sábado, 8 de abril de 2017

Caravaca de la Cruz y Calasparra


Nuestra ultima excursión, desde La Manga, fue a otra histórica e interesante ciudad, Caravaca de la Cruz.

Salimos de buena hora ya que el trayecto desde nuestra base a Caravaca es de mas de 130 km, y se tarda cerca de dos horas en llegar a ella.

 Pero vale la pena de verdad; en primer lugar se atraviesa una buena parte de la región de Murcia, con su  paisaje, de la vega del Segura, sus cultivos extensivos de invernaderos y arboles frutales, que han sustituido a la planta autóctona de la región el esparto, durante mucho tiempo el único vegetal que se daba por esas tierras tan faltas de agua, y también casi único medio de vida de sus habitantes, las ramblas, siempre peligrosas que pasan del secano total, a llevar torrentes de agua que arrasan todo a su paso, la espectacular Sierra de Mojantes  y los pueblos que se ven a uno y otro lado de la carretera.

Caravaca de la Cruz es la capital de la Comarca del Noroeste y cuenta con mas de 25.000 habitantes, estando situada a 625 m sobre el nivel del mar.

Desde 1.998, año en que el Papa Juan Pablo II le concedió el privilegio de celebrar Año Jubilar a perpetuidad cada siete años en torno a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, convirtiéndola en una de las ocho ciudades santas que gozan de este privilegio en el mundo católico, y cuyo primer año del jubileo perpetuo fue 2.003, ha habido un incremento notable de peregrinos. Precisamente este año, 2.017, es Año Jubilar en Caravaca de la Cruz
                                                 

Además de conocida por la reliquia cristiana y su bello casco antiguo de origen medieval, lo es también por sus fiestas patronales en honor de la Cruz, que se celebran a comienzos del mes de mayo, declaradas de Interés Turístico Internacional en 2.004. y principalmente el desfile llamado Caballos del Vino que aspira a ser reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, del cual hablare mas adelante.

Sepamos un poco de su larga e interesante historia antes de adentrarnos en ella.

Los restos humanos mas antiguos del termino municipal de Caravaca de la Cruz, encontrados en la Cueva Negra, pertenecen al Paleolítico, con la presencia de fuego mas antigua de Europa, y enterramientos de hombres y animales, que datan de entre 2.400 a 1.950 años a.C.

Otros restos arqueológicos mas recientes se encuentran en el cerro donde está el Santuario de la Encarnación, construido sobre los restos de un anterior templo romano, del s. II a.C. como se puede apreciar en su estructura.
                                                                       

A los romanos sucedieron los visigodos, siglos en los que Caravaca permanecio oculta para la historia.

Tras la invasión musulmana de 711, Caravaca de la Cruz no fue centro habitado de importancia, ya que las primeras referencias datan del s. XI.

Después de la batalla de las Navas de Tolosa en 1.212, con el imparable avance cristiano hacia el sur, es cuando tiene lugar la aparición de la Vera Cruz en Caravaca.

Cuenta la tradición que reinaba en estas tierras el caudillo almohade Abu-Zeit quien el 3 de mayo de 1.232 interrogo a uno de sus prisioneros, un sacerdote llamado Ginés Pérez Chirinos, sobre sus ocupaciones, a lo que este respondió "decir misa". Intrigado por qué seria esto, el sayid mando traer lo necesario para este acto litúrgico; al poco de empezar la celebración de la misa Chirinos observo que faltaba un crucifijo, y entonces advirtió que sin él  no podía continuar; en ese momento aparecieron dos ángeles que portaban la Vera Cruz y la depositaron en el altar. Ante la milagrosa aparición el sayid y los suyos se convirtieron al cristianismo.

Desde la reconquista cristiana de 1.243 a cargo del infante Alfonso, hijo de Fernando III, el Santo y futuro Alfonso X, el Sabio, el castillo de Caravaca, cuya construcción podría ser de época islámica, fue entregado, como pago a sus servicios durante la guerra, al noble aragonés Berenguer de Entenza, situación que duro hasta 1.263 en que paso a la Orden del Temple, que la tuvo en su poder hasta su disolución en 1.313, pasando después a la Orden de Santiago, ya que como zona fronteriza con el reino nazarí de Granada necesitaba de fuerte presencia militar, y tambien a causa de esta situación guerrera, permaneció casi despoblada, .

