miércoles, 29 de octubre de 2014

Último día en Fuerteventura, Peninsula de Jandía, despedida y ferry

                                           

Hoy terminabamos nuestra estancia en Fuerteventura, pero ya que el ferry de vuelta a Tenerife salia a las cuatro, teníamos una estupenda mañana que aprovechar.

Así que nos dirigimos a la Península de Jandía, la parte mas al sur de toda la isla, de 200 km2 de extensión, de los cuales 144 forman el Parque Natural de Jandía, que pertenece al municipio de Pájara.

Desde un punto de vista geológico, en su remoto origen, Fuerteventura estaba formada por dos islas, en las cuales había tres volcanes, dos de los cuales, que estaban próximos se juntaron, pero el volcán de Jandía estaba mas distante y quedo aislado como isla.

 Durante las erupciones volcánicas de los tres, las islas de Jandía y de Fuerteventura se juntaron, para convertirse en la isla actual, formando el istmo de unión de 6 km, separado en tiempos prehistóricos por La Pared, muralla construida por los dos reinos enemigos, que constituían políticamente la población aborigen.

La última erupción del volcán de Jandía fue tan violenta, que parte del mismo se derrumbo, deslizándose hacia el mar, donde está sumergido, y quedo convertido en la media luna que es actualmente la Península de Jandía, cuya composición mineral es diferente de la de los demás volcanes de la isla.

Como sabemos por haber recorrido alguna de sus playas de Sotavento, estas se encuentran entre las mejores del mundo, tanto por su fina arena, como por su gran tamaño, como por su excelente clima durante todo el año.

La Península de Jandía tiene un gran interés paisajístico y geomorfológico, ya que se trata de uno de los entornos naturales mejor conservados de Fuerteventura.

Inmensas playas vírgenes, y, por encima, el macizo volcánico mas antiguo, donde se encuentran las mas altas cumbres de la isla, entre las que destaca el Pico de la Zarza, el mas alto de la isla con 807 m. de altura sobre el nivel del mar

En los días claros se pude ver desde allí la isla de Gran Canaria.

Ahora desde Morro Jable emprendimos una subida, con la idea de ver el otro lado de la Península, las playas de Barlovento, mucho mas salvajes y de difícil acceso, que las que conocíamos de Sotavento, lo que las hace no aptas para el turismo.

La carretera asfaltada pronto se convierte en una pista, al principio mas o menos recta, pero luego, con subidas y curvas continuas;
                                                                     

es aconsejable hacerlo en un coche todoterreno, aunque este no era nuestro caso, ya que disponíamos solamente de  un coche corriente, de tal manera que al llegar al punto mas alto, desde el que se inicia el descenso al norte de la península, desistimos de seguir y nos conformamos con la magnifica vista de la costa, llamada Paya de Cofete, una maravillosa playa, aparentemente virgen, resguardada por sus condiciones naturales del turismo.
                                                                                     

En lo alto se encuentra el Mirador Degollada Agua Oveja, desde donde hay una visión impresionante de la playa de Cofete, de cerca de veinte km de largo.

 El viento soplaba tan fuerte, que temíamos que nos tirara al suelo, así que tras contemplar las maravillas del lugar, dimos media vuelta y bajamos por la pista.

Todo lo que nos rodeaba era extremadamente árido, con  su propia belleza.
                                                                                     

Ya abajo dimos un paseo hasta acercarnos al otro lado de la costa, donde también hay playas, pero no llegamos hasta ellas.

Por allí había varios burros, que nos miraban con la resignación propia de su condición; no se que utilidad tienen, porque ninguno estaba "trabajando".
                                                                   

Una vez vueltos a Morro Jable, nos dirigimos al muelle, donde en un café tomamos algo de comer, mientras llegaba el momento de embarcar. Nos esperaban la seis horas de navegación, con parada en Las Palmas de Gran Canaria, como a la ida.

