viernes, 15 de mayo de 2015

Ultimo día en la Gomera. Sur de la isla y regreso en el ferry

                                                                         
Para nuestro último día en la Gomera, que podíamos aprovechar pues el ferry salia hacia Tenerife a media tarde, amaneció nublado y mas frío, y la niebla casi no levanto en todo el tiempo.

Después de un opíparo desayuno, de esos que no se necesita comer al mediodía, nos dirigimos al sur la isla, para recorrer uno de sus lugares mas turísticos, Playa Santiago.

La carretera que lleva hasta allí no se diferencia de las demás de la isla en cuanto a curvas, subidas y bajadas, superando tajos, paredes basálticas, barrancos y demás accidentes montañosos, así que tardamos en recorrer los 37,5 km que separan Playa Santiago de San Sebastian, mas tiempo del que parecen decir esos km; ya sabemos que en la Gomera no hay que hacer caso al número de km, sino a las dificultades del terreno.

Playa de Santiago pertenece al municipio de Alajero, de que cuyo núcleo histórico, que está en la montaña, le separan unos 10 km., es el lugar mas turístico y mas poblado del sur de la Gomera, con importantes instalaciones hoteleras.

El origen de su desarrollo tiene ya un siglo de antigüedad, cuando en el pequeño pueblo de pescadores se instalan, en 1.917, la Sociedad noruega Nowga, que establece dos fabricas de conservas, que llevan a la construcción de viviendas para los trabajadores, y una década después, la firma agrícola Los Rodriguez López, con lo que la agricultura de regadío experimenta un notable auge, y se cultiva el plátano y el tomate, para su exportación. Este régimen económico dura hasta entre los años 50 y 60 del siglo pasado, para desaparecer casi por completo, cuando se produce una de las crisis periódicas y endémicas en la Gomera, como, por otro lado, también en el Archipiélago, que produce el abandono de los cultivos y el cierre de las fábricas de conservas.

En los últimos años la economía se va consolidando alrededor del turismo, y de los servicios, con la apertura de un gran complejo hotelero, como es el Hotel Jardín de Tecina, magnifica instalación, ubicado en el acantilado llamado Loma de Tecina, que tiene el Golf Tecina, único en la isla;
                                                                         

 y las mejoras en el puerto, tanto para la pesca, como para puerto deportivo.
                                                                   

La playa de la localidad es de las mas grandes y soleadas de la isla, pero no de es arena, ya que es necesario saberlo para ir provisto de sandalias de plástico, que no se pueden quitar para entrar en el agua, si no se quiere tener problemas con los pies. No hacia sol la mañana que pasamos allí, circunstancia mejor para pasear a todo lo largo de la playa, pues el sol en cualquier isla canaria es siempre intenso.
                                                                 

En el municipio de Alajeró, cerca de Playa Santiago, se encuentra el aeropuerto de la Gomera, antigua revindicación de los habitantes de la isla, que fue la última isla en tener conexión aérea, inaugurado en 1.999, pero, hay que decirlo, solo tiene actividad interinsular, pues, debido a las dificultades del terreno, en cuanto a, por otro lado su maravillosa geografía, dispone solo de una pista, demasiado corta para grandes aviones.
                                                     

Playa Santiago dispone de una linea de ferry, que desde allí va Valle Gran Rey, luego a San Sebastian de la Gomera y después hasta el puerto de Los Cristianos, en Tenerife.

Así que dimos un largo paseo por lo que podríamos llamar, un tanto exageradamente, paseo marítimo, encontrándonos en primer lugar la Ermita del Carmen, que empezó siendo una capillita dedicada a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, se fue agrandando con el tiempo y acabo, como se puede ver, casi como iglesia.
                                                               
       
Seguimos hasta el final del paseo donde está una parte de la instalación hotelera del Hotel Tecina, con alguna piscina y una agradable terraza llena de turistas europeos.

El Hotel Tecina fue construido en 1.987 y recibe mas de 300.000 visitantes al año, entre españoles y europeos. Cuenta con 70.000 m2, de los cuales 35.000 son de jardín, donde además de la palmera autóctona, hay especies vegetales de todo el planeta. Sus instalaciones son un referente turístico de las Islas Canarias, es un motor de creación de empleo y se encuentra integrado en la vida económica, social y cultural de la Gomera.

No subimos a la parte alta del hotel, nos conformamos con lo que se veía desde abajo, que ya era prometedor.

Llamaban la atención los campos de plataneras, que llegan casi hasta el mar, y que siguen presentes en Playa de Santiago.
                                                                   
                                                                                        
Continuamos nuestra excursión llegando hasta el casco histórico de Alajeró, donde se produce la sensación del tiempo detenido, como en otros lugares de las islas. Tanto el entorno, la geología, y la absoluta tranquilidad, creo que no vimos a ningún ser humano mas que nosotros dos, en el tiempo que permanecimos allí, llevan a esa percepción.

Alajeró es un municipio en forma de triángulo isosceles, con el vértice en las alturas, y la base en Playa de Santiago y otras playas del sur. Tanto los aborígenes, como después, los colonos preferían vivir lejos del mar, repleto de peligros, como piratas de toda calaña, tempestades marinas, o simplemente el peligroso océano, de manera que ocupaban las alturas.

                                              
A través de su historia ha ejercido de granero de otras localidades, e incluso hubo producto excedente que se destino a la exportación, de manera que la población fue aumentando, desde sus inicios en los primeros años del s. XVI, hasta poder segregar su iglesia del Salvador, su primer templo, de la parroquia de la Asunción de San Sebastian de la Gomera, ya avanzado el s. XVII.
                                                                         

La historia de Alajeró comienza con la conquista de la isla en los albores del s. XV, cuando, su escasa población aborigen, se integra y se mezcla con los nuevos colonos y pasa a ser un feudo de los Señores de la Gomera, hasta la abolición del régimen señorial en el primer cuarto del s. XIX.

Sus casas encaladas, de estilo canario, son encantadoras, pero sin duda su principal monumento es la Iglesia del Salvador, que se encuentra en una preciosa placita, adornada con los arboles autóctonos, y escasos hoy día, las sabinas.
                                                                       

Se ha dado el año de 1.550 como el de la construcción de la iglesia de El Salvador, aunque puede que sea aun mas antigua, pero todos los documentos referentes a su fundación han desaparecido en los avatares de la historia, de manera que las noticias antiguas que se tiene sobre ella, son, podemos decir, no directas sino laterales, pero en todo caso es uno de los templos mas antiguos de la isla.
                                                                           

Todas las iglesias de la isla están siempre abiertas, tanto para los feligreses y devotos como para los visitantes, a si que no tuvimos problemas para entrar en su interior, Como eran los días de la Semana Santa el altar estaba debidamente cubierto, como antes se hacia en todas las iglesias, para mostrar el dolor por la muerte de El Salvador.

Sin embargo  pudimos ver el Cristo Crucificado, sobresaliente talla del s. XVI, una de las mas antiguas de la isla.
                                                                       
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Un breve paseo por el centro del pueblo, que nos encanto, acabo nuestra visita a Alajeró
                                                                       

Desde allí bajamos primero por la casi planicie en que esta Alajeró, para seguir luego por curvas y cuestas, hasta llegar a San Sebastian de la Gomera.
                                                                             

Nos quedaba aun algo de tiempo, hasta la salida del ferry, que aprovechamos paseando de nuevo por el paseo marítimo, y luego por el muelle.

Habíamos disfrutado mucho de la isla, y de muchas, aunque no todas sus ofertas en paisaje, clima y naturaleza.

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