Una vez acabada la Reconquista con la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1.492, Caravaca de la Cruz tuvo un gran desarrollo, vio aumentar su población, se roturaron nuevas tierras; atraídos por la reliquia de la Vera Cruz muchas ordenes religiosas se establecieron en la ciudad, como los Hermanos de San Juan de Dios, los franciscanos, los jesuitas, los carmelitas, los jerónimos, etc.

En el s. XVII las epidemias diezmaron la población de Caravaca y, también en este siglo se empezó a construir el Santuario de la Vera Cruz en 1.617, cuyas obras concluyeron en 1.703.
                                                                                       

En el s. XVIII la demografía se restableció, produciéndose, al mismo tiempo, un auge artístico, con la construcción del edificio del Ayuntamieno y el pórtico del Santuario,
                                                                               

la cárcel, el Templete, retablos de iglesias y conventos.

Todo este desarrollo fue interrumpido de manera brutal, a comienzos del s. XIX, con la invasión napoleónica y la subsiguiente Guerra de la Independencia para expulsar al invasor.

Las tropas francesas asolaron la comarca, con su secuela de saqueos, violaciones y muertes, y a punto estuvieron de destruir el castillo, donde se habían  instalado cañones para tratar de detener la invasión.
                                                 

Acabada la guerra, y con el país arruinado, tardo casi un siglo en recuperarse, las contiendas entre liberales y absolutistas continuaron durante todo el s. XIX y empeoraron, si se puede decir así, durante varias décadas del s. XX, el ambiente social y político que desemboco en la Guerra Civil (1.936-39).

En 1.934, durante la II Republica, se produjo un acontecimiento doloroso para los habitantes de Caravaca, el robo político-sacrílego de la reliquia que albergaba la Vera Cruz, un trozo del "lignun crucis", o trozo de la cruz donde fue clavado Jesucristo; la ciudad quedo consternada por años, hasta que debido a las gestiones realizadas por el obispo de la diócesis y algunas personas mas, se consiguió, en 1.942, que el Papa Pío XII donase a Caravaca dos pequeñas astillas del "lignun crucis" que Santa Elena, madre del emperador Constantino, había traído de Jerusalén a Roma, en el s. IV.

Hoy día Caravaca de la Cruz es una próspera población, con sectores en desarrollo como el turismo rural, cultural y religioso; los servicios, comercio, restauración; la agricultura, entre la que destacan los arboles frutales, vid, olivos y cereales; la minería y las canteras de piedra caliza.

Empezamos nuestra visita a Caravaca de la Cruz por uno de sus mas emblemáticos museos, el Museo de la Fiesta. La exposición se encuentra en el antiguo Palacio de los Uribe, un edificio construido entre los s.s. XVI y XVIII, con dos plantas.
                                                                               

                                                                                       

En la primera planta se da a conocer el origen de la Vera Cruz y se hace un recorrido cronológico de la fiesta, commemoración de la leyenda de la Cruz, con paneles informativos alrededor de la sala, y muestras a tamaño natural de los majestuosos ropajes que llevan Moros y Cristianos en los desfiles, por las calles de Caravaca, durante la fiesta.
                                                                 

La planta baja esta dedicada a la fiesta de los Caballos del Vino
                                                                         
                                                                   
Esta fiesta rememora una tradición que viene del s. XVII, en que los caballos que transportaban el vino eran llevados al Santuario de la Vera Cruz para su bendición.

Se pueden contemplar en esta sala los atalajes de los caballos, se muestra un caballo enjaezado con las mantas que llevan en las carreras, y los mozos que llevan los caballos con la vestimenta que usan durante las mismas.
                                                                   

Después de este entretenido recorrido paseamos un rato por las calles del casco antiguo, todo muy bien conservado.
                                                                           

En el centro del mismo se encuentra la Iglesia Parroquial renacentista del Salvador, situada en la calle Mayor, rodeada de monumentales edificios que forman uno de los conjuntos históricos mas importantes de la región.
                                                                           

El origen de esta iglesia está en la ampliación y reparación, a la que hubo que proceder en 1.526, de otra iglesia mas pequeña y modesta, por las necesidades de esos momentos.

