortada costa llamada Las Playas, el Roque Bonanza, el parador de Turismo, el mar intensamente azul, casi como una vista aérea.

Esta fue nuestra última excursión. Llegaba la hora de regresar a casa.

Ya cerca del aeropuerto vimos la isla de Tenerife que se recortaba, tenue pero claramente, en el horizonte.

Nuestra estancia en la isla de El Hierro tocaba a su fin.

Había sido un viaje muy, muy bonito, para conocer esa isla desconocida hasta entonces.

2 comentarios:

  1. ¡Parece mentira que en una isla tan pequeñita quepa un aeropuerto! No puedo dejar de acordarme del comentario de D. sobre el aeropuerto de La Gomera: todo el mundo prefiere ir en barco.

    Estas lavas cordadas me han catapultado directamente a la playa de El Médano, cuando jugaba a hacer montones de arena mojada.

    Besitos

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  2. Las joyas, a veces, aunque pequeñas son mas valiosas.

    No se me habia ocurrido la semjanza entre las construcciones de arena y las lavas cordadas. Debe recordartelo por el color y quizas por el brillo. Estas son tanto mas duras...

    Besos

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