miércoles, 15 de abril de 2015

Tres días en la isla de La Gomera. LLegada a la isla

                                                                               

El mes de abril del año pasado, seguimos con nuestro recorrido por las islas del archipiélago canario.

Después de visitar las islas que no conocíamos, ahora volvíamos a la Gomera, donde yo había estado varias veces desde mi juventud, ya que mis padres tenían unos amigos gomeros con casa en la capital de la isla, y también después de casada, con mi marido, pues mis padres vivieron en San Sebastián cinco años; los últimos cinco años de trabajo de mi padre antes de jubilarse, pues cansado de los nuevos tiempos en la Enseñanza Secundaria, prefirió un lugar mas tranquilo, como es esta pequeña isla, para acabar su vida activa, y nosotros los habíamos ido a ver varias veces y habíamos hecho alguna corta excursión por la isla. Otra de mis visitas fue cuatro años atrás cuando fui con mi hija, su familia y mis otras nietas, que pasaban el verano en Tenerife con nosotros, a pasar un  día en la isla.

Mi hija tiene una amiga, de sus tiempos de estudio en Madrid, D. que va con frecuencia a la Gomera y que nos hizo de guía, ese día.Tuvimos poca suerte, pues era el mes de agosto y hacia un no demasiado frecuente enorme calor, de 40ºC o mas, con el que hacer turismo es bastante pesado, y debido a esas temperaturas la calima cubría casi todo, y no se podía disfrutar de los esplendidos paisajes que hay en esta isla.

Así que quisimos volver a ella, para lo cual cogimos el ferry que va desde Los Cristianos, en el sur de Tenerife, donde pasábamos una temporada, y nos embarcamos los tres, C., el coche y yo.

El viaje es de una hora. El mar estaba en calma y la vista de la isla al llegar, de su capital San Sebastián de la Gomera, es magnifica, así que el viaje resulto placentero.

Un poco mas complicado fue encontrar el camino del Parador de Turismo, donde nos íbamos a alojar, pues hay atravesar un laberinto de calles, para luego subir un empinada cuesta llena de curvas.
                                                                         

Por fin lo conseguimos, y allí tomamos posesión de una habitación con vistas.
                                                                                 
                                                                               
 El Parador ocupa un lugar privilegiado por las esplendidas vistas sobre San Sebastian, el Teide, y el mar inmenso. Tiene un precioso y cuidado jardín, con plantas y algún pequeño edificio de madera que lo pone aun mas en relieve, todo con una arquitectura de estilo canario, muy afortunada.
                                                                                         
                                                                       
Nos quedamos a comer en el restaurante del Parador y después de un rato de descanso, dedicamos la tarde a conocer San Sebastián, la capital y la ciudad mas importante de la isla

Pero antes de sumergirnos en ella, sepamos un poco de la isla.

La Gomera, llamada también la isla redonda, por su forma, y la isla colombina, por el paso de Cristóbal Colón en su viaje de descubrimiento de América y también en los demás que hizo al Nuevo Mundo, es una de las islas occidentales del archipiélago canario, ya que pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, junto a La Palma, El Hierro y la misma Tenerife.

Su origen es volcánico, como el de las demás islas del archipiélago, siendo la de formación mas antigua, pues las ultimas erupciones se produjeron hace dos millones de años. La erosión del agua ha trazado numerosos barrancos, y, en la costa, impresionantes acantilados.

Posee una de las joyas naturales mas antiguas del planeta, como es la laurisilva, bosque subtropical de la era Terciaria, que ocupa la cima de su parte central, el Parque Natural de Garajonay, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1.981, formado por una gran variedad de arboles, arbustos y otras plantas, que conservan su follaje durante todo el año, entre los que hay fayas, brezos, laureles, helechos etc., y es la única de las islas que tiene un pequeño río.
                                                                             
                                                                               
En esta zona y a esa altura, se posa el llamado mar de nubes, que provoca la lluvia horizontal, la cual hace que se produzca una gran condensación de agua en las hojas de los arboles y una gran humectación en el suelo.
                                                                         

Su economía ha estado basada tradicionalmente en la agricultura, a pesar de que su superficie, tan montañosa, no es demasiado adecuada para los cultivos, ha sido posible gracias a la construcción de terrazas, y a la amplia red de canales de riego.

