domingo, 15 de mayo de 2016

Zamora, 2º día

                                                                               
Después de desayunar continuamos nuestro conocimiento de Zamora, que nos iba a llevar todo el día, saliendo del Parador hacia la derecha, en dirección a la Plaza Mayor.

El primer edificio a destacar es el Teatro Principal Ramos Carrión, que ocupa el antiguo solar llamado Patio del Hospicio, dependencia del Palacio de los condes de Alba y Aliste, como el Parador.

Fue inaugurado como teatro en 1.916, obra del arquitecto Francisco Ferriol (1.871-1.946),  para caer, al poco tiempo, en un largo periodo de decadencia, que acabo en abandono, hasta que en 1.996 se procedió a su restauración, acompañada con la construcción de otro edificio moderno, detrás del primitivo y que por suerte apenas se ve.

 Las obras duraron mas de quince años, pero finalmente se inauguraron en 2.011, con el nombre del dramaturgo y humorista zamorano Ramos Carrión (1.848.1.915) que nació en una casa ubicada enfrente del teatro.
                                                                     

Por la calle que tiene el mismo nombre que el teatro, llegamos enseguida a la Plaza Mayor.
                                                                     
                                                                        
La Plaza Mayor de Zamora ha ostentado diferentes nombres a lo largo de la historia, y tiene también orígenes diversos.

En la Edad Media había espacios abiertos cerca de las puertas principales de la muralla, donde se celebraban ferias y mercados. La primera construcción que se hizo, en lo que llegaría a ser la plaza mayor, fue la iglesia de San Juan Bautista, mas conocida por los zamoranos como iglesia de San Juan de Puerta Nueva, del nombre de la puerta mas oriental del primer recinto amurallado, y hoy día situada a un lado de la plaza.

                                                               
La iglesia edificada entre los s.s. XII y XIII ha sufrido numerosas reparaciones, transformaciones y pérdidas a lo largo de los siglos. El mayor peligro corrido por este magnifico monumento, y que casi significa su desaparición, fue cuando, en el s. XIX, el Ayuntamiento proyecto el ensanche y la alineación de la Plaza Mayor, que incluía la demolición de la iglesia, que no se llevo a cabo gracias a la enérgica oposición del obispo de la diócesis. Sin embargo no se pudo impedir el derribo del claustro unos años después.

Encima de la portada de la fachada principal, la que conserva el primitivo estilo románico en el que se la edifico, se encuentra el rosetón, que ha pasado a ser un símbolo de la ciudad.
                                                                       
                                                                         

Gracias a la ultima restauración ha quedado liberada de las construcciones y otros postizos, que impedían contemplarla completamente.
                                                                 

Cuando pasamos por ella se estaba celebrando la Eucaristía, así que solo pudimos dar un fugaz vistazo al interior; formado por tres naves de distinta altura, que acaban en tres ábsides con sus correspondientes capillas, donde destaca el retablo de la capilla mayor, del s. XVI, dedicado a San Juan Bautista, titular de la iglesia; 
                                                                              

 encima de la capilla mayor se encuentra la torre, que formo parte de la muralla. Esta torre sufrió diversos percances durante los siglos de su existencia, incluyendo un derrumbamiento en el s. XIV, pero hoy luce esplendida coronada por el Peromato, veleta histórica, que fue retirada durante un tiempo, pero cuya reproducción, la original esta en el Museo de Zamora, culmina ahora la torre.

Durante el reinado de los Reyes Católicos se promulgaron las Leyes de Toledo, que obligaban a cada ciudad castellana a tener un edificio consistorial, por lo cual fue construido el Ayuntamiento Viejo, que, sin embargo no es el primitivo edificio del s. XV,  destruido por un devastador incendio, de tal manera que fue edificado el actual en el s. XVI, en estilo plateresco. El Ayuntamiento Viejo, hoy día alberga las dependencias de la Policía Municipal.
                                                                           

De la esquina izquierda del Ayuntamiento Viejo sale la calle Balborraz, una de las mas antiguas de Zamora. Existió una puerta de la muralla del mismo nombre.
                                                                           

La calle, una bajada en cuesta pronunciada, desde la Plaza Mayor hasta el río Duero, de recorrido quebrado y anchura variable, fue, desde el s. X, calle de artesanos, caldereros, herreros, lateros, y otros y donde se celebraban algunas de las ferias mas importantes de la ciudad, como la anual de San Pedro.

