viernes, 22 de noviembre de 2013

2º día: Bruselas

                                                                       

El día de hoy empezó con lo que se llama una visita panorámica a Bruselas, que consiste en un recorrido en bus de sus principales calles, avenidas, plazas y monumentos.

La tarde anterior ya habíamos recorrido algo del centro, caminando desde el hotel hasta la catedral, en compañía de nuestra guía española, y que he dejado relatado en mi anterior entrada, pero hoy íbamos a ver esos y otros interesantes monumentos y rincones de la ciudad.

Bruselas es la capital de Bélgica, la ciudad mas grande del país, y desde la creación de la Unión Europea su principal centro administrativo, donde se encuentran el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea. Tiene 145.000 habitantes, que se convierten en un millón, si se considera la región entera.

Durante la Alta Edad Media el territorio donde hoy se asienta Bruselas, era una área pantanosa por la que discurrían numerosos arroyos, que formaban islas; en la mas elevada de estas islas, en el siglo VII, el Obispo de Cambrai mando levantar una ermita o capilla, alrededor de la cual se formo una aldea, que se llamaría Broeksele, (del neerlandés broek= pantano y sele=asentamiento), de donde derivaría el nombre de Bruselas.

Aunque conocida varios siglos antes, oficialmente se ha establecido la fundación de la ciudad en el año 979, en que el conde de Brabante mando construir una fortaleza, para defender la plaza.

Sin embargo la ciudad no empezó a  crecer y prosperar hasta que los condes de Brabante se instalaron en el monte Coudenberg, actual Plaza Real, en el siglo XII.

Entonces se convirtió en un importante centro comercial, a lo cual contribuyo en gran medida su situación geográfica, en la ruta entre Brujas y Colonia.

 Formo parte de las ciudades que organizaron las "Ferias de Campaña", y a partir de finales del s. XIII, de la "Liga Hanseática".

Su industria de paños, lino y mas tarde tapices, dio origen a una clase acomodada, la de Los Linajes, que se repartieron el poder municipal, consiguiendo beneficios políticos y económicos de los Duques de Brabante.

Estos Linajes tuvieron graves enfrentamientos, tanto entre ellos, como frente a obreros y artesanos, que también deseaban intervenir en los asuntos municipales, que condujeron, durante el s. XIV, a una revuelta ciudadana.

 Tras esta revuelta los obreros consiguieron agruparse en gremios y tomar una parte del poder municipal, fue entonces cuando se promulgo una nueva constitución municipal en 1.421, constitución que duro hasta 1.790.

Después de la unión de Brabante con Borgoña, y debido a distintas alianzas matrimoniales, en 1.477 Bruselas, que era la capital del nuevo ducado, paso a formar parte del Imperio Español.

Bruselas intervino activamente en las luchas político-religiosas que asolaron los Países Bajos y toda Europa, a partir de la Reforma Luterana. La inestabilidad política hundió la ciudad, que tardo en recuperarse.

En 1.713, con el Tratado de Utrech, que finalizo la Guerra de Sucesión de España a la muerte de Carlos II, los Países Bajos pasaron de la soberanía de España, a la de Austria.

Tras ser invadida primero por Luis XIV, un siglo mas tarde por los ejércitos de la Revolución Francesa y después por su continuador Napoleón, permaneció bajo dominio francés hasta la caída de Napoleón en la batalla de Waterloo, y en 1.815 se incorporo al nuevo estado de los Países Bajos.

Un nuevo movimiento insurreccional condujo a la separación de los Países Bajos en 1.830, y a la creación de Bélgica.

 El nuevo país nombro rey al príncipe alemán Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Ghota, que fue coronado  con el nombre de Leopoldo I; al mismo tiempo, Bruselas fue nombrada capital del nuevo estado.

El desarrollo de Bruselas ha sido desde entonces constante, salvo el parón que supusieron las dos guerras mundiales, en las que fue ocupada por las tropas alemanas.

Hoy día Bruselas es una ciudad cosmopolita, capital política de la Unión Europea, y sede de la OTAN.

Otra de sus importantes tareas es la de ser arbitro de las diferencias, por el momento irreconciliables, entre las comunidades mas importantes del país, los flamencos, en el norte, de habla neerlandesa y los valones, en el sur, de habla francesa.

Después de esta breve introducción, sobre la fundación, historia y desarrollo de esta esplendida ciudad, pasemos a recorrerla, como he dicho, primeramente en bus y luego paseando.

Enfilamos, pues, desde el hotel hacia Laeken.

El Parque de Laeken fue creado en 1.850 por el rey Leopoldo II, y es una de las mas extensas zonas verdes de Bruselas y una de las mas bellas.

Dentro del Parque se encuentra el palacio real, proyectado por Montoyer para el archiduque Alberto de Austria, que se convirtió mas tarde en residencia de la familia real.

