viernes, 25 de mayo de 2012

Aracena y Minas de Río Tinto

Con un esplendido, respecto a la luz, pero frío día, salimos de Matalascañas hacia la Sierra de Aracena, otra de las zonas de Huelva, provincia privilegiada, que, además de su esplendorosa luz, tiene entre otros atractivos, mar, con magnificas playas de fina arena blanca, la joya natural de Doñana, el Parque Nacional y Parque Natural y la Sierra de Aracena.

La Sierra de Aracena forma parte de Sierra Morena, cordillera que separa la Meseta de Andalucía; se encuentra dentro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, creado en 1.989, que comprende 28 municipios, con mas de 40.000 habitantes, dentro de la Reserva de Dehesas de Sierra Morena.

Todo esto da idea de la importancia de la región, y de los intentos de darle la protección adecuada.

La Sierra de Aracena posee una gran masa forestal, entre la que destacan las encinas y los alcornoques, muy castigada, hoy día, por la tala, que está dando paso a un denso y variado matorral.

También tiene bosques de castaños y bosques de ribera, en las de los ríos Rivera de la Cal y Rivera de Huelva, que vierten sus aguas en el río Guadalquivir, el río Murtigas, afluente del río Guadiana, y el río Odiel, que recorren la sierra.

Es, además, una región ganadera, en la cual el cerdo negro pasta las bellotas de las encinas, proporcionando el mas que apreciado jamón de bellota, también llamado jamón de Jabugo, localidad de esta sierra, o jamón de Huelva, que es su denominación de origen. Tuvimos ocasión de ver, al pasar, algunos ejemplares de cerdo negro entre las encinas.

Bien, pues salimos de Matalascañas de buena hora, pasando de nuevo por los límites del Coto de Doñana, por delante de la Aldea del Rocío, por las Marismas de la Rocina, por los bosques de pinos, invernaderos de fresas y de arándanos, para dirigirnos, luego, a la Sierra de Aracena, al N de la provincia de Huelva.

Para llegar se tarda una hora, mas o menos, pasando por pueblos de tan sonoro nombre como Bollullos Par del Condado, La Palma del Condado, productor de excelentes vinos, Valverde del Camino o Zalamea la Real, donde hicimos una parada técnica, mientras contemplábamos la bonita silueta del pueblo.

Llegamos, poco después, al pueblo de Minas de Río Tinto, para lo cual dimos un rodeo, que valió la pena.

Esta comarca, con las minas al aire libre, se sitúa en la franja pirítica del suroeste peninsular, que históricamente ha albergado las principales minas de oro, plata y cobre del país, y guarda un impresionante patrimonio industrial, que lo convierten en uno de los lugares mas interesantes, no solo de la provincia de Huelva, sino de Andalucía y de España.

En estos parajes se constata la presencia humana desde mucho antes de su entrada en la historia; tartesios, fenicios y cartagineses la habitaron, antes de la llegada de los romanos, que fueron los que desarrollaron la minería en la zona.

Es una comarca llana, dentro del monte, en la que se ubica la cuenca hidrográfica del río Tinto, hacia el cual vierten la totalidad de los numerosos arroyos y torrenteras de la zona.

La actividad minera ha transformado el paisaje, la orografía, la flora y la fauna y hasta el clima, convirtiendo el inicial bosque mediterráneo en un paisaje diferente: el paisaje minero.

Después de los romanos, que, como he señalado, desarrollaron la minería intensiva, esta fue casi abandonada, reduciéndose a algunas pocas actividades de extracción de cobre, oro y manganeso, hasta el s. XIX.

Todo cambio en la zona, cuando en el año 1.873, un consorcio internacional compro las minas al gobierno de la I República Española, incapaz de hacerse cargo de la explotación de las mismas, y del traslado del mineral extraído, debido a la postración en que había quedado el país, después de la terrible invasión francesa de Napoleón y de la Guerra de la Independencia.

El consorcio salido de la unión de la Casa Matheson y del Deutsche Bank of Bremen, funda la Rio Tinto Company Limited, y se dedica a explotar la enorme riqueza minera de la zona. Para la tarea tuvieron que invertir grandes cantidades de dinero y soportar los primeros años con muy pocos beneficios, que mas tarde se convertirían en enormes ganancias.

Ya en el s. XVIII, algunos ingleses habían sido arrendatarios de concesiones mineras, pero la gran explotación llego con la Rio Tinto C.L., que se encargo de construir la vía férrea, que unía la explotación con el puerto de Huelva, por el cual salí a de España la producción minera.

La enorme producción minera convirtió a la Compañía en el mayor centro minero del mundo, y en una de las mayores empresas de Europa.

