jueves, 1 de febrero de 2018

Cabo Espartel y Arcila o Asilah

                                                                                           

Hoy empezó la excursión con una visita al Cabo Espartel, con otra dirección; hasta el momento habíamos viajado en dirección este a Tetuan y hacia el sur, Chefchauen, hoy fuimos hacia el oeste, hacia el Cabo Espartel y Arcila, tan interesantes como lo que llevábamos viendo.

El Cabo Espartel es el lugar donde se encuentran las aguas del Mar Mediterraneo y del Océano Atlántico y el lugar donde nace el estrecho de Gibraltar, en una zona boscosa a 110 m sobre el nivel del mar.
                                                                     

Conocido en la época romana como Cabo Ampelusia, tomo después su nombre actual del sumergido archipiélago Espartel, una serie de pequeñas islas, la mayor de las cuales esta a 12 km, entre las costas de España y Marruecos. Se dice que el pequeño y desparecido archipiélago dio origen al mito de la Atlántida.
                                                         
El faro del Cabo Espartel fue el primer faro de Marruecos, construido a iniciativa de los delegados diplomáticos de la época del Tanger internacional, emplazado en la zona en 1.864, siendo uno de los referentes de la ciudad y de la región.
                                                                   
                                                         
El lugar esta rodeado de magníficas playas, todavía en su estado natural, alguna de ellas ocupada por camellos, que los naturales ofrecen para dar un  paseo a lomos de los mismos, y único animal que se ve en toda y todas las playas.
                                                                     

                                                                             

Después de contemplar el cabo, el faro y las magnificas playas seguimos hacia Arcila, otra atractiva visita.

Arcila o Asilah,  está a 48 km de Cabo Espartel y se tarda, por carretera, algo menos de una hora en llegar, un bonito paseo por la costa sur del estrecho y costa atlántica de Tanger.

La ciudad se encuentra en una llanura frente a una colina que bordea el mar. Cuenta actualmente con cerca de 30.000 habitantes.

El poblamiento de la zona es tan antiguo como el Neolítico, 2.000 años a.C., como muestran los hallazgos arqueológicos.

Griegos y fenicios la visitaron, habiéndose encontrado restos de Zilil o Zilis, poblado de fundación fenicia del s. II a.C.; paso después a ser cartaginesa, sucesores de los fenicios, que, incluso, acuño moneda. Trás  la derrota de Cartago, en el s. I a.C., paso a ser romana con el nombre de
Colonia Augusta Zilil.

Conquistada por los árabes en 714, resurge por su dedicación al comercio, conociendo cierto nivel cultural y científico por sus intercambios con los países vecinos.

En 1.471 es conquistada por los portugueses, en su expansión por el norte de África, que la fortifican y la convierten en un punto importante de la ruta del comercio del oro sahariano.

En 1.580 pasa a poder de España, durante 60 años, tras la unión de España y Portugal en el reinado de Felipe II, y tras varios siglos de diversos avatares y cambios de poder, en 1.912, pasa a formar parte del Protectorado Español de Marruecos, situación que se mantiene hasta la independencia de Marruecos, proclamada en 1.956.

Cuando llegamos, encontramos el barrio europeo, en el que destaca en primer lugar la iglesia de san Bartolomé, parroquia católica construida en 1.927 por el arquitecto fray Francisco Serra (1.866-1.930), en un estilo, podíamos decir, neobarroco, que recuerda los templos sudamericanos, y que continua teniendo culto.
                                                                         

De la época del Protectorado se conservan diversas instalaciones como el Ayuntamiento, la oficina de Correos, el mercado, la estación de autobuses, la almadraba frente al puerto, el casino y el cuartel de Mahala, entre otros.

Pero, sin duda lo mas interesante de Arcila es su caso antiguo, que por la luminosidad de su cielo, el constante sonido del mar en sus calles, y la salinidad, que se palpa en el ambiente, nos hace recodar los pueblos costeros de Cádiz.

Las murallas que rodean la ciudad fueron construidas en el s. XV por Alfonso V de Portugal.
                                                                                   

Se entra en ellas por varias puertas, las mas importantes de las cuales son Bab Homar o Puerta Tierra, abierta bajo una torre con el escudo de armas del rey de Portugal,
                                           


                                               Puerta de la Alcazaba o Bab al Kasbah


Bab Bahr, la Puerta del Mar y Bab al-Kashba o puerta de la Alcazaba, junto al cementerio musulmán.

La zona amurallada es relativamente pequeña, con las calles muy limpias, las casas encaladas, decoradas con tintes de color azul índigo y verde esmeralda, que recorrimos enteramente..                                                                           

                                                                 
Precioso paseo por esta encantadora ciudad
                                                                         

Salimos del recinto y dimos con una calle llena de de bares, principalmente zumerías, donde se puede tomar un zumo de naranja recién exprimido, o de algún otro fruto.

Era la hora de comer y para ello elegimos un restaurante con terraza frente al puerto. El solícito camarero nos informo, cuando vio nuestra intención de sentarnos en la terraza, que si queríamos tomar vino tendría que ser dentro del local. La observancia musulmana de los preceptos de su religión, y las normas que lo acompañan, hace que no se pueda exhibir ese consumo en publico. Entramos dentro del restaurante y dejamos la vista del mar para después.

La comida a base de pescado, acompañada de vino blanco la disfrutamos, estuvo bien. Después dimos un paseo por una larga avenida con palmeras, desde la que se podía ver la costa.

Otro paseo nos llevo a una de las plazas nuevas de Arcila, el Jardín de Mahmud Darwish, No son jardines especialmente bonitos, pero si que hay zonas de césped, arboles y bastantes bancos para sentarse, que aprovechamos para descansar un rato.
                                                                               

Con ese clima las plantas, cuando tienen cuidados y sobre todo agua, se muestran exhuberantes
Tras este día bien aprovechado volvimos a Tanger y aun pudimos disfrutar de los largos días del mes de junio, para dar un paseo por el bulevard Mohamed VI, que pasa al pie de nuestro hotel.

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