La torre se proyecto en 1.609, pero no seria acabada hasta el s. XVIII.

Tiene una preciosa puerta renacentista
                                                             

 y un interior con bóvedas góticas y mucho pan dorado, ya que el retablo y la decoración son posteriores.

Seguimos paseando por sus estrechas calles, para acabar subiendo al Alcázar situado en un cerro, dentro del cual, tras las murallas, se encuentra la Basílica de la Vera Cruz, que los visitantes y todos los peregrinos de Caravaca tienen que conocer.
                                                           

 A la explanada del Santuario se accede desde la cuesta del castillo. trayecto que hicimos en un trenecito, que hace el recorrido, ya que la cuesta es pronunciada.
                                                                   

El templo es visible desde puntos distantes del enclave urbano. Todo el recinto, incluido el castillo se remodelo en el s. XVII para albergar el Santuario.

Su construcción comenzo en 1.617, durante el reinado de Felipe III, siendo su arquitecto el fraile carmelita Fray Alberto de la Madre de Dios, acabándose para 1.703, mientras que las murallas, de origen medieval y reforzadas durante la Guerra de la Independencia a comienzos del s. XIX. da por algunas partes un aspecto curioso.

En el interior se venera el símbolo de Caravaca, la cruz patriarcal de doble brazo. El fragmento del "lignum crucis"que tenia dentro, habría sido transportado por los ángeles desde el pectoral del patriarca de Jerusalén hasta el modesto altar donde oficiaba el cura Chririnos delante del sayid, como he relatado antes.

Durante el reinado de los Reyes Católicos se llevaron a cabo obras de mejora de la fortaleza y se la doto de una Torre del Homenaje, que posteriormente paso a llamarse Torre Chacona, del nombre del comendador Juan Chacón, que ordeno su construccion.

El interior de la iglesia es de planta de cruz latina, con naves de arcos abocinados que llevan al centro, donde tuvimos ocasión de asistir a la Eucaristía, con exposición de la Vera Cruz.



Nos desplazamos luego por, podíamos decir, el laberinto que componen el castillo y el Santuario, empotrados uno en otro, con claustro de dos plantas, construido donde se encontraba el patio de Armas del castillo, que forma parte de la llamada Casa del Capellán, rehabilitada recientemente,
                                                                     

y que hoy día alberga el Museo de Arte Sacro, donde se pueden contemplar colecciones de ornamentos relacionados con la Cruz, entre los que destaca la casulla del cura Chirinos, un tiraz musulmán  (taller de tejidos), adaptado a su uso litúrgico, que se cree portaba el sacerdote cuando se produjo el milagro;
                                                                 

  la pinacoteca con cuadros del pintor local Rafael Tegeo y de otros interesantes pintores.
                                                                                   

Piezas de orfebrería importantes como la Custodia Ostentorio de la Cruz, del s. XVI y el Portacruz de los Baños, ofrecidos en su momento, por el I y el II Marqueses de los Velez .
                                                                           
                            
                                                                           
Tras la visita al Santuario de la Vera Cruz y al Museo, había llegado la hora de comer, imprescindible actividad que realizamos en las afueras de Caravaca. Nada que recordar de tal comida.

Y para acabar de completar nuestro conocimiento de la zona nos trasladamos a Calasparra, localidad a unos 25 km de Caravaca de la Cruz, para lo cual empleo el bus una media hora.
                                                                 

Calasparra es un localidad con unos 10.000 habitantes, que pertenece a la misma Comarca del Noroeste que Caravaca, conocida por las excelencias del arroz que en sus campos se produce, de la variedad "bomba".
                                                                     

En la confluencia de tres cauces fluviales, los ríos Segura, Argos y Quipar, y rodeada por las Sierras del Puerto y del Molino, se encuentra Calasparra, con sus extensos arrozales.
                                                                       

La zona ha sido habitada desde el Paleolítico; se han encontrado pinturas rupestres del último periodo Neolítico, mas o menos de la Edad del Bronce, de tipo esquemático, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

A partir del s V a.C. el poblamiento es íbero, de cuya cultura se han encontrado importantes restos, como armamento, y cerámica de tipo griego, debido a los intercambios comerciales a través del río Segura.

