domingo, 8 de octubre de 2017

Teatro Real, Madrid. Rodelinda



En la temporada pasada del Teatro Real he tenido la suerte de poder asistir a una inédita, en este teatro, ópera del gran Georg F.  Händel, uno de mis mas admirados compositores.

Por motivos que no vienen al caso, ya no tengo el abono del que disfrute muchos años, pero cuando estoy en Madrid procuro ver alguna de las óperas que coinciden con mi estancia. En esta ocasión tuve la suerte, como ya he dicho, de ver la ópera Rodelinda de Händel, a la que asistí con mi hijo, también gran admirador del compositor.
                                                                     

 Georg Freiderich Händel, (1.685-1.759)  uno de los grandes de la música universal y de la ópera en particular, nació en Halle, Sajonia, Alemania y completo su formación en Italia, pero sigue siendo siendo la gran joya musical de la corona británica, adoptado oficialmente en 1.727 como un londinense mas.

Händel nació en el seno de una familia sin formación musical, ya que su padre era cirujano-barbero, y deseaba que su hijo estudiara leyes, pero la inclinación del pequeño Händel por la música, desde temprana edad, que lo llevo a tocar el órgano a los 7 años y de oído, en la capilla del palacio del duque de Weisenfels, y la ayuda del duque, que convenció a su padre de que le dejara desarrollar su talento musical, hicieron que iniciara sus estudios con el organista de la Iglesia luterana de Halle, con el entonces celebre W. F. Zachau.

Su padre muere cuando Handel tenia 12 años, y con 17 es nombrado organista de la Catedral de Halle.

Dos años después se traslada a Hamburgo, donde conoce R. Keiser, compositor que le introduce en los secretos de la composición musical para el teatro y donde compone "La pasión según San Juan" y sus dos primeras óperas, Alcina y Nero.

Pasa, después, otros tres años en Roma donde conocerá el estilo italiano, alguna de cuyas características incorpora a su propio estilo, basado en la tradición contrapuntistica alemana y allí conoce a los mas famosos compositores de la época. como Corelli, los Scarlatti o Caldara.

Seguidamente deja Italia, con la convicción de dedicarse al teatro lírico y pasa otra temporada en Alemania, donde fue maestro de capilla del Elector de Hannover, puesto en el que permanecio menos de un año, pues prefirió trasladarse a Inglaterra, asentándose definitivamente allí en 1.712.

En 1.714 el príncipe elector de Hannover se convertiría en el rey Jorge I de Gran Bretaña, que mantuvo una estrecha relación con el compositor, al que dio la carta de naturalización como súbdito británico.

Händel paso cinco años sin escribir ninguna ópera, pero desde 1.720 hasta 1.728 escribió catorce óperas, para la Royal Academic of Music, que le hicieron famoso en toda Europa. Siguió componiendo hasta 42 óperas, todas ellas representadas con gran éxito, así como oratorios, música vocal, música instrumental, himnos etc hasta llegar a la pasmosa cifra de 612, mas 25 suplementos, sin contar las obras dudosas.

Después de su muerte acaecida en 1.759, sus óperas cayeron en el olvido, aunque se siguieron interpretando sus oratorios.

Hoy día Händel es uno de los grandes músicos mas conocido y apreciado, no solo, con gran estima entre los compositores, sino del público en general.

Entremos ya en la ópera Rodelinda, que se estrenaba por primera vez en el Teatro Real de Madrid.

 Rodelinda, ópera en tres actos con música de Georg Freiderich Händel y libreto de Nicola Francesco Haym (1.678-1.729), libretista de óperas, compositor, director de teatro y productor de óperas italiano, que escribió varios libretos para las óperas que Händel compuso en Londres, se inspiro en un libreto anterior de Anonio Salvi, que provenía, a su vez, de la obra teatral del dramaturgo francés  Pierre Corneille,  Petharite, roi des Lombards. fue estrenada, en el
King´s Theatre de Haymarket, de Londres, el 18 de febrero de 1.725.

El argumento que gira alrededor de la fidelidad conyugal de Rodelinda, reina de Lombardía a su esposo, y la lucha por el poder, inspiro al compositor, que produjo una de las obras mas apreciadas desde su estreno en Londres.

De los diversos tipos de amor que describen los libretos operísticos, el romántico, el prohibido, el familiar, el amor al poder, el amor a la patria e incluso el amor propio, el que mas escasea es el amor conyugal.

En efecto Rodelinda sigue fiel a su marido Bertarido, a pesar de creerlo muerto, y se resiste a contraer matrimonio con el usurpador Grimoaldo, deseoso de tomar el poder en Milán gracias a ese enlace.

Händel compuso una música bellisima, para hacer verdadero cada detalle emocional, convirtiendo Rodelinda en una historia coherente, donde se pone en valor, como insdestructibles,  los cimientos del matrimonio y el valor y astucia de Rodalinda para conservar el poder.

Esta es de forma resumida la historia de Rodelinda.