La mayoría de las casas actuales son de finales del s. XIX y  principios del XX. La rehabilitación emprendida de la calle a mediados de los 90, fue premiada por Europa Nostra en 1.997

En el lado opuesto de la Plaza Mayor se encuentra el actual Ayuntamiento, edificio conocido también con el nombre de Casa de las Panaderas, debido a una curiosa historia: en la esquina de la plaza había unas casas muy viejas que fueron derribadas, a finales del s. XIX,  para construir un edificio de dos alturas destinado a alquiler, que tuviera amplios soportales, donde vender pan y cacharros de cocina, de donde le viene el nombre.

No fue hasta 1.930 cuando se planteo su uso como Consistorio, para lo cual hubo que hacerle una profunda rehabilitación y adaptación, de manera que solo se inauguro en 1.950.

Tiene una fachada neoclásica, de piedra y ladrillo, con un gran arco central, sobre el que se erige una torrecilla con campanario, el escudo de la ciudad  y un reloj.

La fachada es simétrica, con varios balcones y galería porticada.
                                                                                 
                                                                               
Mientras, habíamos visto un trenecito que recorría Zamora desde la plaza mayor hasta el castillo, pasando por la rivera del río, de unos  tres cuartos de hora de trayecto, y nos pareció una buena idea cogerlo, ya que era un largo trecho, así que tras consultar los horarios vimos que faltaba un buen rato para el siguiente turno. Aprovechamos ese rato para visitar la cercana iglesia de San Andrés.                                                                                                                                                
           
Al poco llegamos a la plaza del Seminario donde se encuentra esta iglesia de San Andrés, antigua iglesia románica construida en el s. XII, reedificada entre 1.550 y 1.570 según las instrucciones del testamento de Antonio de Sotelo Cisneros, uno de los capitanes de Hernán Cortés, que la fundo para sepultura de su familia, a la que fueron añadidos elementos renacentistas.

De su construcción primitiva se conserva la torre, desmochada y parte del muro septentrional.
                                                                               

Es un templo de grandes dimensiones con una sola nave, que tiene la particularidad de acabar, en su cabecera, con dos capillas gemelas que se comunican entre si, y que en su origen era una para los feligreses y otra reservada a la familia Sotelo.
                                                                     

En el interior destaca el sepulcro de alabastro  de Antonio de Sotelo, con la figura orante del mismo,
                                                                           

 y el retablo de Nuestra Señora del Pilar, de 1.585, que separa las dos capillas
                                                                       
                                                                       
Junto al templo se edifico en 1.722 el Seminario Conciliar Diocesano, obra de los jesuitas.
                                                                                   

Entre 1.991 y 1.995 se hizo una restauración integral del templo, tanto exterior como interior.

Volvimos a la Plaza Mayor para coger el trenecito turístico, que recorre un itinerario panorámico del centro de la ciudad.

El trenecito tiene cuatro paradas que recorren varias calles de la ciudad y varios monumentos, de los que hablare en otro momento, hasta llegar al río, a la altura del Puente de Piedra, uno de los cinco puentes que atraviesan el Duero, donde se produce la primera parada para contemplar el esplendido paisaje,

El Puente de Piedra es el mas antiguo de Zamora, llamado Puente Nuevo durante la Edad Media, construido, seguramente, sobre otro romano que existió en ese lugar, y único paso del río durante siglos, por el que transitaban personas, mercancías y rebaños trashumantes.

Fue acabado de construir a finales del s. XII, y reformado posteriormente en varias ocasiones.

El puente es parte de la calzada romana Iter ab Emerita Asturica del Itinerario Antonino, documento del s. III, que recopila las rutas del Imperio Romano.