                                                                    
También se puede ver el monumento dedicado a Leopoldo I, de 50 m de altura y estilo neogótico,
                                                                       

y otro pequeño palacio, Villa Belvedere, residencia actual de Alberto II, el rey que abdico en su hijo Felipe, hoy Felipe I, el pasado mes de julio.
                                                                       
Los dos palacios se nos mostraban casi ocultos por los arboles frondosos de la primavera, mientras que el monumento a Leopoldo I se veía perfectamente, en la Plaza de la Dinastía.

En el parque hay también varios pabellones que fueron rescatados de la Exposición Universal de 1.897, organizada por Leopoldo II, como el Pabellón Chino
                                                               

 y el Museo de Arte Japonés, a los que se ha añadido la Torre Japonesa,
                                                                     

construida para la Exposición Universal de París de 1.900, que gusto tanto al rey que la mando comprar e instalar en el Parque. 

Para completar la visita a Laeken llegamos a uno de los símbolos mas conocidos de Bruselas y de Bélgica, el Atomium, que tuve ocasión, cuando era una niña y viaje con mis padres, de ver durante la Exposición Universal de 1.958, para la que fue construido.

Diseñado por André Waterkeyn, esta maravillosa creación, con sus esferas conectadas, tiene la forma de un cristal de hierro, ampliado ciento sesenta y cinco millones de veces. 

 Restaurado en 2.004, ahora luce como recién hecho, pues se han sustituido las laminas de aluminio que cubrían las esferas, por acero inoxidable de mas duración y mucho mas brillantes.

                                                                          
Hicimos una parada larga, bajamos de nuestro vehículo y contemplamos el Atomiun desde todos los ángulos

En los alrededores del Atomiun quedan algunos de los pabellones de la Exposición de 1.958 y hay instalado, aunque ya por poco tiempo un parque de atracciones, llamado Mini Europa, que va a ser demolido este mismo año, ¿para qué?, pues, como no, para construir viviendas y seguramente, algún centro comercial, destruyendo de paso zona arbolada.

Después de volver al centro de la ciudad recorrimos el bulevar Leopoldo II, magnifica avenida levantada por este rey, en su deseo de hacer la capital, monumental; este bulevar estuvo sacrificado al tráfico automovilístico, llegando a tener un viaducto aéreo, que desapareció durante los años 1.990-91, cuando las autoridades regionales decidieron la renovación y restauración de Bruselas.

 A lo largo de él se suceden grandes y ostentosos palacetes, de diversos estilos: piedra blanca tallada, estilo clasicista francés, con balcones de hierro forjado, etc., separados de la calle por jardincillos y rejas, destinados, en su momento, a la alta burguesía de la ciudad.

                                                 

                                                                    




Particularmente destacable es la "Casa Stoclet", el primer edificio "Art Noveau" de la ciudad. Diseñada por encargo del ingeniero Stoclet, hijo de ricos banqueros belgas, por Josef Hoffmann y otros artistas de la Secesión vienesa, como Klimt que hizo los frisos del comedor, ha sido elogiada y alabada desde entonces.



                                                                 
El bulevar acaba en el Parque Woluwé y los estanques Mellaert, uno de los parques mas bonitos de Bruselas.                                                                                 

                                                                       
 De vuelta al centro de la ciudad nos encontramos con la Basílica el Sagrado Corazón, en el barrio periférico de Koekelberg, algo alejado del propio centro, desde la que se tienen las mejores vistas de la ciudad. El mirador de la terraza de la iglesia, situado a 53 m de altura, ofrece una amplia panorámica de 180º.
                                                                    

Se puede considerar la basílica como una joya de la arquitectura del s. XX, en el estilo "Art Deco", construida para commemorar el 75 aniversario de la creación de Bélgica a instancias del rey Leopoldo II, que entre otros calificativos, no tan benévolos, tiene por sobrenombre el de Constructor, ya que lleno su capital de imponentes edificios.

Leopoldo puso la primera piedra en 1.902 , pero la construcción tuvo que detenerse debido a las dos Guerras Mundiales, de modo que no se vio terminada hasta  1.971.
                                                                 

El macizo monumento se divisa a distancia, desde muchos puntos de la ciudad; llama la atención su enorme cúpula verde, que corona la iglesia, combinada con la piedra caliza, color terracota.
                                                   
El interior es inmenso, de manera que es utilizado, además de para el culto católico, para otros variados usos, como exposiciones, reuniones, etc.

Cuando pasamos por la iglesia vimos que estaba en restauración, es decir llena de andamios; desde mi punto de vista, puede ser un edificio majestuoso, pero no bello.

Desde la altura donde esta ubicada la Basílica del Sagrado Corazón, bajamos al centro ciudad.