El pueblo de Minas de Río Tinto se convirtió en una pequeña colonia inglesa. Se construyo el lujoso Barrio de Bellavista, solo para personal inglés, que estaba aislado y protegido por una cerca con garita, con casas de estilo victoriano, pistas de tennis, Club Scout e iglesia presbiteriana.

Los ingleses crearon, en este pueblo, el primer equipo de fútbol de España, , deporte, hasta entonces desconocido en el país, el desaparecido Rio Tinto Football Club, que sería el decano de los equipos españoles. Hoy día, ese título lo ostenta el Recreativo de Huelva, club de fútbol también fundado por los ingleses.

La influencia inglesa llego también, como hemos visto, a Huelva, que cambio su fisonomía y su composición social.

El impacto paisajístico fue notable, con las inmensas minas a cielo abierto, que pudimos contemplar, no diría yo que bello, pero si impactante.

La explotación fue enormemente rentable hasta el s. XX. Con los diversas trastornos de este siglo, el crack mundial del 29, la Guerra Civil española (1.936-39), la II Guerra Mundial (1.939-45), la empresa fue perdiendo rentabilidad, hasta que la RT.C.L. se deshizo de las minas, vendiéndoselas al gobierno español en 1.954. Con la actividad minera trasladada a otros países sigue existiendo la compañía hoy día.

Después de la nacionalización de las minas en 1.954, su explotación ha correspondido a diferentes empresas, Compañía Española de Minas de Río Tinto, Unión de Explosivos Río Tinto, etc, siendo propiedad, actualmente. de la Compañía Minas de Río Tinto S.A.L.

A lo largo de estos años ha sufrido diferentes crisis; hoy día  parecen repuntar gracias a la economía global y el creciente precio de los metales, sobre todo del cobre.

Bien, pues pasamos con el bus, despacio por toda la zona, contemplando las gigantescas canteras, la maquinaria,

el barrio inglés, que el municipio ha decidido conservar, tal como fue hecho, y el gran lago artificial, creado para las necesidades del lavado del mineral y otras actividades mineras, que a pesar de su plácido aspecto está altamente contaminado.

Después de este interesante rodeo, llegamos a Aracena.

Unas palabras sobre Aracena, antes de conocer alguno de sus atractivos.

Aunque el poblamiento de la zona es muy antiguo, se tienen pocas noticias de la Edad Antigua, aunque los romanos conocieron y explotaron su riqueza minera.

Desde el s. VIII hasta la reconquista cristiana, la zona estuvo en poder de los invasores musulmanes. Fue reconquistada por el rey Sancho II de Portugal en 1.231, apoyado por la Orden Hospitalaria de San Juan, para pasar luego a poder de Castilla, durante el reinado de Fernando III, el Santo, y de su hijo Alfonso X, el Sabio.

En el s. XIV, se construyó la iglesia fortaleza de Aracena, que tiene categoría de Real Priorato, levantada por los caballeros de la Orden de Santiago, la cual domina el pueblo, que va creciendo desde el cerro del castillo, hasta el valle.

A épocas de esplendor cultural, durante los s.s. XVI y XVII, debidas a la importancia económica de Sevilla, de la cual dependía la zona administrativamente, suceden otras de crisis, debidas a pestes y guerras, con el consiguiente descenso demográfico.

En el s. XVIII hay un ligero repunte económico, debido al desarrollo de la artesanía.

La Guerra de la Independencia es un duro golpe para la comarca, como para otros muchos lugares de España y en conjunto para todo el país. Se dan algunas batallas en este entorno entre las tropas de Napoleón y el asturiano Regimiento de Candás y Luanco.

A finales del s. XIX y principios del XX, la ciudad cobra un nuevo desarrollo y aumenta su perímetro en la zona llana, impulsada por el diputado en Cortes, Francisco J. Sánchez-Calp, Marqués de Aracena, construyéndose numerosos edificios y casa señoriales.

Después de los diferentes acontecimientos trágicos del s. XX, como, entre otros, la Guerra Civil española, hoy día disfruta de gran tranquilidad, que la ha convertido en una pequeña ciudad próspera.

Su desarrollo económico tiene dos sectores principales: el ganadero, con la cría del cerdo negro y su transformación en jamón ibérico, muy apreciado nacional e internacionalmente, y otros embutidos ibéricos, y el turismo, propiciado por la mejora de las comunicaciones, con dos importantes referencias, la Gruta de las Maravillas y el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche.

Nuestra primera parada fue a la entrada del pueblo, para visitar un secadero de jamón ibérico.

En la Sierra de Aracena se cría esta modalidad de cerdo negro, que con la alimentación de bellotas que crecen en sus numerosos encinares, produce ese manjar de jamón ibérico, y otras chacinas ibéricas.

Hay que saber que muy cerca de Aracena, se encuentra el pueblo de Jabugo, localidad que ha dado la denominación de origen jamón de Jabugo, como uno de los mas excelentes productos del cerdo negro.