Mas adelante se sucedieron cartagineses y romanos, tras su victoria en la Segunda Guerra Púnica, de 206 a.C. Durante la época romana hubo una gran expansión de las explotaciones agrícolas. El desarrollo de Calasparra se debió también a la presencia de varias vías romanas que comunicaban el Levante con Andalucia.

Desparecido el Imperio romano, a partir de 476 los visigodos ocupan toda Hispania. 

En 713 se produce la invasión musulmana de la cual apenas hay noticias, en estos pagos, hasta el s. XI. 

La reconquista cristiana llevada a cabo, como en todo el Levante, por el Infante Alfonso de Castilla, futuro rey Alfonso X, el Sabio, hace que toda la región pase primero a la corona de Castilla, y luego a la de Aragón.

El gran papel que tuvieron las Ordenes Militares en la Reconquista hizo que Calasparra pasara a la Orden de Santiago, que la tuvo en su poder hasta el s. XIX.

En el s. XV, y habiendo quedado la zona despoblada a causa de su posición fronteriza, con los continuos enfrentamientos con el reino nazarí de Granada, y las pestes, la Orden de Malta se propuso un  repoblamiento de estas tierras con moradores cristianos, que al fin tuvo éxito.

Calasparra se mantuvo, durante la Guerra de Sucesión, fiel al ya rey Felipe V, al igual que las demás villas del reino de Murcia.

Sin embargo el s. XVIII no fue bueno para esta zona por las malas cosechas y las pestes, y la falta de desarrollo continuo en s. XIX, en primer lugar por la invasión del ejercito francés de Napoleón que utilizo esta región como paso para Andalucia, con sus habituales robos, violaciones y destrucción del patrimonio nacional.

A mediados del s.XIX Calasparra dejo de pertenecer a la Orden de Malta, pero eso no produjo ninguna mejora para la población, pues oligarcas y caciques se hicieron con el control político, de manera que las clases bajas se vieron abocadas a la emigración y el bandolerismo.

Sin embargo, y a pesar de la emigración a Argelia, Cataluña y Francia, y a los efectos de la Guerra Civil (1.936-39), Calasparra se recupero economicamente a lo largo de la segunda mitad del s. XX gracias a las industrias de transformación, a la expansión del turismo y al cultivo de su excelente arroz, que tiene Denominación de Origen desde 1.982.

Después de contemplar, al llegar en el bus, el pueblo y sus arrozales, con preciosas vistas, pasamos a visitar  el Santuario de la Virgen de la Esperanza, Patrona de Calasparra, situado a 6 km de la villa.
                                               

La ermita primitiva del s. XVII, estaba en una de las cuevas del río Segura, refugio de pastores, a las que se han ido añadiendo nuevas salas y edificios, a pesar de lo cual sigue siendo un bello lugar rodeado de paz, serenidad y un entorno natural donde el río Segura se abre dentro de un valle, digno de visitarse.
                                                       

En las remodelaciones emprendidas a mediados del s. XX se ha procurado que el templo continuase  siendo parte de la montaña. Se trata de un conjunto arquitectónico ecléctico, con influencias de diversos estilos, todo ello construido con piedras pequeñas, lo cual llama la atención, y excavado en la roca de la cueva.
                                                                    

En el interior se veneran dos imagenes de la Virgen María.
                                                                        

Cuenta la leyenda que un pastor que cuidaba su ganado en ese entorno, encontró la imagen mas pequeña, llamada La Pequeñica; informadas las autoridades eclesiásticas y civiles , así como los habitantes del pueblo del hallazgo, quisieron quedarse con la imagen para venerarla en el pueblo, pero al ir a trasladarla, la imagen se volvió tan pesada que comprendieron que era su voluntad quedarse allí donde la habían encontrado, y entonces decidieron acondicionarlo como santuario.

Recorrimos el santuario por fuera y por dentro y nos llegamos al río que corre mas abajo. Bonito entorno todo él.

Luego regresamos a nuestro hotel en La Manga del Mar Menor.                                                                      

sábado, 1 de abril de 2017

Cartagena

                                 
La visita de hoy nos llevo la tarde de un agradable día soleado y bastante templado de invierno, para conocer Cartagena.

