jueves, 1 de diciembre de 2016

Por la provincia de Toledo: Ocaña, La Guardia, Tembleque

                                             

Hoy dedicamos el día a visitar algunos pueblos de la provincia de Toledo, de mucho interés.

Nuestro primo A. nos recogió a la salida de una estación de metro cercana a su casa, y en su cómodo Jaguar enfilamos hacia Ocaña, por al autovia del Sur o de  Andalucia, por la que se tarda 50 minutos en recorrer los 65 km que la separan de Madrid

Empezamos nuestro recorrido por Ocaña.

Ocaña, municipio de cerca de 11.000 habitantes está situado en la comarca de la Mesa de Ocaña; en el N de la comarca nacen los arroyos de la Vega y del Hollo del Moro, mientras que por el oeste se encuentra el Barranco de Ocañuela, afluente del arroyo Corralejo.

Existen diversas teorías sobre el topónimo, que podría venir de los olcades, tribu celtiberica que poblaba la zona, hasta un posible origen ligur, pueblo que ocupaba el sur de Francia y norte de Italia, como cita el filólogo e historiador Menendez Pidal

Ocaña es hoy día un bello conjunto monumental cuyos orígenes se hallan en el Paleoliolítico Medio-Superior, según los yacimientos arquelógicos hallados en la zona.

Tras los romanos, visigodos y musulmanes que ocuparon la zona, su historia comienza cuando el rey musulmán de la taifa de Sevilla entrega la zona a Alfonso VI de León , como pago de su alianza militar y protección hacia su familia y descendientes, en el año 1.091.

En el siglo XII paso a poder de la Orden Militar de Santiago, para después, en 1.156, conseguir sus propios fueros y jurisdicción, concedidos por Alfonso VII.

Entre 1.468 y 1.469 Ocaña fue escenario de las luchas por la sucesión de Enrique IV, ya que a Ocaña fue enviada la entonces princesa Isabel de Castilla, mas tarde Isabel la Católica, que  fue  retenida por su principal enemigo en la contienda, el maestre de la Orden de Santiago Pedro Pacheco, del cual pudo huir con la ayuda de sus protector Gonzalo Chacón.

Ocaña continuo siendo sede de reyes, pues allí residieron doña Juana de Castilla y su esposo Felipe el Hermoso, así como su nieto Felipe II.

Al comienzo de la invasión francesa del ejercito de Napoleón, que fue ocupando el territorio español cuando decían querer atravesarlo para invadir Portugal, se produjo la batalla de Ocaña en noviembre de 1.808, con derrota del ejercito español. España no consiguió liberarse del invasor hasta 1.814, pero las terribles consecuencias de la guerra, un grave descenso demográfico, radicalización social, destrucción de infraestructuras en industria y agricultura, y  perdida de una parte importante del patrimonio cultural, marcaron todo el s. XIX y parte del XX.

Históricamente Ocaña ha sido una población agrícola, aunque hoy día predomina economicamente el sector servicios.

Después de este breve repaso a la historia de Ocaña, empezaremos a recorrerla, como hicimos nosotros, por uno de sus mas importantes monumentos, la Plaza Mayor.

La Plaza Mayor impresiona por sus dimensiones y su arquitectura y porqué no decirlo, aun me impresiono mas pues yo no sabia que existiera tal monumento en Ocaña, y ninguno de los que allí abundan, en suma tenia un desconocimiento enorme de esta ciudad.

Esta amplia y magnifica plaza, considerada por sus dimensiones y su arquitectura la tercera Plaza Mayor de España en importancia, fue mandada a construir por Carlos III en 1.777.

Ocupa el lugar donde hubo otra plaza, no tan regular, donde se desarrollaban corridas de toros, a las que se hace alusión en la obra dramática de Lope de Vega "Peribañez y el Comendador de Ocaña"; además fue marco de muchos acontecimientos históricos como las Justas y Torneos que allí se celebraban, y la promulgación de las Ordenanzas de Alfonso XI, en 1.332, entre otros.

El proyecto de una nueva plaza comenzó en el s. XVI pero no se hizo realidad hasta el s. XVIII, durante el reinado de Carlos III, quedando sin concluir la fachada este, que no se completo hasta 1.961.
                                                                 

Su planta es casi un cuadrada; compuesta por 70 pilares de sillería almohadillada, procedentes de las canteras de Colmenar de Oreja, sobre los que descansan arcos de medio punto de ladrillo, que sustentan galerías de dos alturas, con balcones y bujardillas superiores.
                                                       

El suelo de la plaza esta pavimentado por cantos rodados que forman grandes casetones.

