jueves, 6 de octubre de 2011

Dos días en Córdoba. España. 1er día


¡Oh excelso muro, oh torres coronadas

De honor, de majestad, de gallardía!,
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
Tanto por plumas como por espadas!

Si entre aquellas ruinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mio,

Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!

Luis de Góngora y Argote

Comienzo esta visita a Córdoba con el soneto que le dedicó uno de sus mas ilustres hijos, el gran poeta español del s. XVII, Luis de Góngora.

Y aun con verbo tan exquisito, nada puede describir de forma completa esta ciudad.

Y es que Córdoba evoca un pasado conformado por un patrimonio histórico, cultural y artístico realmente importante.

Habíamos tenido la idea, después de una temporada en Madrid, de hacer el viaje a Córdoba en el tren AVE, que tarda menos de dos horas y es muy cómodo. Se nos habían unido en la visita, aunque llegando un día antes, nuestros primos T. y R. lo que hacia la excursión aún mas agradable.

Hicimos, pues, el viaje en el tren rápido, que se paso en un momento y llegamos a la bonita estación de Córdoba, bastante cercana al hotel.

Un taxi nos dejo en el hotel Selu, muy cerca del barrio de la Judería, muy cerca de los grandes monumentos del casco antiguo.

Antes de recorrer lo que nos dio tiempo en los dos días escasos, hagamos un poco de historia, para situarnos.

Por su posición geográfica en la ribera del río Guadalquivir, la región fue habitada desde la prehistoria, teniendo yacimientos de la Edad del Bronce, de los s.s. IX y VIII a.C.

Fue fundada entre los años 169-152 a.C por el general romano Claudio Marcelo, con el nombre, casi igual al actual, de Corduba, llegando a ser capital de la provincia de Hispania Ulterior, durante la república romana y posteriormente de la Bética, durante el imperio, lo cual da idea de su importancia.

En esta época llego a tener tantos edificios lúdicos como la propia Roma, y personajes ilustres como el filósofo Lucio Anneo Seneca, oradores como Marco Anneo Seneca y poetas como Lucano.

A la caída del imperio romano, hubo invasiones de diversos pueblos germánicos, que fueron desplazados finalmente por los visigodos, aliados de los romanos.

Durante un periodo de debilidad del reino visigodo, el imperio bizantino se hizo con parte del territorio de la Bética, debido al intento del emperador Justiniano I de restaurar el imperio romano.

La provincia bizantina mas occidental, llamada Spania, peduro durante los s. VI y VII.

Establecidos los visigodos en todo el territorio de España, pero con un reino inestable debido a sus continuas luchas sucesorias, en el año 711 fue invadida por los musulmanes, que en siete años se hicieron con todo el territorio de la Peninsula Iberica, exceptuando Asturias.

Convertida en Emirato Independiente y mas tarde, en Califato Omeya de Occidente, paso a ser la capital de los musulmanes, alcanzando su máximo apogeo.

En el s. X llego a ser la mayor ciudad de Europa, así como un gran centro cultural, político y económico. En este siglo se completo la construcción de la Mezquita.

Contaba con universidad y biblioteca, estaba adornada con jardines y palacios, tenia alcantarillado, fuentes y baños públicos, como ninguna otra ciudad en Europa.

En el año 1.236 el rey Fernando III el Santo, la reconquisto, convirtiéndola, de nuevo, en cristiana.

Actualmente es una de las ciudades mas bellas y mejor conservadas de España, cuyo casco antiguo, uno de los mas extensos del mundo, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1.984.

Bien, pues era la ocasión de conocer, al menos, alguno de sus monumentos, de pasear por sus calles y de percibir el monumental ambiente.


Tomamos posesión de nuestra habitación, nos encontramos con los primos y salimos al exterior.

Atravesamos la Plaza de Las Tendillas, considerada el centro urbano de Córdoba, que debe su nombre a las multitud de pequeñas tiendas que antiguamente la rodeaban, donde se celebran manifestaciones, conmemoraciones, discursos y triunfos deportivos.

Aunque sus orígenes se remontan al s. XIV, hoy día es una plaza moderna, con buenos edificios de finales del s. XIX, y principios del XX, presidida, en su centro por la estatua ecuestre del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, hombre fundamental en la rendición de Boabdil, rey de Granada, el último bastión musulman de España, y por lo tanto del final de la Reconquista, en 1.492, y de las exitosas campañas de conquista de Nápoles, de la cual llego a ser Virrey.