Cartagena, con mas de 215.000 habitantes, aunque su área metropolitana llega hasta mas de 400.000, está  situada a orillas del mar Mediterraneo, en la comarca natural llamada Campo de Cartagena.
                                                                                       

Cartagena  tiene un nombre evocador, de su historia y de su hermana americana Cartagena de Indias, Colombia, fundada por Pedro de Heredia en 1.533.

La Cartagena española es bastante mas antigua, ya que fue fundada por el cartagines Asdrubal, yerno y sucesor de Amilcar Barca, en 227 a.C, con el nombre de Qart Hadasht=Ciudad Nueva, según el geógrafo griego Estrabón, que vivió entre los años 64 a.C y 24 d.C:

"Después de Abdera, viene la Nueva Carthago, que fue fundada por Asdrubal, sucesor de Amilcar Barca, padre de Anibal. Es, entre todas las ciudades de la zona, la mas poderosa, goza de una situación natural fuerte y de unas murallas bellamente construidas. Dispone de varios puertos, de una laguna y de las minas de plata..."
                                                                                    

Qart Hadasht fue la principal ciudad cartaginesa de Iberia, base de muchas de sus operaciones bélicas durante la Segunda Guerra Púnica; pero, conquistada por los romanos en 209 a.C., cambio de nombre y fue llamada Carthago Nova.

Hay pocos restos arquelógicos de su época cartaginesa, no así, en cambio, de la era romana, de la cual se conservan numerosos e importantes, como veremos, en la que llego a ser capital de provincia durante el reinado del emperador Diocleciano.

Tras la caída del Imperio Romano, Cartagena con el nombre de Carthago Spartaria formo parte de los dominios del Imperio Bizantino, cuyo emperador Justiniano I deseaba restaurar el Imperio Romano, dominio que duro algo menos de 100 años, entre los s.s.VI y VII, cuando los visigodos que reinaban en el resto de Iberia y consiguieron expulsar a los bizantinos, destruyeron la ciudad hasta sus cimientos.

Cartagena entro entonces en un lago periodo de decadencia, del cual no se recupero hasta bien entrada la Edad Moderna.

Durante la dominación árabe tuvo una ligera recuperación, en la que se construyo una fortaleza en el cerro de la Concepción, época en que fue conocida como Qartayanat-al Halfa. 

Fue reconquistada por el infante Alfonso, hijo del rey de Castilla Fernando III, el Santo, en 1.245

A partir del s. XVI se potencio su papel militar debido a la importancia estratégica de su puerto, como describe Miguel de Cervantes en su obra Viaje al Parnaso:


          " Con esto, poco a poco,llegue al puerto
 a quien los de Cartago dieron nombre,
           cerrado a todos los vientos y encubierto.
                                                           A cuyo lado y sin igual renombre                                                            postran cuantos puertos el mar baña
            descubre el sol y ha navegado el hombre..."

Esta importancia decayó durante el s. XVII a favor de los puertos atlánticos, en contacto con Ámerica.

Durante el s. XVIII, con Felipe V, primer Borbón en España, Cartagena fue nombrada cabecera del Departamento Marítimo del Mediterraneo, al tiempo que se mandaba construir el Arsenal Militar, astillero y base naval de gran importancia en el Levante español, destinado a desarrollar la política naval del rey y de su secretario, el estadista y político ilustrado Zenón Somodevilla, 
I Marques de la Ensenada (1.702-1.781).
                                                                       

A principios del s. XIX, Napoleón Bonaparte invadió España con el pretexto de dirigirse a  Portugal, aliado de Gran Bretaña. Pero sus planes eran otros, y su ejercito se quedo ocupando el territorio nacional y cometiendo toda clase de desmanes, saqueos, violaciones, humillación de la población y destrucción del patrimonio nacional, durante cuatro larguísimos años.

Tras la Guerra de la Independencia contra el invasor, comenzada con el levantamiento de Madrid en 1.808, refiriéndonos a Cartagena, el ejercito napoleónico no logro traspasar las solidas murallas de la ciudad, y la victoria consolido la posición de Cartagena  en la región.