Forma parte de la ruta jacobea de la plata.

Las frecuentes crecidas durante los siglos de su existencia han dañado algunos de sus arcos. Sufrió, también, durante la invasión napoleónica, como todas las instalaciones y en general todo el patrimonio de España, durante esa durísima época.

Ahora su uso es peatonal y luce magnifico.
                                                                     

Desde el puente y durante el recorrido por la ribera del río, se ven las aceñas de Olivares, tipo de molino, situados en el cauce del río Duero, que toman su nombre del antiguo Arrabal de Olivares, cuya primera referencia escrita es del año 986 y cuyo apogeo llego en el s. XIII. Las aceñas eran de propiedad privada, muchas veces de comunidades religiosas, en el caso de las aceñas de Olivares su propietario era el Cabildo catedralicio
                                                             

Además de las aceñas, siguiendo el recorrido del trenecito, ya se veían las murallas y la catedral, desde el punto de vista mas favorecido que tiene este templo.

En efecto desde la ribera del Duero se puede contemplar la catedral situada sobre el extremo del promontorio que ocupa la ciudad histórica, como si se tratase de una fortaleza. La maciza torre se levanta contrastando con la linea, mas fina, del conjunto,
                                                                           
     
en la que destaca el precioso cimborrio, de estilo bizantino, que cubre el crucero de la nave central
                                                                     

Nos bajamos al final de trayecto del trenecito en la Plaza de la Catedral; como ya la habíamos visitado la tarde anterior, dimos una vuelta por la plaza y un parque que tiene enfrente, el Parque del Castillo, parque grande y ajardinado con restos de las murallas y una fuente monumental. Llama la atención un arco de estilo plateresco que formaba parte del convento de San Jerónimo, hoy día desaparecido, así como varias columnas que pertenecieron a la catedral,
                                                                             

Enfrente del parque y formando parte de él, se encuentra la iglesia de san Isidoro, otra joya románica de la ciudad.
                                                                                         
                                                                                                                                                                   
La fundación de esta iglesia es atribuida a doña Sancha Raimundez, pues fue ella la que promovió el traslado del cuerpo de San Isidoro, desde Sevilla a León.

El templo se ubica dentro del primer recinto amurallado de la ciudad, en uno sus principales ejes, muy próxima a la Catedral y al Portillo de la Traición, en una de las mayores alturas de Zamora.

La iglesia de San Isidoro conserva muchos elementos románicos arcaicos, cuyo interior se ha conservado casi intacto. Todo esto la hace una de las mas interesantes iglesias de la ciudad.

El citado Portillo de la Traición, cuyo nombre se ha cambiado recientemente por el de Portillo de la Lealtad (?), es una puerta alta y estrecha de una parte bastante irregular de la muralla.

Su importancia es mas histórica que arquitectónica, ya que que está citada en el romance "El cerco de Zamora", que narra como atravesó por esta puerta el noble leones del siglo XI Vellido Dolfos, perseguido por el Cid, por haber asesinado al rey Sancho II de Castilla, que asediaba la ciudad, en ese momento del reino de León.

                                                                 
Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la existencia de estos hechos, en el romancero
así está descrito.                                                                  


                               "Rey don Sancho, rey don Sancho, no digas que no te aviso,

que dentro de Zamora un alevoso ha salido;

llamase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,

cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco.

Gritos dan en el real: -¡A don Sancho han malherido!

Muerto le ha Vellido Dolfos, ¡gran traición ha cometido!

Desque le tuviera muerto, metiose por un postigo,

por las calles de Zamora va dando voces y gritos:

-Tiempo era doña Urraca, de cumplir lo prometido"

Continuamos después hacia el castillo, que recorrimos enteramente. Esta fortaleza fue el complemento de la defensa de la ciudad. que tiene en el río Duero su mayor protector.
                                                                 

Asentado en la cota mas alta del cerro, sobre una plataforma irregular rocosa, reune inmejorables condiciones defensivas. Tiene forma romboidal, destacando sobre ella sus tres torres. dos pentagonales y una heptagonal.