La altura, el viento y el clima frío y seco de Aracena la convierten en un lugar idóneo para el curado de los jamones y demás embutidos.

Visitamos uno de los secaderos, donde nos fue explicado el proceso, mientras recorríamos la instalación llena de jamones. Al final la inevitable tienda, donde varios visitantes compraron jamón y otros embutidos, preparados al vacío, para el transporte. También nos fue ofrecida una prueba, acompañada de un chupito de vino dulce, no precisamente de jamón, sino de alguna otra chacina ibérica.

Seguidamente llegamos al centro del pueblo, todo él muy limpio y bien acondicionado.

Allí íbamos a hacer nuestra segunda y última parada en el pueblo: La Gruta de las Maravillas.

Ultimamente he tenido ocasión de visitar algunas cuevas famosas, además de otras que conocía hace  tiempo, y esta cueva de las Maravillas no desmerece en absoluto de las mejores, al contrario, es de las mas importantes por sus formaciones, por su amplitud y por su conformación.

La entrada está en pleno casco urbano, ya que ocupa el subsuelo kárstico de la montaña sobre la que se eleva el castillo-fortaleza de Aracena, origen de la ciudad.

Según una, podemos decir, leyenda local, fue descubierta por un pastor en 1.886; pero sea o no cierto, lo que es un hecho real es que se abrió al publico ese mismo año, siendo la primera gruta en poder ser visitada, en España.

Las diferentes partes de la misma están señaladas con sugerentes nombres, como Sala de las Conchas, por la que se comienza la visita, Gran Salón, Sala de la Catedral, Sala de los Garbanzos, Sala de los Desnudos, en alusión a las formaciones que recuerdan dichas denominaciones.

Tiene varios niveles que se van recorriendo, en galerías con escaleras y barandillas, para poder transitar por ellas, aunque en algunas ocasiones hay que doblar el espinazo, al ser el techo muy bajo.

En el primer nivel hay partes inundadas con hoyos y charcos; también hay un lago, en el que se reflejan las caprichosas formaciones, aumentando la belleza de la gruta.

Las estalactitas y estalagmitas son espectaculares, formado columnas ya gruesas, ya finas y curiosos rincones y techos

La cueva supera los 2 km de longitud, de los cuales son visitables 1.200 m.

Recorrimos todo el trayecto en unos tres cuartos de hora, quedándonos, tan bellas formaciones, un buen rato en la retina.

Fuera lucía un sol esplendoroso.

Volvimos a la Plaza Alta, donde nos había dejado el bus, provista de una gran fuente, llamada Fuente del Concejo, que suministraba agua para el lavadero construido en 1923.

Hay otras fuentes en Aracena, para canalizar el agua, muy abundante dada la gran pluviosidad de la zona.

También hay otros muchos lugares que visitar, pues hay que saber que el núcleo histórico de Aracena fue declarado Bien de Interés Cultural en 1.991, pero... eso será para otra visita, ya que en la media hora de la que disponíamos antes de ir a comer, nos fuimos C. y yo a un bar-restaurante, cuyo aspecto nos gusto, y allí nos regalamos con un buen plato de jamón ibérico, unas aceitunas aliñadas a la andaluza y una botella de vino del Condado, elaborado allí al lado, como quien dice, que es un vino blanco riquísimo.

Después de la comida que hicimos en la misma Aracena, aún nos quedaba por conocer otro precioso pueblo de la sierra: Alájar, que está dentro del parque Natural de la Sierra de Aracerna y Picos de Aroche, creado en 1.989.

Este pueblo da nombre, también, al puerto de montaña mas alto de la provincia de Huelva, de 837 m de altura.

Hay en él un monumento natural, la peña de Arias Montano, dedicada a uno de sus mas ilustres habitantes, el humanista y lingüista políglota, entre otros conocimientos, Benito Arias Montano, del s. XVI, que después de una vida dedicada a los mas altos cargos, se retiro a este pueblo, donde murió en 1.598.

Además del monumento natural, tiene un bonito arco dedicado.

Al lado está la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, que corona el monte.

La Ermita fue en su origen, un pequeño templo, levantado en el s. XVI, al que se han hecho diversas reformas y ampliaciones. La imagen de la Virgen goza de gran devoción en toda la Sierra de Aracena, de la que dan muestra los cientos de exvotos allí reunidos.

Su fiesta se celebra el 8 de septiembre, como otras muchas advocaciones marianas.

Alájar se extiende a los pies de la Peña, rodeado de frondosos bosques de encinas, castaños y alcornoques, que disfrutan de numerosas fuentes y manantiales.

Con esta visita acabamos nuestra interesante y bonita excursión.

Al regreso pudimos ver el río Tinto que discurría por el valle, con su curioso y "tintado" color.

No hay comentarios:

Publicar un comentario