La grandeza de la plaza impone y hace evocar aquella frase "Donde está la ciudad de esta plaza"

Seguimos paseando, atravesando uno de los arcos de la Plaza Mayor,
                                                       

hasta llegar al Convento de San José de monjas carmelitas descalzas, declarado Monumento Histórico Nacional en 1.977.

El convento fundado por doña María de Bazán, esposa de Alonso de Ercilla, autor del poema épico La Araucana, en 1.595, e inaugurado en 1.626.

Después de la batalla de Ocaña de 1.809, durante la Guerra de la Independencia, las monjas se trasladaron a Córdoba y el convento fue destinado a cuartel de la francesada.

La iglesia de estilo renacentista. muestra una factura sobria y atractiva,
                                                                 

A un lado de la fachada hay un recordatorio de Alonso de Ercilla, uno de sus mas distinguidos vecinos.
                                                             

Continuamos calle adelante, pasando al lado de las tapias de una de las cárceles modernas mas antiguas del país, el penal de Ocaña, hasta llegar a la iglesia de San Alberto
                                                                   

Antiguo convento de carmelitas descalzos, conocido por "El Carmen", fundado, también. por doña María de Bazán.

Las obran comenzaron en 1.599 y concluyeron en 1.613. El convento fue desamortizado en el s. XIX y actualmente sirve como Centro Cultural.

Por último fuimos a contemplar la Fuente Grande, uno de los mas singulares y atractivos de Ocaña.
                                                           

La Fuente Grande o Fuente Nueva como se la conoció en otros tiempos, es una gran obra de ingeniería hidráulica, construida entre los años 1.573 y 1,578, durante el reinado de Felipe II.

Su diseño atribuido a Juan de Herrera recuerda alguna de sus obras como la fuente de la Plazuela de los Caños del Peral, en Madrid, y la estética arquitectónica de sus grandes obras reales como San Lorenzo del Escorial y el Palacio de Aranjuez.

A partir del s. XVI las fuentes publicas sustituyeron a los aljibes medievales. Allí se reunía la población para recoger agua, lavar, charlar e intercambiar noticias de la vecindad.

La vista de la fuente impresiona por el lugar donde se encuentra, ya que ocupa todo el valle de los Huertos. Para hacer sitio al conjunto de la plaza, lavaderos, pilas y galerías para captar la corriente subterranea, se excavo y nivelo el terreno de la vaguada.

Los muros que delimitan la fuente tienen diferentes alturas para adaptarse al relieve del espacio que ocupan, y para la contención de las crecidas del arroyo de Ontígola, de donde procedía el caudal subterráneo.

La fuente de planta cuadrangular está dividida en dos partes, separadas claramente, de las cuales la mayor es una amplia plaza situada frente a los caños de la fuente, toda ella empedrada, para evitar el barro que podía formarse.

El segundo espacio, limitado por dos grandes pilones, era el destinado a lavadero, donde acudían la mujeres con su propia tabla de lavar.

Hay otro espacio, con un pilón, en el extremo mas alejado, aguas abajo, destinado al lavado de los enfermos y difuntos.

Utilidades diversas. como podemos deducir, que tenía este sorprendente lugar.

Dejamos, luego Ocaña para trasladarnos a otro interesante y cercano lugar, de la misma comarca de la Mesa de Ocaña, La Guardia, hoy día con una población de cerca de 2.250 vecinos.
                                                                     

El topónimo de La Guardia deriva del gótico wardja, que significa "vigía, centinela", y procede de la Reconquista cristiana, cuando el lugar llego a ser refugio de los cristianos, contra las algaradas sarracenas.

El pueblo situado en lo alto de un cerro, en el camino a Andalucía, ha tenido, a lo largo de la historia, gran valor estratégico.
                                                                              

Lo recorren varios arroyos, secos la mayor parte del año, como Arroyo Cedrón, corto río, afluente del Tajo, Valdeláguila y Fuente del Madero.

Restos arqueológicos indican el poblamiento de la zona en época prehistórica, ocupada por distintas tribus hasta la conquista romana.

