lunes, 29 de diciembre de 2014

Vinaroz

                                                               
Al día siguiente nos dispusimos a explorar un poco la región por nuestra cuenta. aprovechando el autobús interurbano Peñiscola-Vinaroz, que es la ultima población del norte de Catellón, antes del límite con Tarragona.

Se puede decir que es un paseito, en el que se van viendo el campo, algún pueblo por un lado y el mar y la costa por otro; muy entretenido.
                               
 En el campo abundan los cultivos de alcachofas, verdura que ha conseguido la denominación de origen de Benicarló, y que yo considero riquísima. Aun así en esta ocasión no tuve el placer de probarla, pues el buffet del hotel no se ocupa de esas exquisiteces.

Por la parte del mar se ve una costa recortada y baja, con playas, en gran parte artificiales, que se han ido arreglando, como la de Peñíscola, añadiéndole arena y acondicionándolas para el turismo de sol y playa.

Llegamos pues a Vinaroz, donde el amable conductor nos indicó la mejor parada para llegar al centro de la ciudad.

Digamos dos palabras sobre Vinaroz, antes de recorrerlo.

Vinaroz está en el extremo norte de la provincia de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo, y cuenta con mas de 28.000 habitantes.

La baña el Mar Mediterráneo y por ella pasan los ríos Cenia y Cervol, dos ríos cortos y de caudal escaso y rápido, frecuentes por el Levante.
                                                                                       

Durante los siglos de dominación musulmana fue una alquería, que dependía de Peñíscola,
siendo reconquistada para los cristianos por el rey Jaime I, en 1.233.

A finales del s. XIII paso a poder de la orden de los Templarios, como toda la región, que permanecieron en ella desde 1.294 hasta 1.311, en que el rey les quito todas sus posesiones, y que en el Bajo Maestrazgo pasaron a poder de la Orden de Montesa.

En 1.359 se separo de Peñíscola.

Su lealtad a la corona durante la Guerra de las Germanías, hizo que Carlos I le concediera el título de villa, en 1.540.

Durante los s.s. XVI y XVII, tuvo un gran desarrollo  con la construcción de las murallas, las atarazanas, que construían grandes barcos, y la floreciente agricultura, con el establecimiento de los gremios de labradores y tejedores.

También durante siglos sufrió los ataques de los piratas berberiscos y por eso, como en toda la costa levantina, se encuentran torres y atalayas de vigilancia que tenían la función de avisar a la población en caso de peligro, como la llamada Torre del moro, hoy día en ruinas.

En el s. XVIII su crecimiento económico continuo, con el auge de la construcción naval.

A pesar de haberse opuesto a la invasión napoleónica, con milicias locales, fue tomada por el ejercito francés, con su cortejo de destrucción y muerte, no siendo liberada hasta el final de la Guerra de la Independencia.

Aunque consiguió un gran auge en el s. XIX con el desarrollo de su puerto, la ruina de las vides por la plaga de la filoxera y el decaimiento de dicho puerto, produjeron un  importante descenso demográfico y una notable decadencia, que no se vio resuelta hasta el boom turístico, que se produjo en todo el Levante, a partir del último tercio, del s. XX.

Hoy día es una agradable villa, con cuidadas playas, un bonito paseo marítimo y, lo que queda de su patrimonio cultural, bien conservado.

Después de descender del bus nos dirigimos, en primer lugar, a visitar su mas importante joya arquitectónica, la Iglesia arciprestal de Nuestra Señora de la Asunción.

Esta iglesia-fortaleza se encuentra en la Plaza Parroquial, y tiene enfrente el Ayuntamiento de Vinaroz, ubicado en un edificio del s, XVII.

El templo se construyo entre los años 1.586 y 1.597, en estilo gótico renacentista, con  fachada barroca, a modo de retablo, que contrasta con su severo aspecto exterior; fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1.978.
                                                                                     

La esplendida fachada barroca fue levantada entre los años 1.689 y 1.710, realzada con mármoles de diferentes colores, que acentúan la impresión de retablo.
                                                                               

En su interior alberga diversos tesoros, que no pudimos contemplar pues, en los días de nuestra visita a la zona, se desarrollaba en muchas de sus iglesias una exposición de cuadros de artistas locales, que ocupaban casi toda la iglesia.

Otra bonita puerta, de estilo plateresco se halla en un lado de la iglesia.          


Haciendo esquina con la catedral se añadió en el s. XVII, la Capilla de la Comunión, de estilo barroco, que está unida por dentro a la iglesia.
                                                      

En esta misma plaza se encuentra el Ayuntamiento de Vinaroz, edificio del s. XVII, totalmente renovado para responder a su actual utilización,  y que lleva usándose como tal desde el s. XVIII.
                                                                       
                                                                   
Seguimos callejeando por el casco antiguo, hasta llegar a la Calle Mayor, donde se halla el edificio mas antiguo de Vinaroz, la Casa de la Villa que albergo su Ayuntamiento durante mucho tiempo.

Se trata de un edificio del s. XV, al que se accedía por una escalera exterior de piedra, que disponía de una pequeña sala donde se guardaban los documentos del Concejo y que también era utilizada como Sala de Justicia y, en ocasiones, como cárcel de algún personaje importante.

En la fachada hay una hornacina dedicada a Santo Domingo de Guzmán, y una ventana gótica geminada.
                                                                                                                                                    

En los bajos del edificio se celebraba el Mercado de la villa, en los s.s.XIV y XV.

Hasta hace poco era propiedad privada de la familia Beltrán, a la cual la ha adquirido la actual Corporación Municipal, este mismo año, en su proyecto de conservación del patrimonio de Vinaroz.

Seguimos hasta llegar a la Plaza de San Agustín, donde se encuentra el Mercado de Abastos, construido en 1.920, en terrenos que pertenecieron al Convento de Agustinos, realizado con elementos de fundición en un estilo modernista.
                                                                                
                                                                                     
El antiguo Convento de los Agustinos, fundado en 1.594, y desaparecido en 1.835, tras la ley de Desamortización de Mendizabal, fue derribado para construir el Mercado Municipal, conservándose solamente la iglesia, hoy Auditorio desde 1.982.

La iglesia de estilo barroco, tiene un fachada simétrica, con un cuerpo central flanqueado por dos torres cuadradas, un edificio sencillo y sin demasiado interés artístico.
                                                                            
                                                                        
Desde esta plaza pasamos al Paseo Marítimo,                     
                                                                                           

que discurre paralelo a la Playa del Fortín, arenal que va desde el muelle hasta la desembocadura del río Cervol, de mas de un km de largo, playa urbana y tranquila, de aguas transparentes.
                                                                                       

Acabamos aquí nuestro paseo; debíamos volver por el mismo transporte que a la venida, así que nos dirigimos a la parada del autobús, que llego enseguida.

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