Vimos el Edificio Berlaymont, donde tiene su sede la Comisión Europea y donde se alojan tres mil privilegiados funcionarios de la Unión Europea, y no son todos los que trabajan en las instituciones europeas, hay mas en otras oficinas, dispersas por la ciudad.

El Edificio Berlaymont se llama así por ocupar el solar del antiguo convento de las "Damas de Berlaymont" institución dedicada a la enseñanza de niñas, con una antigüedad de 300 años, que el gobierno de Bélgica compro, ya que deseaba que la recién creada CE, tuviera su sede en el centro de la ciudad.

Después de demolido el antiguo convento, en 1.960 se edifico el actual edificio de acero y cristal .
                                                                                  

                                                                                    

Muy cerca de este edificio, en una pequeña plaza, casi un rotonda, hay una estatua de un hombre desnudo, en actitud pensativa. Se trata del rey Leopoldo II, que según la leyenda tuvo que vender todo su patrimonio, para poder comprar el extenso territorio africano que fue el Congo Belga, después de manifestarse en la Conferencia Geográfica de Bruselas, convocada por él en 1.867 como un defensor filantrópico de los africanos, a los cuales decía querer proteger de la explotación comercial, logrando así que se reconociera la creación del Estado Libre del Congo, como una propiedad suya, a título personal.

Sin embargo, los desmanes cometidos durante la ocupación del territorio, autentico y gigantesco campo de trabajos forzados, donde se obligaba a los habitantes a trabajar como esclavos, provoco miles y miles, millones de muertos.

Gracias a la creación del Estado Libre del Congo, Leopoldo convirtió Bélgica en una potencia colonial y a él mismo en  un hombre inmensamente rico.

A pesar de los informes de diferentes europeos, periodistas, misioneros, viajeros, y enviados de otros países, además de la creación de una comisión que estudio los terribles hechos, Leopoldo mantuvo su Estado Libre desde 1.884 hasta 1.908, en que  tuvo que firmar el acta llamada "Donación Real", por la que traspaso la propiedad a Bélgica, que desde entonces la gestiona; una  parte de las beneficios anuales se entrega a la familia real.

Casi todo el territorio que fue el Estado Libre del Congo, es actualmente  la República Democrática del Congo.

Seguimos hasta llegar a la iglesia de Nuestra Señora del Sablón, preciosa iglesia gótica, seguramente la mas bella de Bruselas y de toda Bélgica.

La iglesia de Nuestra Señora del Sablón, fue construida a iniciativa de la poderosa agrupación de los ballesteros en 1.304, en una parte de los terrenos donados por las religiosas del Hospital de San Juan, que eran sus propietarias.
                                          
                                                       
La primitiva iglesia fue restaurada en estilo gótico a finales del s. XV.


                                                                       
                                                                   
Muy cerca de esta iglesia están los Jardines del Pequeño Sablón, una pequeña plaza rectangular y vallada, con jardines, fuentes, estatuas y bancos, donde descansar, en pleno centro de Bruselas. Entre su adornos destacan su magnifica verja y las cuarenta y ocho columnas que tienen en lo alto, una estatuilla representando a cada uno de los gremios del s. XVI.

                                                                                 
 Pasamos después por el extenso espacio ocupado por los grandes edificios oficiales como son el Palacio Real y la sede del Parlamento Belga.

El Palacio Real es la residencia oficial de los reyes, aunque ellos ya no viven en él, sino, como hemos visto, en el Palacio de Laeken, siendo utilizado actualmente para recepciones oficiales de grandes e importantes visitantes.

El palacio fue construido en 1.779, por el rey Guillermo I de los Países Bajos, siendo posteriormente remodelado y ampliado por Leopoldo II.
                                                                   

Enfrente del Palacio Real se encuentran las Cámaras Federales o Parlamento Belga, edificio construido en 1.779, según planos del arquitecto francés Barnabé Guimard.
                                                                           

Seguimos después, por la Plaza Real, rodeada por varios grandes museos, como el Museo de Artes Antiguas, Museo de Artes Modernas, Museo Bellevue, Museo de la Dinastía y el Museo de instrumentos musicales.

La Plaza fue diseñada a finales del siglo XVIII, en el lugar que había ocupado el Palacio de los duques de Brabante, en la colina Coudenberg.

En el centro de la plaza se encuentra la estatua ecuestre de Godofredo de Bouillon, realizada por el escultor Eugène Simonis, en 1.848. 
                                                                                 

Godofredo de Bouillon, duque de la Baja Lorena, nació hacia 1.060, y fue el jefe de la 1ª Cruzada, y gobernador de Jerusalén, ya que al entrar en Jerusalén, conquistada a los turcos, rehusó el título de rey de Jerusalén, pues no quiso ser coronado en la ciudad donde Jesús había muerto.

En su lugar tomo el nombre de Protector del Santo Sepulcro, por lo que se le considera fundador de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén.