El s. XIX continuo con funestos episodios políticos como la rebelión cantonal de 1.873, que resulto sofocada siete meses después. La ciudad quedo casi completamente devastada por el bombardeo de las tropas centralistas, por lo que se conservan pocas obras anteriores al siglo XIX.

Con el descubrimiento de las minas de La Unión surge, a finales del s. XIX, un crecimiento imparable; se produce, al mismo tiempo, un proceso de industrialización de la ciudad, que es reconstruida, tanto en edificios públicos como privados, según los nuevos modelos modernistas.


Después de superar dificultades y crisis a lo largo del siglo XX, actualmente Cartagena ha renovado su industria, ha consolidado su oferta turística gracias a sus recursos naturales y culturales y ha atraído  un inmenso tráfico de cruceros, que han contribuido a su prosperidad.

Llegamos a Cartagena en una media hora, la que necesito el autobús para recorrer los casi 39 km que la separan de La Manga.

Era un precioso y templado día invernal y comenzamos la visita en el puerto. Desde la creación de Cartagena, el puerto ha estado ligado a su historia, ya que siempre ha sido una  ciudad portuaria  y todas las civilizaciones que han pasado por ella han hecho uso de su puerto.


Además de su uso como puerto comercial, siempre ha estado ligado al ejercito, creándose un Arsenal Militar que sigue en activo y es la sede de los submarinos de la Armada Española.

Posee dos dársenas, una destinada al tráfico comercial e industrial, la dársena de Escombreras, y otra destinada a los cruceros de placer, la dársena de Cartagena, separadas entre si por 5 km en carretera o 1,5 millas náuticas. 
                                                                             

Cerca del puerto está el Museo Naval, edificio histórico construido en 1.785, cuyo uso original fue el Cuartel de Presidiarios y Esclavos.

En la nueva sala, en el edificio que fue taller de calderería del Arsenal de Cartagena, dependiente del Museo Naval, inaugurada en 2.013, se exhibe el submarino de Isaac Peral, además de una serie de paneles, vitrinas y medios audiovisuales tanto de la vida del inventor como de las vicisitudes del submarino, 
                                                          


                                      

Recordemos la construcción de este submarino.


 En 1.885 el teniente de navío Isaac Peral (Cartagena 1.851-1.895) se dirigió al Ministro de Marina para exponerle la posibilidad de realizar un torpedo sumergible para defensa de las costas.

Isaac Peral, científico, marino y militar, es considerado el "inventor del submarino", no porque fuera la primera nave sumergible, sino porque su nave era la primera que estaba propulsada por electricidad e incorporaba un torpedo bajo el mar, con lo que revoluciono la historia de la navegación militar.
                                                     


Después de ser autorizado por el ministerio comenzo la construcción del submarino, en 1.886; este consistía en un casco de acero de forma fusiforme, con una torreta en el centro. Incorporaba un moderno periscopio y para cada uno de los aspectos de la nave Isaac Peral había previsto las dificultades y su solución.

Sin embargo la comisión nombrada en 1.890 para dar viabilidad al proyecto decidió, equivocadamente, en contra, y el submarino no vio la luz como tal.

En 1.912 se dio orden de desguace del prototipo, orden que no se cumplió; pero durante los siguientes cuarenta años el submarino, que estaba en el Arsenal de la Carraca, en San Fernando, Cádiz, fue amenazado de desguace, hasta que en 1.929 fue rescatado y trasladado a la Base de Submarinos de la Armada, en Cartagena.

A petición del Ayuntamiento de Cartagena el submarino fue exhibido, como monumento popular, durante cerca de cuarenta años en la Plaza de los Héroes de Cavite.

En la remodelación del frente marítimo de la ciudad, fue de nuevo trasladado en 2.002, a la fuente del paseo de Alfonso XII, junto al puerto deportivo.

Finalmente su peregrinación parece acabada con la instalación en una sala del Museo Naval, después de convenientemente restaurado, desde 2.013.
                                                                       

                                                                           
Esta visita y todo lo referente al submarino de Peral me resulto muy interesante.