El viaje fue agradable; llegamos ya de noche a Santa Cruz de Tenerife, a descansar de días tan aprovechados y tan bonitos

miércoles, 22 de octubre de 2014

5º día en Fuerteventura. Playas de Jandía. Playa del Risco.Tarajalejo

                                                                     

Tras el intenso día de ayer, tanto desde el disfrute de la Naturaleza en Isla de Lobos como en la parte histórica y cultural de Fuerteventura, cuando visitamos La Oliva, optamos por otro de los grandes atractivos de Fuerteventura: otra de las Playas de Jandía, la Playa del Risco del Paso, continuación de la ya visitada Playa de la Barca.
                                                                         

Esta gran playa, de aproximadamente 700 m, es una de las mas bonitas de toda la isla, con su gran arenal, sus barras de arena que forman lagos, el mar cristalino, sus plantas halófilas que soportan la salinidad del agua de mar, y el entorno de montañas redondeadas por la erosión y cubiertas de arena, como si de un  glaseado se tratara.
                                                                   

Es mas accesible en coche, pues se puede aparcar bastante cerca del arenal, y sin desnivel.

Aunque suele soplar un viento fuerte tuvimos mucha suerte pues no había mas que una ligera brisa, igual que cuando estuvimos en su vecina playa de la Barca.

Pasear y bañarse allí es una autentica delicia, pues el agua está a la temperatura adecuada, no tan caliente como en la costa levantina, ni tan fría como en el Mar Cantábrico.

Así que después de un buen paseo tomamos un prolongado baño; el mar estaba casi en calma y se podía nadar.

Como en la otra playa de Sotavento que ya habíamos disfrutado, parte de la tercera edad sobre todo alemana se paseaba desnuda a todo lo largo de la playa. No es un  espectáculo agradable, pero.... si ellos disfrutan.

La tarde la destinamos a otro paseo en el cercano pueblo de Tarajalejo, también del municipio de Tiuneje, otro de los núcleos urbanos nacido y crecido con el turismo.
                                                                             

Después de la construcción enfrente de la playa de un confortable hotel, en 2.007 Tarajalejo ha crecido en importancia y categoría.

En esa parte de la costa de Fuerteventura las playas, en pequeñas bahías como sucede en Gran Tarajal y otras, son de arena negra y protegidas por montañas que ayudan a conservar el buen tiempo. no son tan esplendidas, ni bellas, como las de las de Jandía, pero tienen, en cambio el encanto de estar en un pueblo, con los servicios que este ofrece, bares, restaurantes, comercios, que no hay en las playas salvajes.

Paseamos por su bonito paseo marítimo,
                                                                                       

 mientras el ocaso iluminaba con su dorada luz el entorno,
                                                                             

para después regresar a nuestra base en Costa Calma.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Brazo de gitano relleno de crema pastelera

                                                                               

Este es un postre tradicional y típico de todos los rincones de España y de otros muchos países.

Para el origen de su nombre hay teorías y leyendas variadas, desde su aparente semejanza con un brazo de gitano de carne y hueso, pasando por la importación lejanisima de un postre egipcio, por un monje leones que recorría el mundo, en la Edad Media, así como, mas improbable todavía, aunque cualquier explicación puede ser cierta del pago en bizcochos que se le daba a los caldereros, que arreglaban los recipientes de cocina.

En todo caso es bastante fácil de hacer y de resultado muy agradable.

Ingredientes
                                                                   

2 cucharadas soperas de maizena
4 cucharadas soperas de harina
5 cucharadas soperas de azúcar
3 huevos
1 clara
1 cucharada de café de levadura Royal
un pellizco de sal
1 paño limpio
mantequilla para untar la chapa
papel para el horno
azúcar glas

Elaboración

Montar las cuatro claras a punto de nieve muy firme, con un poco de sal
                                                                       

Añadir las yemas, el azúcar y la harina, maizena y levadura, previamente mezcladas en un plato sopero, cucharada a cucharada.

Untar una bandeja de horno con mantequilla.

Colocar en el fondo el papel, también untada de mantequilla.

Poner la masa en el horno a 150ºC, 35 minutos.

Pinchar la masa con una aguja para comprobar que este cocida, la aguja tiene que salir limpia, perola masa que no llegue a dorarse.

Mojar un paño de cocina con agua templada. Retorcerlo muy bine para que quede húmedo, pero sin agua.

Extender en una mesa y volcar el bizcocho encima, quitar el papel pegado y extender el relleno encima con rapidez.