 La estatua de Godofredo de Bouillon se encuentra delante de la iglesia de Saint Jacques de Coudenberg, que ocupa el lugar de la capilla ducal del castillo de los duques de Brabante, que después de distintos avatares y sucesos, cuando fue testigo de las luchas religiosas entre católicos y protestantes, se incendio en 1.731. La construcción de la actual iglesia duro de 1.776 a 1.787, siendo levantada en estilo neoclásico.
                                                                             
                                                                                                                                                     
Desde allí llegamos a la Catedral de Santa Gúdula y San Miguel, que ya habíamos visitado la tarde anterior, pero que no nos importo ver de nuevo.
                                                                                                                                                 

Ya no subimos mas al bus, sino que continuamos andando hasta la cercana Gran Plaza, que ya conocíamos de ayer, pero es tan esplendida y bella que la recorrimos de nuevo gustosamente.

                                                                 
Para acabar con la visita guiada, nos acercamos por una calle que sale de la Gran Plaza, a otro de los monumentos mas conocidos de Bruselas el Menneken Pis.

El Menneken Pis es una  estatua de bronce de 61 cm, que representa a un niño pequeño orinando en el cuenco de una fuente, colocado, todo ello, en un nicho barroco.



Había una estatua de piedra parecida, en el mismo sitio desde el s. XV e incluso puede que antes, que fue robada en varias ocasiones, hasta que en 1.619 se sustituyo por una de bronce, debida al escultor Jerôme Duquesnay, el Viejo; la que vemos ahora es una reproducción, ya que en 1.960 fue robada por gamberros. La difusión de esta noticia y de su posterior recuperación, contribuyo grandemente a la fama internacional de la estatuilla.

Ahora el original está en el Museo de la Villa de Bruselas.

El origen de la pequeña estatua ha formado diversas leyendas, todas relacionadas con un niño orinando.

El Menneken Pis aparece casi siempre vestido con diferentes trajes, que dependen de la celebración de una fecha señalada, o de una determinada profesión. Tiene mas de 800 trajes, conservados en el mismo museo que la estatua original.

El lugar siempre tiene un coro de turistas admiradores. Cuando pasamos nosotros, un operario estaba vistiendo al Menneken de personaje antiguo con jubón y calzas, todo en negro. Observamos durante un ratito la complicada operación.

Había acabado el recorrido turístico. Regresamos al hotel, por las calles del centro, bastante laberínticas, para descansar, antes de ampliar la visita a Bruselas por la tarde.

Antes de empezar nuestro segundo o tercer paseo por Bruselas estuvimos tomando un tentempié en una de las mas celebres cervecerías de la ciudad, el Café "La mort subite" (la muerte súbita), un negocio familiar y muy tradicional, donde tienen cerveza con su propio nombre y donde los habitantes de Bruselas van a degustar sus especialidades, como tostas y tortillas. Pudimos comprobar el ambiente del lugar, donde abundaban las familias y gentes locales y no así los turistas.
                                                                       

Después, puesto lo que queríamos volver a ver era Nuestra Señora de Sablón, que nos había dejado con ganas de contemplarla despacio, subimos por una calle que sale de la estatuilla del Menneken Pis y llega a colina, donde se halla la iglesia.

                                                                               
El interior del bello templo es sencillo y luminoso; la luz natural entra por las once enormes vidrieras de quince metros de altura, que rodean el altar.

Llama la atención el púlpito de madera labrada de 1.697, de la misma época y estilo que el de la catedral, aunque no tan grande.
                                                                               

Para regresar al centro escogimos una  de las partes mas monumentales de Bruselas, desde el conjunto de museos, el  Palacio de la Corte Constitucional y demás monumentos de la zona, para emprender la bajada por la gran escalinata de los Jardines de Mont des Arts, también conocidos como plaza Albertina, desde donde se tiene una de las vistas mejores de la ciudad, divisándose durante todo el trayecto la torre del Ayuntamiento, en la Gran Plaza, que hace de fondo a este magnifico escenario, para acabar en la Plaza de la Putterie, curioso nombre en verdad, que le viene de un desaparecido barrio, de este mismo  nombre.

Al acabar la bajada nos encontramos con la estatua de la reina Isabel, esposa de Alberto I, muy querida por los ciudadanos belgas; conocida por su amor a la cultura, y llamada la "reina enfermera", ya que durante la 1ª Guerra Mundial permaneció junto a su marido en el frente de Yser, durante los cuatro años de la contienda.
                                                                               

Cerca de la misma hay otra estatua de su esposo el rey Alberto I.

Al poco llegamos a la Gran Plaza, de allí fuimos aproximándonos a nuestro hotel, no sin antes hacer una parada en un café enfrente del Palacio de la Bolsa, donde cenamos.

Un día, este, bien aprovechado                                                                            

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