En el conjunto del castillo destacan el foso, que lo rodea y la torre del homenaje
                                                                           .
Fue mandado a construir por Alfonso II, el Casto, rey de Asturias, según las crónicas, aunque los historiadores piensan hoy día que seria mas probablemente Fernando I de León el que lo mandara levantar en el s. XI.

La fortaleza formaba parte del primer recinto amurallado y se accede al interior por un puente levadizo, que acaba en una puerta de estilo gótico, con arco apuntado.

Fue restaurado por Felipe V en el s. XVIII y adaptado a la artillería de la época.

La invasión napoleónica de principios del s. XIX  ocupo Zamora durante tres años, produciendo los conocidos desastres, como en resto de España, de destrucción del patrimonio artístico y monumental, y otras muchas fechorias, hasta que los franceses fueron expulsados en 1.812.

Una vez perdido su carácter militar el recinto ha servido a diferentes usos como cárcel y diferentes escuelas.

La última restauración data de 2.009, en la que se han reforzado las estructuras del edificio y se ha facilitado el recorrido por el interior.

Habíamos acabado la visita a Zamora, como se puede ver, digna de visitar por su importancia histórica y cultural, entre las que el hecho de ser la capital europea con mas iglesias románicas no es la menor .                             

domingo, 8 de mayo de 2016

Menestra de verduras




La menestra de verduras es un plato delicioso y muy saludable, que, aunque se pude comer tanto en invierno como en verano, es ahora, en primavera, cuando mas verduras fresca se pueden encontrar. Admite diferentes composiciones, al gusto de los comensales y es muy sencillo de preparar, como puede verse por la receta que os propongo 


Ingredientes

                                                                           
                                                                                   
500 g de guisantes desgranados 
250 g de alcachofas congeladas
500 g de judías verdes
250 g de zanahorias
100 g de jamón en taquitos
500 g de patatas
2 cucharadas de harina
100 g de cebolla
5 cucharadas de aceite de oliva

Elaboración

Poner 1 l de agua a hervir en una cacerola.
Cuando hierva echar los guisantes, las zanahorias raspadas y cortadas en cuadritos, las judías verdes cortadas en trozos de 3 cm.,  las patatas cortadas en cortadas en cuadritos y las alcachofas congeladas.
                                                 

Llevar a ebullición y dejar cocer 30 minutos. Escurrir las verduras y reservar un vaso de vino del agua de cocerlas.
                                                     
                                                               
Poner el aceite a calentar en una sartén y añadir la cebolla finamente picada, cuando empiece a dorar agregar el jamón y la harina, rehogar 2 minutos
                                                                   


 y verter el contenido de la sartén encima de las verduras, a las que se añade el agua de cocerlas reservada.
                                                                             
Se sazona con sal y pimienta y se deja cocer todo suavemente durante otros 5 minutos.
                                                                     

domingo, 1 de mayo de 2016

Zamora, llegada y primera visita a la ciudad

                                                                   

Después de comer en Tábara, seguimos viaje hasta Zamora, que está a algo mas de 46 km, unos 40 minutos en coche.

Íbamos a alojarnos en el Parador de Zamora, que, al contrario de algunos hoteles de la cadena, está en el propio centro de la ciudad, magnifico emplazamiento para conocer muchos, aunque no todos los monumentos de Zamora.

Nos fue dada una estupenda habitación con vistas sobre una de las muchas iglesias románicas de la ciudad, y de las mas antiguas, la iglesia de san Cipriano, del s. XI, de la cual hablare mas tarde.

Por ahora sepamos algo de Zamora.

Zamora situada entre el centro y noroeste de la Península Ibérica, esta cerca de la frontera con Portugal, a 662 msnm, y tiene cerca de 64.000 habitantes.

El casco antiguo de la ciudad, calificada de conjunto histórico-artístico desde 1.973, tiene una disposición alargada, y se alza sobre una amplia meseta rocosa, la "peña tajada", citada en  el Romancero Viejo, (recopilación de los romances anónimos compuestos entre los s.s. XIV al XVI), de 23 m de altura, emplazada en el borde del río Duero, que le servía históricamente de protección.