Enrollar el brazo de gitano ayudandose con el paño.

Despues de formarlo bien se pone en una bandeja, se cortan los bordes, y se espolvorea con azúcar glas.
                                                                       
                                                           
Para la crema pastelera
                                                         

1/ l de leche
3 yemas de huevo
5 cucharadas soperas de azúcar
1 1/ cucharadas de maizena
1/2 cucharada sopera de harina
un pellizco de vainilla o azúcar vainillado.

Cocer el 1/2 l de leche con 3 cucharadas de azúcar y la vainilla.

Mezclar las yemas de huevo, el resto del azúcar, la maizena, la harina y un poco de leche fría, hasta que no haya ningún grumo.

Cuando la leche empieza a cocer, verter poco a poco la mezcla anterior, sin dejar de mover con una cuchara de madera,
                                                               

Cocer suavemente unos cinco minutos.

Dejarla enfriar antes de utilizarla.
                                                                                                 

miércoles, 8 de octubre de 2014

4º día en Fuerteventura: Isla de Lobos.Villaverde.La Oliva


En el día cuarto de nuestra estancia en Fuerteventura atravesamos la isla casi de punta a punta, pues queríamos ir al N, a Corralejo, para llegar, desde allí, a la Isla de Lobos.

Es muy interesante atravesar la isla, que tiene buenas carreteras sin curvas, ni apenas subidas y bajadas, pues es una manera de ver su impactante geología, su antiguos volcanes, grandes a lo lejos y pequeños mas cerca y el Malpaís, conjunto de lavas, que ocupa la gran llanura central, producido en las últimas erupciones sucedidas en la isla, protegido y declarado Monumento Natural del Malpaís de la Arena.
                                                                                 

Este Malpaís es un espacio que ocupa mas de 3.250 ha, de gran singularidad y belleza, con sus lavas de negro intenso y otros diferentes colores, con sus volcanes  en los que se reconocen los conos, embudos de explosión, hornitos y tubos volcánicos en muy buen estado de conservación hasta nuestros días, pero amenazados actualmente por una excesiva extracción de picón.

Seguimos circulando por esa carretera que atraviesa la isla de norte a sur, observando numerosos núcleos turísticos, que por estar en el centro, creo que serán mas cómodas residencias, para el visitante que no quiere quedarse en la playa, solamente.

Por fin llegamos a Corralejo, donde no paramos, y tengo que decir con cierta pena, ya que vimos las maravillosas dunas del Parque Natural de la Dunas de Corralejo, solamente, desde el coche, pues no podíamos detenernos si queríamos coger el barco para la isla de Lobos.

En efecto pudimos coger, sin esperar demasiado, un barco que tenia el curioso nombre de la cantante cubana Celia Cruz, en el que llegamos al islote deseado.

El viaje en el barco es precioso pues se va viendo la costa, tanto de Fuerteventura
                                                             
                                                                             
 como, a lo lejos, el sur de la cercana isla Lanzarote
.

Después de un trayecto de veinte minutos, el barco llego a la Isla de Lobos.

Este, mas islote que isla, situado en el noroeste de la isla de Fuerteventura, está separado de la misma por el estrecho Canal de la Bocaina, de dos km de ancho y una profundidad de no mas de trece metros.

Su nombre se debe a las focas monje, que habitaban allí en el pasado, también llamadas fraile del Mediterraneo y lobo marino, eliminadas por los pescadores del islote, por su competencia como grandes consumidoras de los recursos marinos de la zona.

La isla entera está protegida y forma el Parque Natural de Islote de Lobos, desde 1.994; además de su riqueza geológica, posee gran diversidad de flora, con muchas plantas adaptadas a la alta salinidad del agua dulce, de fauna, con varias especies de aves acuáticas que anidan en sus acantilados y rocas, siendo, también, sus fondos marinos de gran riqueza ecológica.

La formación del islote se remonta al Pleistoceno, y está compuesto de campos de lava basáltica, cubierta, en algunas zonas, por arena orgánica.