Tras la invasión musulmana y la reconquista por Alfonso VI, el rey la cedió a la Orden de Malta.

 La villa perteneció, mas tarde, a la iglesia y años después fue donada por Felipe II a los señores de Guardiolas y Bazanes, hasta la abolición de régimen señorial en 1.812. 

Dedicamos un rato a pasear por el pueblo y entrar en la iglesia de la Asunción, que se encontraba abierta por celebrarse un funeral, circunstancia que aprovechamos. 

La iglesia de la Asunción, es lo que queda del primitivo convento de Santo Domingo, convertida en parroquia, después de la Desamortización y desaparición de la iglesia de Santa María que era la parroquia y estaba en el Castillo, también desaparecido.
                                                                        

Construida según los patrones de la orden Dominica, en estilo clasicista, tuvo por arquitecto a Andrés Vandelvira (1.505-1.575) famoso arquitecto español del renacimiento; tiene planta de cruz latina, en la que destaca su cabecera, donde se encuentra inscrito el año de su construcción 1.556.

Vimos, cerca de la iglesia un bello edificio de esta localidad, la Casa de los Jaenes, mandada a construir entre 1.736-1.754, por Sebastián de Huerta, secretario general de la Inquisición, natural de La Guardia.
                                                                                              

Lo mas notable de la casa es el escudo heráldico conservado en la fachada, que manifiestasu nombramiento como Caballero de la Espuela Dorada, por Carlos I.
                                                                         

Todavía nos quedaba otro monumento de La Guardia por ver.

A 3 km de la villa se encuentra la Ermita del Santo Niño, dedicada al Santo Niño de La Guardia, que según una leyenda medieval fue asesinado ritualmente al final de la década de 1.480 en esta localidad, siendo acusados del mismo varios judíos y otros judeoconversos.
                                                                                 

Desde la ermita se contempla un hermoso paisaje, pues esta situada en el altozano.

Durante el s. XVI se desarrollo una leyenda hagiográfica, composición biográfica sobre los santos, acerca del Santo Niño, cuyo culto continua celebrándose en La Guardia.


                                                                                       

Seguimos luego hasta llegar a nuestro último destino en esta excursión, Tembleque, en la provincia de Toledo, con otra plaza mayor, digna de verse.
                                                                              

Lugar con mucha historia, en principio ligada a la capital Toledo. Habitada por la tribu de los carpetanos, fue conquistada por los romanos en 193 a.C.

A los romanos le sucedieron los visigodos, y a partir de 711 los musulmanes, que permanecieron en la zona hasta la reconquista de Toledo por Alfonso VI en 1.085, después de la cual Tembleque quedo dependiente de la localidad de Consuegra.

En 1.183 en que Consuegra, y todo lo que dependía de ella, fue donada por el rey Alfonso VIII, a la Orden de Malta.

En 1.509, la reina Juan I de Castilla le otorga el título de villa, y a causa de su situación en el centro de la Península Ibérica, cobra importancia la trashumancia y la venta de lana, que dan un periodo floreciente a Tembleque.

En el s. XVIII comienza cierta decadencia, agravada por los transtornos en el s.XIX, con la invasión de  los ejércitos de Napoleón Bonaparte, que saquearon toda España, y la inestabilidad política que siguió a la Guerra de la Independencia, durante todo el s., y el siguiente.

Hoy día Tembleque, ya recuperado con cerca de 2.000 habitantes, se dedica al tradicional sector agrario y a los servicios.

Tembleque tiene muchas cosas que visitar, varias casa palacio, iglesias y ermitas, pero nosotros nos dirigimos al mas importante de ellos, la Plaza Mayor, una de las plazas porticadas mas bellas de España, y por que no decirlo, también mas desconocidas,  tipícamente manchega y muestra del barroco popular del s. XVIII.
                                                                        

A lo largo de las tres fachadas de la plaza mayor se suceden dos plantas con corredores que recuerdan su uso como plaza de toros. En ella también se halla el Ayuntamiento de la villa, que data de 1.654.
                                                                           
                                                                                
Con esta última visita a Tembleque acabamos nuestro recorrido turístico.

Solo me queda decir ¡qué variada y que bella es nuestra España!

1 comentario:

  1. Sí, la plaza Mayor de Ocaña es francamente imponente!!!!

    Interesante recorrido.

    Besos, Ana.

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