Su primer emplazamiento es de la Edad del Bronce; fue ocupada por el pueblo celta de los vacceos en la Edad del Hierro, que la llamaron "Ocalam".

La ocupación continuo durante el Imperio romano, del cual se han identificado varias villas, de las que jalonaban la Ruta de la Plata.

La primera referencia escrita aparece en 569, como ciudad perteneciente al reino de los suevos, pueblo germánico que se asentó en la zona antes de los visigodos, en el que se la cita con el nombre de "Senimure".

Durante el reino visigodo, llegó  la invasión musulmana de 711; su nombre cambio otra vez siendo llamada "Azemur" (olivo silvestre) y también "Semurat" (ciudad de las turquesas), aunque su denominación de hoy día procede, seguramente, del nombre que le dieron los romanos, "Ocellum Duri"(Ojos del Duero), del que por un acrónimo (ce-m-uri) pasaría a ser el nombre actualo.

Sin embargo no fue hasta su reconquista, en torno al año 754, por Alfonso I de Asturias y su posterior reconstrucción y repoblamiento por Fernando I de León, (1.010-1.065), cuando paso a ser llamada definitivamente Zamora.

Los siglos entre el X y el XIII fueron importantes para Zamora en el contexto hispánico, pues tras la victoria en la  batalla de Simancas (939) entre Ramiro II de León y Abderraman III,  los cristianos recuperaron el control de los valles del Duero y del Tormes, convirtiéndose Zamora en la principal plaza fuerte de defensa de la frontera.

Tras mas batallas y destrucciones, cayó sobre la zona el azote del caudillo musulmán Almanzor, que destruyo todo lo que encontró a su paso, en su proyecto de llegar hasta Santiago de Compostela.

Como hemos visto, Fernando I de León el Magno, la reconstruyo, la repobló con montañeses y la amurallo, llamándola la "bien cercada".
                                                                               
                                                                       
Uno de los hitos históricos en Zamora, que figura también en el Romancero, fue el asesinato de Sancho II, por el traidor Vellido Dolfos, cuando el rey intentaba recuperar la ciudad, en manos de su hermana. La desaparición de Sancho que favorecía a su hermano Alfonso VI, con el cual también estaba en guerra, hizo, según nos relata el cantar de gesta del "Mío Cid", que uno de los nobles, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, le hiciera jurar que no había participado en la muerte de su hermano, en lo que es conocido como el juramento de Santa Gadea, Burgos, que el rey no le perdono y que significo el destierro del Cid al Levante, donde siguió la lucha contra los moros.

Otro acontecimiento en la historia de Zamora fue el encuentro entre Alfonso VII de León y Castilla y Afonso Henriquez, rey de Portugal, el 5 de octubre de 1.143, en que fue reconocida, en el Tratado de Zamora, la independencia de Portugal.

En 1.208 el rey Alfonso IX de León le dio un fuero, con una delimitación territorial muy parecida a la actual.

Después de su apogeo en el s. XII y conforme la frontera se desplazaba hacia el sur, por el avance de la reconquista de la península por los reyes cristianos, Zamora fue perdiendo importancia estratégica y económica.

Tras el descubrimiento de América, en 1.492, y debido a la pobreza en la que había caído la región y la ciudad, muchos de sus habitantes emigraron a América, donde, principalmente en América del Sur, fundaron muchas ciudades con su mismo nombre.

En el s. XVIII Zamora experimento una fuerte recuperación, impulsada por la corona, que se vio interrumpida abruptamente por la invasión napoleónica, y la posterior ocupación por el ejercito francés desde 1.808 hasta 1.812, con su cortejo de muerte, expolio y destrucción, acompañado de graves perdidas del patrimonio artístico de la ciudad.

Los años que siguieron a la liberación fueron de decadencia y aislamiento, agravada por la Desamortización de los bienes de la iglesia, de 1.835, que tuvo repercusiones negativas en la economía, urbanismo y patrimonio artístico.