Su punto mas alto, que se ve perfectamente desde Fuerteventura es la montaña La Caldera, de 127 m sobre el nivel del mar, apropiado nombre pues es un volcán derrumbado parcialmente.
                                                                             

Una buena descripción del islote de Lobos lo proporciono, en 1.903 el geólogo Eduardo Fernandez
 Pacheco, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que organizo una expedición a la isla de Lanzarote para estudiar el vulcanismo sobre el terreno, trasladandose a esta isla, desde Gran Canaria.

Al atravesar el canal de la Bocaina, que separa Fuerteventura de Lanzarote anoto:

"Entre ambas islas está el islote de Lobos, que aparece como una tierra baja, completamente cubierta de pequeños cerros, aislados unos de otros y de forma perfectamente cónica, destacándose de entre ellos una montaña mayor, unida en un extremo, en figura de cono truncado".

El paisaje de Lobos, es extraordinario; en su costa de trece km de contorno, hay playas, calitas, y piscinas naturales;
                                                                               
                                                               
 el interior lo componen arenales, burbujas de lava, conocidas como hornitos, malpaises, laderas de picón y antiguos ríos de lava.


En cuanto a los avatares de su historia, recientes investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por un equipo de la Universidad de La Laguna (Tenerife), han concluido que los romanos tuvieron un asentamiento estacional en este islote, para obtener el preciado tinte púrpura.

Volviendo a la actualidad, el islote fue adquirido en 1.963 por el empresario Rudy Meyer Asensio y vendida a los pocos años por haber sido incluida, por entonces, en el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, en el que se prohibió por completo la edificación (uf! menos mal), .

Los últimos habitantes de la isla, que vivieron en ella hasta 1.968,  fueron el farero Antonio Hernández, conocido como Antoñito el farero, y su familia. Desde entonces el faro ya no necesita farero, pues funciona automaticamente.

En Lobos nació la escritora española Josefina Pla (1.903-1.999), hija del farero de aquella época, que fue poetisa, dramaturga, pintora y periodista, desarrollando toda su producción en Paraguay, a donde marcho tras su boda con el artista paraguayo Andrés Campos, y donde ha tenido gran influencia en generaciones de intelectuales paraguayos y en el estudio de la cultura antigua de Paraguay.

Actualmente la Isla de Lobos, tiene como visitantes pescadores, turistas, submarinistas e incluso surfistas, deporte que, dicho sea de paso, está invadiendo las playas del mundo.

Después de bajar del barco en el pequeño muelle, próximo al Puertito, lo mas parecido a un núcleo habitado, aunque lo único que hay en él son unas cuantas barquitas y algunos chamizos utilizados ocasionalmente por los pescadores de Corralejo y donde se encuentra el único restaurante del islote,
                                                                   

nos dispusimos a recorrer la isla, siguiendo los senderos que la atraviesan, donde están señalados los puntos de interés, así como información sobre la flora y fauna que se puede observar.

Hicimos un recorrido circular muy interesante y precioso, caminado por esa naturaleza casi virgen. Como todo el espacio de la isla está protegido, y dada su gran fragilidad, no está permitido salirse de los senderos señalados.

Así fuimos viendo la costa, las pequeñas lagunas, donde llega el mar siguiendo las mareas, con sus extraordinarias plantas halófilas, las calas, las pequeñas colinas cónicas, como si atravesáramos un lugar encantado, es casi como andar por los escenarios de los cuentos de hadas.
                                                                       

Uno de los senderos llega hasta la base de la colina donde se encuentra el faro, hoy día restaurado como si fuera recién hecho. Hay que subir una larga cuesta pero vale la pena, tanto por ver el faro, como la magnifica vista del océano, de la  isla de Lanzarote y de la propia geografía de Lobos, que se divisan en una amplia circunferencia.
                                                                         

En una de las paredes del faro hay una placa commemorativa de Josefina Pla, la escritora nacida en el faro, y su mas ilustre nativa.
                                                                     

Fueron unas tres horas largas las que nos llevo recorrer el islote, para volver en otro de los barcos que hacen el recorrido a  Corralejo, hacia media tarde, Como habíamos desayunado muy bien no comimos nada, solo bebimos bastante agua, ya que aunque era el mes de noviembre el tiempo era cálido, y andando se pasa siempre calor,

A llegar a Corralejo dimos una vuelta por la parte del pueblo que sería el casco antiguo, del cual apenas queda mas que el recuerdo. Hoy día es una zona bien acondicionada de restaurantes, bares y terrazas, así como algunos comercios de los que se ven siempre en los lugares turísticos.