Rodelinda, reina de Lombardía. viuda del rey Bertarido, o eso, al menos, cree ella, tiene que demostrar coraje y astucia para enfrentarse al usurpador del trono Grimoaldo, que quiere convertirla en su esposa para consolidar su poder, y tiene que proteger a su hijo, amenazado por el tirano. Ha de actuar de la misma manera con Garibaldo, duque de Turín, que también quiere hacerse con el poder y cuyos planes quedan interrumpidos cuando se sabe que Bertarido no ha muerto.
                                                                         

Para conseguir sus fines, Rodelinda, una autentica heroína, valiente, sincera y amorosa urde complicados y peligrosos planes, mientras muestra una fidelidad total a su desaparecido marido y un gran deseo de proteger la vida y la herencia de su hijo, Flavio, con los que consigue tener entretenidos a los pretendientes, y llevarse después la alegría de la vuelta de su marido, Bertarido.

Complicado argumento que necesita varios y buenos cantantes dada la dificultad de la interpretación, en particular dos contratenores, voz masculina, que en otros siglos cantaban los castrati, y que ahora, por fortuna, se consigue con técnica.

Pasando a la función del Teatro Real, la dirección de escena corrió a cargo del alemán Claus Gluth, ya conocido en el Teatro Real por su trabajo en la ópera Parsifal, representada la temporada pasada.

Gluth nos cuenta la historia de Rodelinda a través de los ojos de su hijo Flavio, personaje sin voz, pero de una intensa actividad en el escenario, en el cual aparece y se mueve constantemente y sitúa la acción en una gran casa inglesa rotatoria de estilo georgiano, en cuyos muros son proyectados los sueños, miradas y dibujos infantiles de Flavio, que, en opinión de Gluth ayudan a comprender la psicología, sobre todo del chico; para los demás personajes no sirve gran cosa este derroche de dibujos.
                                                   

                                                                             

En el papel de Rodelinda ha estado la soprano lírica británica Lucy Crowe, que ha cantado con aplomo y ha aportado una interpretación adecuada; junto a ella, el rol de Bertarido ha sido realizado por el extraordinario contratenor estadounidense Bejun Metha, que ha tenido un actuación sobresaliente durante toda la ópera, acoplándose perfectamente con la soprano, que me ha gustado y commovido,  particularmente en el maravilloso y largo duo "io t´abraccio" ,
                                                                                 

Hemos tenido la suerte de contar no con un contratenor, voz que me gusta mucho, sino con dos, el contratenor estadounidense Lawrence Zazzo en el papel de Unulfo, consejero y amigo (de Bertarido), de timbre mas oscuro que Metha, pero con gran técnica y maestría.

Muy bien, aunque algo exagerada, la interpretación por el actor colombiano Fabian A. Gomez, ya no tan niño, del niño Flavio, personaje importante en la trama, sin voz.

Muy bien, también el resto de buenos cantantes y esforzados actores,  como el tenor ingles Jeremy Ovenden que interpreta a Grimoaldo, la contralto italiana Sonia Prina que hace una impactante  Edulge, la prometida de Grimoaldo antes de que la deje, para tratar de casarse con Rodelinda,

La dirección corrió a cargo del titular del Teatro Real, el británico  Ivor Bolton, que consiguió un bello sonido de la orquesta, vigoroso y matizado.

Impresionante representación que dejo contentos a mi hijo y a mi. Al salir fuimos a tomar unas tapas a la cercana Taberna del Alabardero donde  gran pare del elenco que habia cantado Rodelinda se encontraba tomando una copa previa a una buena cena. Casi todos eran ingleses y mi hijo disfruto saludandoles y felicitandoles por su magnifica actuación.

3 comentarios:

  1. Hola, Ana:

    Qué alegría venir a visitarte al regreso de mi viaje y encontrarme con esta magn-ifica reseña de esta Opera de Haendel, compositor que a mi también me gusta mucho. Ya no estaba en cartelera cuando estuve en Madrid, lamentablemente.

    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Myriam.

      Gracias por tu comentario, disfrutamos mucho mi hijo mayor y yo en esta representación, que fue magnifica.

      He ido siguiendote por fb en todos esos interesantes lugares de tu viaje por España. Eres una gran viajera y me parece que sabes disfrutar, tanto desde el punto de vista cultural, como social y gastronómico de todas tus visitas.

      Cuando quieras hacernos una visita y conocer el norte de España, Asturias o las Islas Canarias, donde estamos en estos momentos y donde tengo un piso, solo tenemos que ponernos de acuerdo en las fechas

      Deseo que hayas llegado bien a tu casa, supongo que con ganas de descansar y apreciar el "hogar dulce hogar"

      Un gran abrazo

      Eliminar
  2. Mil Gracias, Ana por tu invitación. Asturias será, con seguridad. Espero incluirla en mi próximo viaje. Será un verdadero placer verlos a ti y a Carlos. Desde luego que te avisaré con tiempo.

    Un beso enorme y desde ya te voy deseando muy Felices Fiestas.



    ResponderEliminar