Desde mediados del s, XIX, Zamora experimento un resurgir económico, que aumento en el s. XX, con la llegada del ferrocarril en 1.864, un cierto nivel de industrialización, el desarrollo de la agricultura, la expansión del comercio, la construcción de nuevas carreteras, y mas recientemente el incremento del turismo, principalmente cultural, sobre el que debería hacerse mas difusión pues es uno de los lugares mas interesantes, en cuanto a la conservación del románico, de toda Castilla, yo diría mas, de toda España, muestra de su importante pasado medieval.
                                                                 

Pues una vez llegados a Zamora, salimos para dar un primer paseo por la ciudad.

Enfrente del Parador hay una plaza de clásicas proporciones, la Plaza de Viriato, llamada históricamente Plaza de la Hierba, por la compra-venta que se hacia en la misma y que después de otros nombres, llego a llamarse como la estatua del pastor lusitano que lucho contra Roma, y que tras  ocupar el espacio central ha sido desplazada a un lado.
                                                                     
                                                                   
El edificio del Parador Condes de Alba y Aliste, ocupa el palacio del s. XV, mandado a construir por Enrique Enriquez de Mendoza, I conde de Alba de Liste, que ha sufrido numerosas reformas durante su larga historia, aunque conserva la fachada original.


y fue dedicado a su actual función hotelera en 1.966.

Su interior tiene un bello patio renacentista, galería acristalada y medallones decorativos
                                                                   
  

Completan la plaza, que constituye el centro de la ciudad, la Diputación Provincial, que ocupa el edificio que fue el Hospital de la Encarnación u Hospital de Hombres, del s. XVII y las nuevas dependencias, ya se sabe que la burocracia tiende a expandirse, de la misma Diputación,  en un edificio moderno, llamado Edificio de Las Arcadas, que desentona un tanto de los otros

                                                                         
Seguimos calle adelante hacia la izquierda del Parador, por la calle  Rúa de los Francos, en la cual se encuentra la importante iglesia de Santa María Magdalena y, justo enfrente, el convento de clarisas, El Tránsito, en las cuales no nos detuvimos, dejándolas para el día siguiente.

Llegamos a una placita, donde se ubica otro templo, hay que decir que el casco antiguo de Zamora está repleto de iglesias, en este caso la Iglesia  Arcipestral de San Pedro y San Ildefonso, declarada Monumento Nacional en 1.974, en la cual, al encontrarla abierta, nos detuvimos.
                                                                     

La iglesia se empezó a construir en el s. XI, por orden de Fernando I de León, sobre otra iglesia, Santa Leocadia, probablemente visigótica.

Sufrió diversas reformas y ampliaciones en los s.s. XII y XIII, en el mismo estilo rómanico en que se había edificado en su origen, pero la siguiente reforma del s. XV dejo pocas trazas románicas y modifico sustancialmente el templo.

Las reformas continuaron en los s.s. XVII y XVIII, cuando el arquitecto Joaquín de Churriguera (1.674-1.724) reformo la torre y  construyo la portada occidental, mientras que la del norte, que da a la plaza de San Ildefonso, es neoclásica.

El interior de la iglesia originalmente con tres naves, fue remodelado en el s. XV que lo dejo con una sola nave, con bóveda de crucería.

Entre los s.s. IX y X, durante la repoblación emprendida por Alfonso III de Asturias, se supone que los mozárabes toledanos, llevaron hasta Zamora los restos de San Ildefonso de Toledo, (607-667), uno de los Padres de la Iglesia, que serían depositados en la antigua iglesia de Santa Leocadia.