Actualmente el turismo es su principal fuente de riqueza con lugares atrayentes como Playa Santiago, Valle Gran Rey o la propia capital, en los que se organizan campeonatos de deportes, como p.e. el golf, el bridge, o excursiones de turistas, procedentes de los cruceros que hacen escala en Tenerife o Gran Canaria.
                                                           

Aunque hay diversas teorías sobre el nombre de la isla, la mas pausible es su procedencia del beréber, ya que existe un lugar en el norte de Marruecos, en la provincia de Xauen, de nombre casi idéntico: Gomara, así como otro español, de un islote, también al norte de Marruecos, llamado Peñón de Velez de la Gomera.

Los primitivos pobladores de la Gomera, que se encontraban, a la llegada de los europeos, en la etapa prehistórica del Neolítico, haciendo la salvedad de que en las islas no hay metales, no tenían ninguna relación con las demás islas del archipiélago, pues desconocían el arte de la navegación; cultivaban algunos cereales, cuidaban de sus rebaños, sobre todo de cabras, a lo que los ayudaban los perros, y pescaban y marisqueaban, para completar su dieta.

No se sabe a ciencia cierta cuando llegaron esos pobladores a las islas, pero se supone que fue entre 1.000 y 1.500 años antes de su conquista por los españoles, se cree que en varias oleadas; ni se sabe de donde, aunque recientes investigaciones han concluido, que tanto por el idioma, como por la anatomía, como por algunos rasgos culturales, que eran de origen beréber.

Aunque algunos viajeros, como el genovés Lancelloto y algunos monjes mallorquines habían visitado las Islas Canarias y se habían quedado largos años en un caso y habían empezado su labor evangelizadora de los otros, en el s. XIV, no fue hasta los primeros años del s. XV cuando empezó la conquista de las islas.

En un primer intento esta corrió a cargo de dos mercenarios normandos, los señores Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, que fueron encargados de tal misión por el rey Enrique III de Castilla, y que lograron establecerse en Lanzarote, a los que sucedieron algunos caballeros castellanos, como fue el caso para la Gomera, que fue conquistada por Hernán Peraza, al que el mismo rey había dado permiso para hacerlo.

Las islas pequeñas y menos pobladas, Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y la Gomera, fueron así incorporadas a la corona de Castilla en régimen señorial, en el que permanecieron hasta la abolición del mismo en 1.812, mientras que las tres mas grandes, La Palma, Gran Canaria y Tenerife fueron conquistadas en régimen de realengo, al haber sido mas difícil tal empresa.

La Gomera fue fácil de incorporar a la corona de Castilla, pues los habitantes, que eran pocos, no opusieron demasiada resistencia, aún así hubo diversos episodios guerreros entre conquistadores y conquistados, y también entre los propios españoles, hasta que la asimilación y evangelización, que acompañaba siempre la incorporación de nuevos territorios, completadas con el mestizaje, fue total.

Por citar algún personaje de los comienzos españoles de la Gomera, uno de los mas polémicos fue Hernán Peraza, señor de la Gomera desde 1.445, cuya familia permaneció varios siglos al frente de su gobierno, y su esposa Beatriz de Bobadilla, que tras el asesinato de su marido por un aborigen, tomo las riendas de la gobernación, consiguiendo no ser mas apreciada que el difunto Hernán Peraza, por la dureza en el trato a los que tenia bajo su mando.

En el año 1.492, Colon se detuvo varias semanas en la Gomera, para repostar y reparar sus navíos, haciendo que esta isla entrara en la historia, al ser la ultima tierra europea que piso, antes de llegar a América.