Camino del centro histórico de la ciudad pasamos por delante del edifico del Museo Naval
                                                                 

para llegar despues, en primer lugar a la parte modernista de la ciudad, con sus aparatosos y grandiosos edificios
                                                                                

entre los que destaca el Ayuntamiento, que tiene una curiosa planta triangular, que solo se advierte por la parte trasera.
                                                         
      
El Palacio Consistorial, construido entre 1.900 y 1.907, es obra del arquitecto Tomas Rico Valarino, un compendio monumental del eclecticismo y modernismo que impero en la ciudad, en la época de mayor auge económico de su historia.

El edificio esta construido en terreno ganado al mar, que debido a su poca estabilidad y al enorme peso del palacio, ha tenido grandes problemas que casi lo convierten en ruinas. Actualmente está completamente rehabilitado y exhibe su magnifica fachada en mármol blanco, sin peligro.

Nos acercábamos a uno de los principales hitos de Cartagena, sus ruinas romanas entre las que destaca sobremanera el teatro romano.
                                                                      

El Teatro Romano de Cartagena estuvo 2.000 años bajo tierra, sin que nadie supiera lo que allí había. 

En 1.988 durante unas obras de cimentación de un solar, aparecieron unos restos, que llevaron al descubrimiento de un enorme teatro romano con capacidad para 7.000 espectadores.   

Para devolverle su esplendor hubo que demoler un barrio entero, pero según parece valió la pena, pues dinamizo la ciudad, que así recupero una parte importante de su gigantesco patrimonio arquelógico, recogido en el Museo, hecho para tal fin, obra del arquitecto Rafael Moneo
(Tudela, 1.937).

El Teatro Romano de Cartagena fue construido entre los años 5 y 1 a.C. en tiempos del emperador Octavio Cesar Augusto y estuvo en uso hasta el s. III, a partir del cual se le superpusieron varias edificaciones, que lo mantuvieron oculto los siguientes 2.000 años, hasta que fue descubierto en 1.988, cuando después de un episodio fortuito, como he dicho, fue excabado bajo la dirección del arqueólogo Sebastian Ramallo, y sacado  a la luz, para poder estudiarlo y admirarlo.
                                                                             

Fue dedicado a Lucio y Cayo Cesar, nietos del emperador Augusto, como se puede ver en dos grandes dinteles de mármol gris situados a las entradas oriental y occidental del teatro, que han permitido determinar los años de su construcción.

Para ello se emplearon mármoles y areniscas de canteras locales y de otros lugares, entre las que destacan las columnas de travertino rojo y las esculturas que ornamentaban el teatro, realizadas en mármol péntelico blanco traído de Grecia.

Cuando en el s. III Cartagena fue designada como capital de la provincia Carthaginense, se produjo un cierto desarrollo y se construyo entonces un mercado encima del teatro, aprovechando hasta el 60% de  materiales del mismo, como capiteles, columnas e incluso esculturas.

Después de la destrucción de la ciudad por los vándalos en 425, el mercado desapareció y solo volvió a estar activo durante el dominio de la zona por los bizantinos, que refundaron Cartago en el s. VI, y construyeron un barrio encima del teatro.

Sobre el barrio bizantino muchos siglos después, en el s. XIII se construyo la catedral de Santa María la Vieja, en la que muchos de sus muros contienen restos de diferentes épocas, entre otros del teatro.
                                                                   

El descubrimiento se produjo durante las obras de construcción del Centro Regional de Artesanía. Al haber estado cubierto por sucesivas capas de ocupación, bizantina, musulmana, cristiana, se ignoraba por completo su existencia.

Sin embargo esta ocultación ha permitido que se conserven gran cantidad de materiales originales del teatro in situ.

Un ambicioso proyecto de restauración se ha emprendido, que ha concluido parcialmente en 2.008.

Simultaneamente se ha construido el Mueso Romano de Cartagena a cargo, como decía, del arquitecto Rafael Moneo.
                                                                       

El Palacio de Riquelme, obra del mismo arquitecto que el Palacio Consistorial, Tomás Rico, de 1.908, es la puerta de acceso tanto al Teatro Romano como al Museo.

Con la entrada por el Palacio Riquelme, el Museo se articula en dos edificios distintos unidos por un corredor, que incorpora este palacio y un corredor arqueológico bajo la iglesia de Santa María la Vieja, convirtiendo el teatro en la última y mas notable pieza del museo.