El derribo de esta iglesia hizo que se olvidaran los restos de san Ildefonso, que solo reaparecieron en el s. XIII durante unas obras de ampliación de la que entonces era la iglesia de San Pedro, lo que hizo extender la advocación a los dos santos. Desde 1.493 descansan en lo alto de la capilla mayor; al lado de la urna de San Ildefonso, se encuentra otra con los restos de San Atilano, obispo de Zamora y patrón de la ciudad; debido a las urnas la capilla mayor tiene un curioso e insólito aspecto.
                                                                                                                     


En el ábside lateral derecho destacan los sepulcros del s. XVI de  Pedro de Ayala (1.332-1.407), canciller mayor de Castilla, en postura yacente y de Juan de Ayala de Mella, como orante
                                                           

En la iglesia hay un pequeño museo con objetos sacros. aunque lo mas interesante son los restos de pintura de los muros, un bajo relieve, de su época medieval y otra pintura renacentista.
                                                                         

Muchos cambios, reformas y estilos arquitectónicos diferentes, se reúnen en esta iglesia, como sucede con los grandes monumentos cuyo comienzo data de la Edad Media.

Muy cerca de esta iglesia se encuentra la Plaza de Fray Diego de Deza. adornada con un sencillo pedestal sobre el que alza el busto del fraile, en bronce, colocado en la plaza en 1.944.

Fray Diego de Deza (1.443-1.523), monje dominico, fue un importante personaje de su época, Fue obispo de Zamora y de otras cuatro diócesis; gran defensor de las ideas de Cristóbal Colón delante de los Reyes Católicos, y tutor del malogrado heredero de los reyes, el príncipe Juan.

En la misma plaza está el Convento de las Marinas, monjas clarisas, fundado en 1.482.
                                                                     

Desde allí llegamos a la ribera del río; un río tan grande como el Duero es siempre un espectáculo.

Cerca de la catedral se ve a lo lejos el Puente de Piedra, uno de los cinco puentes que unen ambas orillas en Zamora


Para acabar nuestro paseo llegamos a la Catedral, impresionante conjunto, la mas antigua y la mas pequeña de las de las once de Castilla-León. Declarada Monumento Nacional en 1.889, se inscribe en el denominado románico del Duero.
                                                                                   



Sin embargo al llegar delante de la fachada principal, lo que se ve es la portada de 1.591 como una especie de telón que oculta la fachada románica y la cabecera gótica; diseñada por Juan Ribera de Rada, es de traza sobria con influencias herrerianas.
                                                                                   

La puerta de acceso

En el centro del tímpano está representado el Salvador, al cual está dedicada la catedral.

                                                                         
Se supone que la catedral está levantada sobre un templo anterior, junto al castillo, patrocinada por Alfonso VII de León y su hermana Sancha Ramírez. Tradicionalmente se ha admitido que se construyo  de un tirón en tan solo 23 años, entre 1.151 y 1.174, por lo cual tiene una unidad de estilo poco frecuente y una extremada austeridad decorativa, con marcada influencia de la Orden Cisterciense.

Se cree que la magnifica torre románica, de 45 m de altura, bien visible, sobre todo desde el río, tenia también carácter defensivo.
                                                                     

El interior tiene planta de tres naves, y un crucero poco marcado.

Cuatro han sido los retablos mayores que ha tenido, que sufrieron diversos expolios, robos y ventas por parte de la propia catedral. El actual de bronce dorado y mármol fue diseñado en estilo neoclásico por Ventura Rodríguez, se realizo entre 1.775 y 1.785 y fue ejecutado por Juan Bautista Tammi y Andrés Verda, con maármol, jaspe y bronce; el relieve central que representa la Transfiguración, es obra de Jeronimo Prebosti.

                                            

                                                                                

Otro destacable y precioso retablo de la capilla mayor es el de Nuestra Señora de la Majestad de finales del s. XVI


Las rejas que cierran la capilla mayor y el coro forman uno de las mas extraordinarios conjuntos de la rejería castellana del primer renacimiento, atribuidas al taller de fray Francisco de Salamanca, relizado alrededor del 1.500 
                                                                                       

Otras muchas capillas retablos, pinturas, ademas de su propio museo alberga la catedral de Zamora, pero sería largo de contar, asi que solo dejo esta muestra para el que quiera ampliar la visita, yendo a la propia Zamora, que es de verdad digana de dedicarle unos días.

Nosotros después de un gran rato pasado en la catedral, volvimos hasta nuestra base, el Parador despues de un día bien aprovechado