Corralejo no fue mas que una pequeña agrupación, con unas pocas casas de pescadores, hasta que en las últimas décadas del s. XX fueron descubiertos sus "encantos", las maravillosas dunas, las no menos maravillosas playas, el también maravilloso clima durante todo el año, y actualmente sus buenos equipamientos en hoteles, apartamentos y todo lo que el turismo necesita y aprecia, de manera que se ha convertido en el lugar con mas población del municipio de La Oliva, al que pertenece.
                                                                 

Y hacia La Oliva nos dirigimos para visitar la que fue una de las mas importantes poblaciones de la isla, en el s.XVIII.

En la recta que lleva a La Oliva, poco antes de llegar se encuentra Villaverde, población cercana, mas bien un barrio, de La Oliva.

No tuvimos mas remedio que parar para ver de cerca su linda ermita, tan de sabor canario, rodeada de un sencillo pero apropiado jardincillo, una joyita.

                                                           

En unos minutos estábamos en La Oliva.

                                                                         
Al municipio de La Oliva, en el norte de Fuerteventura, pertenecen las playas de Corralejo y El Cotillo, y la Isla de Lobos, que han contribuido a su actual prosperidad, con la afluencia del turismo, pero su parte mas interesante desde el punto de vista  histórico, está tierra adentro, en su núcleo urbano que comprende el casco antiguo.

Tras la conquista en 1.402 y el establecimiento de la capital en Betancuria, formo con esta, y con Pájara la primigenia espina dorsal de la isla.

Según un manuscrito anónimo La Oliva fue fundada en 1.500 por los hermanos Hernández, residentes en Betancuria, que construyeron dos casitas y un estanque para el riego, con la idea de pasar allí el tiempo de la cosecha de cereales, iniciativa que fue seguida por otros campesinos, que empezaron a construirse por allí sus pequeñas moradas.

De manera, que, al ir aumentando los pobladores, en 1.711 se crea la parroquia de La Oliva, para que sus habitantes puedan disponer de servicios religiosos.

Pero la mayor importancia de La Oliva llega cuando los Coroneles, institución militar, que procede del nombramiento de sargento mayor por la Capitanía General de Canarias, convertida posteriormente, en hereditaria,  trasladan su residencia allí desde Betancuria en 1.742, instalándose en la Casa de los Coroneles, y convirtiéndose en el mayor poder de la isla, cuyos Señores, la familia Arias de Saavedra, no residen en Fuerteventura desde hace siglos, sino en Tenerife.
                                                                               

Este ordenamiento se extiende desde el s. XVIII hasta la primera mitad de XIX, época en se ponen al cultivo grandes extensiones de terreno dedicadas a la producción de cereales para exportar, y que pertenecen a los Coroneles.

Coyunturas económicas, sociales y políticas, como nuevas poblaciones, como Puerto de Cabras, o bonanzas económicas como la de Antigua, con aumento demográfico en ellas, harán que los Coronelas y por lo tanto La Oliva pierdan poder, y lo gane en cambio la zona costera, con el citado Puerto de Cabras.

Tras la celebración de las Cortes de Cádiz en 1.811. se procede a la abolición del régimen señorial y la reforma de la Administración, con la creación de nuevos municipios conforme al número de habitantes, que se hará efectiva en Fuerteventura entre 1.833 y 1.835, momento en que La Oliva pasa a independizarse de Betancuria.

Los Coroneles pierden su poder político, pero no el económico que se mantiene, hasta el fallecimiento del último coronel, en 1.870, comenzando entonces una decadencia, que trae consigo una caída demográfica producida por la emigración, a otros lugares de la isla, del Archipiélago, pero sobre todo a Venezuela y Cuba.

A partir de la década de los 70 del s. XX el turismo se convierte en motor del desarrollo económico, siendo Pájara y La Oliva los municipios con mas plazas disponibles, predominando los apartamentos, sobre los hoteles.

Este desarrollo va acompañado de un gran aumento de habitantes, que son en este momento casi 23.000.

