jueves, 7 de enero de 2010

Capitulo II Navegando hacia Maine

Nuestro primer día completo en el barco, transcurrió enteramente surcando el Océano Atlántico, sin mas que ver que el inmenso mar a un lado y otro del inmenso barco: "la prisión dorada".

En él te proporcionan toda la comida y toda el agua, e incluso zumos, tés y cafés que quieras, pero la diversión escasea.

Si eres norteamericano y estas dispuesto a entretenerte como tal, la dirección ofrece diversas charlas, p. e. sobre nutrición, problema que, ya he apuntado, es grave entre los pasajeros, por su exceso de peso.
O pasatiempos como pintar dibujitos, como los que pintan los niños en la guardería, dirigidos por un tutor como allí se hace.
También puedes ir al gimnasio a castigar el cuerpo en los aparatos ad hoc, e incluso bañarte en los yacuzis exteriores, soportando después el gélido aire ambiental al salir.
Debe haber todavía alguna que otra diversión mas, todos los días nos pasaban el programa completo de a bordo, como cursillos de fotografía en incluso clases de bridge para principiantes. Todo, natural y rigurosamente en inglés.

Otros pasatiempos, muy concurridos aunque más peligrosos para la cuenta corriente son los que necesitan utilizar la tarjetita proporcionada a la entrada del barco, con tentaciones diversas para que la uses; así hay dos joyerías, una perfumería, otras dos tiendas de recuerdos, que incluyen ropa y objetos diversos, venta de cámaras de foto, y por si fuera poco, todos los días, en el paseo central, llamado La Promenade, ponen caballetes donde venden bisuteria y camisetas.
Es fácil caer en la compra compulsiva después, de tantas horas de barco.
También, pagando por el mismo procedimiento, puedes someterte a los ciudados de masajistas, con las diversas modalidades, del spa.

Después del desayuno optamos por caminar por la cubierta 14, acondicionada para este fin, con trayectoria marcada en el suelo. Tuvimos suerte pues el día era de buena temperatura y soleado. Pudimos ver que solo el agua nos rodeaba, vista impresionante.

A las 11 nuestro guía nos había convocado para una instructiva y, según él, necesaria charla, sobre cosas interesantes que teníamos que conocer, a cargo de un miembro de la tripulación, llamado pomposamente "embajador internacional".

Este resulto ser un "morenito" colombiano, muy alto y que hablaba además de su y nuestro idioma materno, otra varias lenguas, como a lo largo de los días tuvimos ocasión de comprobar; además de presentarse, su misión, las cosas interesantes prometidas, se podía resumir en una sola: una incitación repetida al consumo dentro del barco.

Comimos en el buffet, que era variado aunque nada exquisito. La masa a la que hay que dar de comer en estos barcos impide la buena calidad

Por la tarde, antes de la cena, tuvo lugar el "Saludo del Capitán de la nave" al pasaje, que ha sustituido la cena de gala que aparecía en la serie Vacaciones en el mar, de hace unos cuantos años.

El capitán vestido con su uniforme de gala y subido a un simulacro de puente de mando que hay en el paseo central, dirige a los pasajeros unas palabras y luego presenta a la tripulación, incluido el chef. Tengo que decir que nuestro capitán era como de encargo, alto, mediana edad, guapo.

Los norteamericanos son muy animados pues se visten de gala para este evento, que va acompañado de una copa de champán.
Están dispuestos a disfrutar con todo.

Cenamos, a continuación en el enorme salón llamado Da Gama, en nuestros puestos asignados. Para la cena te ofrecen una pequeña carta, para elegir; hay que ir con cuidado porque algunas cosas no están nada apetitosas; con los días descubriríamos que lo mejor era pedir siempre carne a la plancha. La bebida es asunto de la tarjetita.

Bien, pues así había pasado nuestro primer día, navegando, navegando... hasta nuestra primera parada que iba a ser en Portland, Maine.

Hasta entonces...

domingo, 3 de enero de 2010

Crucero a Nueva Inglaterra y Canadá

Capitulo I Embarque


Teníamos, C. y yo gran ilusión por hacer un crucero. Habíamos oído comentarios como: "yo ya no quiero mas que cruceros para viajar", "fantástica organización", "la comida es excelente y los servicios de a bordo muy buenos" etc.Todos ellos parecían una clara recomendación para hacer alguno; así que nos embarcamos en el enorme barco con bastante entusiasmo.

Fuimos desde Nueva York al puerto de embarque de estos trasatlánticos, que esta en Cape Liberty, New Jersey.
El trayecto tarda mas de una hora. Parece ser que estos barcos, tan grandes, no caben en el puerto de Nueva York, que no tiene calado suficiente . El puerto ha sido poco desarrollado desde que la Mafia acabo con él, hace varias décadas.

El muelle de embarque es un sitio desolado, con grandes hangares para albergar al enorme número de pasajeros que íbamos a compartir el viaje, en consonancia con el enorme barco.
Allí después de una cola, que iba rápida, comprobaron los pasaportes y nos proveyeron de una tarjeta con la cual debíamos pagar cualquier gasto en el barco; el dinero no se admite. Se abona el total de gastos el último día.

Al final de la cola había un puesto con café y galletas, anticipo de los servicios de restauración del barco, que están disponibles las veinticuatro horas del día.

Ahora dos palabras sobre los viajeros. La mayor parte de los mas de 3.000 pasajeros eran estadounidenses, y digo esto desde ya, porque todo el viaje estaba orientado a los gustos y necesidades de tal colectivo. Destacaba la edad media, con lo que parecía una gran cantidad de mayores de 70 años. Por último empezamos a ver otro de los fenómenos de la sociedad norteamericana actual: una gran cantidad de personas con sobrepeso. En general el sobrepeso era casi universal, había algunos ejemplares increíbles.

A continuación subimos al barco y nos fue asignado nuestro camarote, que era confortable; amplio, bien decorado, con un balcón sobre el mar.

El barco es enorme, pero esa enormidad es limitada y produce algo de claustrofobia. La decoración es recargada y estrambótica, de dudoso gusto. Hay bares, tiendas, un teatro, gimnasio, y hasta un casino.

La salida del barco es espectacular. Se puede ver la linea de rascacielos de Manhatan, la estatua de la Libertad, la isla de Ellis, el puente Verrazzano... Estuvimos un buen rato contemplando este magnifico paisaje, mientras navegábamos hacia el océano Atlántico

En el barco la comida del mediodía se hace en un buffet, disponible, casi sin interrupción, desde el desayuno hasta la cena. Para la cena, que se sirve en otra sala inmensa, hay puestos asignados para toda la travesía con los mismos comensales y tiene un carácter mas formal.

Después de la cena estuvimos en uno de los acogedores bares tomando una copa.

Así se acabo nuestro primer día como "navegantes"

viernes, 1 de enero de 2010

Presentación

Vivo en una ciudad de tamaño mediano de España; ahora que ya no tengo responsabilidades profesionales, viajo de vez en cuando...

Bueno, esto de viajar no es nuevo en mi vida, porque por suerte o no...me he pasado la vida viajando desde que tenía un año de edad.

Voy a dejar constancia de mis viajes recientes y futuros para que no se me olviden y por si hay alguien al que pudieran interesar.

Todo empezó cuando mi hija me invitó a contar el viaje que su padre y yo habíamos hecho a Egipto, que ya he relatado en su blog.

Me hace gracia que el año y mi propio blog empiecen el mismo día.
¿Será un buen augurio, para el entretenimiento que puedan conseguir, tanto los lectores como yo, con esta actividad?

Ya veremos...