El magnifico proyecto de Rafael Moneo no se limita a la restauración del Teatro sino a la integración del monumento en el casco urbano, y a la construcción del Museo.

Las distintas secciones, que recorrimos, son

El Corredor
Con un recorrido cronológico de los barrios que se ubicaron en esa zona, un viaje a través del tiempo, en sentido inverso de menos a mas antiguo: el barrio de pescadores del s. XVIII, el Arrabal Viejo, la medina musulmana, el barrio bizantino, el mercado del s. V,, para acabar en el teatro romano, del s. I
                                                                 

Sala I.
La arquitectura del teatro

Muestra piezas originales del teatro, y una gran maqueta a escala,
                                                                       

paneles y vídeos. Una gran estatua del emperador Octavio Cesar Augusto preside la sala
                                                                 

Sala II.
Teatro y Sociedad

Se exponen en esta sala diversos elementos ornamentales, como los dos grandes dinteles dedicados a los dos nietos de Augusto, Lucio y Cayo;
                                                                   

las tres aras capitolinas dedicadas a Júpiter, Juno y Minerva
                                                   

y otros muchos elementos, como estos dos
                                                                     


empleado como decoración en el teatro y otros muchos que no podemos reseñar, pero que vale la pena ver.

El Corredor Arqueológico con mas muestras de la época y de la construcción del teatro, que conduce al propio Teatro Romano.
                                                                             

Un edificio notable, incrustado en el teatro y que manifiesta con toda claridad la utlización del teatro en otras construcciones, es la catedral Santa María la Vieja.
                                                             


Existen informaciones parciales y confusas tanto de su fundación por el infante Alfonso de Castilla, conquistador de la región de Murcia, mas tarde rey Alfonso X el Sabio, como de su devenir histórico, de tal manera que hoy día es una amalgama inconexa de restos arquitectónicos de diversas épocas; la fachada exterior data de 1.904, obra del arquitecto Victor Beltri (Tortosa, 1.862), de estilo neorrománico, mientras que la reforma que se efectuó en el interior es de estilo neogótico; también tiene algunas capillas barrocas y una torre.

El retablo de alabastro, hoy día en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y algunas bóvedas góticas conservadas, sitúan su construcción en el s, XVI
                                                                       

Todavía nos faltaba visitar otro museo de Cartagena, también sobre su antiguo e interesante pasado, el Museo  Arquelógico Subacuatico de Cartagena ARQVA, para lo cual volvimos al puerto donde en el muelle Alfonso XII se encuentra este museo.

Después de un largo periodo de construcción plagado de dificultades técnicas y económicas, se pudo inaugurar el nuevo edificio del museo en 2.008; obra del arquitecto Guillermo Vazquez Consuegra,(Sevilla, 1.945).
                                                               

El museo expone los materiales arqueológicos relacionados con el tráfico marítimo en el Mediterraneo, a través de los mundos fenicio, púnico, helenístico y romano.

Se pueden ver en sus salas ánforas romanas utilizadas para el transporte de líquidos, materiales metalúrgicos suntuarios como el marfil y el vidrio, inscripciones relacionadas con el transporte, entre los que destacan los dos barcos fenicios del s. VII a.C., encontrados en Mazarrón y  gran parte de su cargamento.
                                                                 



Los restos, muy bien expuestos en vitrinas, invitan a los visitantes a interesarse por estos magníficos hallazgos y conocer la historia del patrimonio acuático español, desde la Antigüedad hasta el s. XIX. y precisamente este museo de Cartagena es el primero en dedicarse a estos temas.

La última colección incorporada a la exposición es parte del tesoro de la fragata Nuestra Sra.
de las Mercedes, hundida por la Armada Británica en 1.804, durante la batalla del Cabo de Santa María, en la que hubo numerosos muertos y prisioneros, tesoro compuesto por mas de 500.000 monedas de oro y plata.
                                                                       


                                                                                 

Magnifico Museo y exposición, para esta visita en Cartagena. 

Otras muchas cosas tiene esta preciosa ciudad, pero para una tarde ya estuvo bien y pudimos darnos cuenta de la belleza y el empaque de la ciudad.