Para nuestra visita llegamos por los pelos antes de que se cerrara, a la Casa de los Coroneles, principal monumento de La Oliva, junto con la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, su parroquia matriz.

En esa última media hora del día, con la Casa abierta, y nosotros los únicos visitantes, pudimos recorrerla con tranquilidad.

Ya es impactante el exterior, ese majestuoso edificio con aspecto de fuerte o cuartel, que destaca en el paisaje por sus grandes  proporciones
                                                                           

Su construcción data de la segunda mitad del s. XVIII, cuando los Coroneles establecen su residencia en La Oliva.

La Casa de los Coroneles esta ubicada en una extensa planicie, conocida como la rosa del coronel, y es considerada una de las piezas arquitectónicas mas relevantes del patrimonio artístico de las Islas Canarias, declarada Monumento Histórico Artístico en 1.979 y Bien de Interés Cultural.

Además de su gran tamaño destacan en su estructura las dos torres gemelas almenadas, y sus ocho balcones de madera de la fachada y dos mas en los laterales, de estilo tradicional canario.

En el interior hay tres patios, el mas grande de los cuales articula toda la construccion.
                                                                                                                                                     

Una escalera con bonito arco de piedra sube a la primera planta, la residencia privada del Coronel y su familia, hoy día dedicada a los siete coroneles que fueron en total, con cuadros de los titulares y de sus familias, y otros recuerdos; fue impresionante verlo en ese silencio y recogimiento.

Un paseo por la terraza superior, desde donde se veía el entorno de la Casa, completo la visita.
                                                                     

Hoy día la Casa de los Coroneles pertenece a la Comunidad Autónoma de Canarias y ha sido restaurada en el año 2.005, estando dedicado a museo y otras actividades culturales.

Bastante cerca de la Casa de los Coroneles, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, obra del s. XVI, con fuerte sabor canario.

El exterior esta enjalbejado, mientras que la torre campanario, está fabricada con piedra llamada molinera, lo cual ofrece un llamativo contraste. También de cantería es la puerta principal.

                                                                   
En el interior de tres naves, con sus correspondientes capillas, destaca el Retablo Mayor, obra del mejor pintor barroco canario, Juan de Miranda Cejas (1.723-1.805).
                                                           

También destaca entre los cuadros, uno de ánimas, donado por el Coronel, don Melchor de Cabrera y su esposa doña Ana de Cabrera, presidido por un Arcángel  en el que se ven, metidos en el Purgatorio, curas, obispos y reyes.

A destacar, tambien, el púlpito y la pila bautismnal

La Iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1.993.

Anochecía ya cuando dejamos La Oliva, después de un día bien aprovechado.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Tallos de acelgas a la napolitana

                                                                     

Las acelgas son una verdura deliciosa, y su parte mejor, aunque, a veces, no la mas apreciada son los tallos o pencas.

Hoy os propongo una receta para estos ultimos, que nos gusta mucho en casa.

Ingredientes
                                                                               

1 1/ k de acelgas
3 cucharadas de aceite
50 g de queso rallado
1 vaso de vino blanco
1 cebolla mediana
2 zanahorias
1/2 k de tomates
2 dientes de ajo
Laurel
Tomillo
Perejil
Sal
Pimienta

Elaboración

Hacer una salsa española: poner en una sartén el aceite, y rehogar en el cuando este caliente la cebolla  y la zanahoria picadas.

Añadir el tomate pelado y troceado, el vino, laurel, perejil, tomillo y pimienta al gusto.

Cocer 1/2 hora a fuego lento.

                                                                       
Pasar la salsa por la batidora.

Entretanto preparar las acelgas.

Quitar las hojas verdes a las pencas. Estas hojas se pueden utilizar para una sopa o crema de acelgas.

Trocear las pencas y cocerlas en agua hirviendo con sal durante 20 minutos.
                                                                         

Escurrir bien las pencas de acelga cocidas hasta que suelten toda el agua.

Poner en una bandeja de horno una capa de acelgas, cubrir con salsa y espolvorear con el queso rallado, Repetir colocando otra capa de acelgas, de tomate y de queso.
                                                                                 

Introducir la bandeja en el horno precalentado, a 180ºC, hasta que la superficie se dore.