Beatriz de Bobadilla lo ayudo cuanto pudo y trabo con él una amistad, que venía, seguramente, de su posible encuentro en la corte de los Reyes Católicos, que quizás fue mas que amistad, extremo que no se ha podido aclarar, a pesar de los variados estudios que se ha hecho sobre este asunto.

Colón volvió a parar en la Gomera en sus dos siguientes viajes a América, en 1.493 y 1.498, siendo siempre bien atendido por doña Beatriz.

Durante el s. XVI la Gomera fue sometida a los ataques de los corsarios (piratas protegidos por sus reyes; de ahí viene la expresión "patente de corso") ingleses y holandeses, aunque el mayor ataque se produjo en 1.613, por piratas berberiscos que asolaron la isla.

La economía insular mantuvo cierta importancia que sostuvo una población estable, desde el s. XVI hasta el XIX, con la producción de la cochinilla, primero y la introducción de cultivos de regadío, como tomates y mas tarde plátanos.

Pero siendo como es tierra abrupta y agreste, que proporciona dificiles condiciones de vida, ha habido en todas las épocas emigración, antaño a América, sobre todo a Venezuela, y simultaneamente a las islas mayores.

Hoy día la isla cuenta con algo mas de 23.000 habitantes, de los cuales cerca de 9.000 viven en la capital, San Sebastián de la Gomera, llamada por sus habitantes también La Villa.

No se sabe a ciencia cierta la fecha de la fundación de San Sebastián, pero lo mas probable es que fuera hacia 1.440.

En este mismo año se estableció en ella Hernán Peraza "el Viejo", que hizo un pacto de convivencia con los aborígenes, para conseguir la paz, y construyo algunos de los mas antiguos y principales monumento de La Villa, como son la Torre de los Peraza, o Torre del Conde, la Iglesia de la Asunción y la Casa Señorial.

A la muerte de Hernán Peraza "el Viejo", le sucede su hijo Hernan Peraza "el Joven", que acaba con la colaboración con los indígenas, y sufre diversas revueltas por su tiránica manera de tratarlos, hasta que es asesinado en un emboscada organizada por los gomeros.

Queda entonces gobernando su viuda Beatriz de Bobadilla, que continua con la misma tiranía.

 En este escenario se produce, podemos decir, la parada técnica en la isla, para repostar agua y víveres, y descansar, de Cristóbal Colon, que ha emprendido su viaje a las Indias Occidentales, sin saber, aun, que se va a encontrar con América, como sucedió el 12 de octubre de 1.492.

No es Colón el único navegante que para en la Gomera para aprovisionarsé, un número no pequeño de futuros exploradores y conquistadores de América, pasan por la isla, como Alonso de Ojeda, Vasco de Gama, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Nuñez de Balboa etc., etc.

En 1.522 Guillén Peraza se convertirá en primer Conde de la Gomera.

Mientras, diversos corsarios (piratas protegidos por sus reyes), deseosos de apropiarse de la isla, son rechazados por los habitantes, como en 1.553 ocurrió con  el corsario francés Jean Le Clerk, "Pie de Palo".

Mas tarde en 1.571, el pirata francés Jacques Capdeville, en compañía de hugonotes, con cuatro naves francesas y una inglesa intentan desembarcar en la isla, pero al ser rechazados matan a varios residentes y provocan un incendio que destruirá casi completamente el pueblo.

En 1.599 el corsario holandés Pieter Van der Goes, intenta atacar la villa pero es repelido con ayuda de la artilleria desde la Torre del Conde.

Los ataques duran hasta el s. XVII, en que el corsario ingles Charle Widman, intenta en 1.743, de nuevo, apoderarse de la isla sin conseguirlo.

También diversos acontecimientos como epidemias, inundaciones y terremotos, crisis agrarias, así como la emigración a América, en el s. XIX,  impedirán que aumente la demografía.
continuara.

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