Erigida para conmemorar los 400 años de su muerte, fue trasladada definitivamente a la Plaza de las Tendillas en 1.927.

La estatua en bronce, obra de Mateo Inurria, tiene una curiosa cabeza en mármol, que ha dado origen a leyendas urbanas, sobre su modelo. Algunos dicen que es la cara del torero Lagartijo, aunque, parece que lo cierto es que el modelo fue un organista de la iglesia de San Nicolás. En todo caso llama bastante la atención.

De allí llegamos enseguida a la espectacular zona de la mezquita, el puente sobre el río Guadalquivir, el arco de triunfo, y la Torre de la Calahorra

Vayamos por partes.

Queríamos, por supuesto, visitar la Mezquita-Catedral, uno de los monumentos mas importantes del mundo, pero dentro del gran patio, lleno de naranjos alineados, había una enorme cola de deseosos visitantes, bajo un sol tórrido, que aunque por las fechas era primaveral, apretaba mas allá de los treinta y pico grados C.

Después de consultar los horarios decidimos dejarlo para el día siguiente, a primeras horas de la mañana, y fuimos a conocer alguna de las muchas cosas que ofrece esta mítica ciudad.

Al lado de la Mezquita se encuentra el Alcázar de los Reyes Cristianos, declarado Bien de Interés Cultural desde 1.931.

El conjunto tiene un aspecto sobrio en su exterior, y esplendido en su interior, con preciosos patios y jardines.

Mandado a construir por el rey Alfonso XI de Castilla, en el año 1.328, sirvió de alojamiento a los Reyes Católicos, que dirigieron desde allí, la campaña de la Toma de Granada.

En otra de sus dependencias, la Torre del Homenaje, Cristóbal Colón solicito, en 1.488, fondos para la aventura marítima, que culmino con el descubrimiento de América.

La sala principal del edificio se llama muy apropiadamente "Salón de Los Mosaicos", ya que en ella se pueden admirar los magníficos mosaicos romanos encontrados a finales de los años 50, en la Plaza de la Corredera.

Los mosaicos romanos siempre me han atraído, y los expuestos en el Alcázar son verdaderamente buenos, como se puede ver por la muestra.

Después de admirarlos un buen rato, dimos un paseo por los esplendidos jardines,

que ocupan una gran superficie de 55.000 m2, y que corresponden a la antigua Huerta del Alcázar, en los que hay gran variedad de arboles. Palmeras, cipreses, naranjos y limoneros, además de preciosos parterres llenos de flores, rodean las elegantes fuentes y estanques.

Bordeamos la mezquita viendo sus muchas puertas, a cual mas bella.

Por esa calle, hoy peatonal, se llega al río donde hay otras cuantas muestras del glorioso pasado de Córdoba.

En primer lugar el monumento barroco dedicado al arcángel San Rafael, custodio de la ciudad, al cual los cordobeses tienen gran devoción, que tiene, en la ciudad, varios monolitos en su honor.

El llamado Triunfo de San Rafael, está situado al lado de la Puerta del Puente

El monumento que tiene una verja protectora alrededor, fue comenzado en el año 1.765, y después de algunas dificultades presupuestarias, fue financiada, finalmente, por el cabildo catedralicio y acabada en 1.871.

Al lado está la Puerta del Puente, que antaño perteneció a las murallas.

Después de haber ocupado este lugar otras puertas, romanas y musulmanas, en 1.572, durante el reinado de Felipe II, se decidió hacer una puerta nueva, que sustituyera a la que había en mal estado. Ahora despojada de las murallas, tiene aspecto de arco de triunfo.

La Puerta del Puente está al lado del Puente romano, que atraviesa el río Gualdalquivir.

El puente construido en el s. I de nuestra era, por orden del emperador Octavio Cesar Augusto, fue el único puente con el que contó la ciudad, durante veinte siglos, hasta la construcción de un nuevo puente en el s. XX.

Probablemente la Vía Augusta, que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por él, ya que fue el único paso del Guadalquivir por tierra, sin tener que utilizar ningún tipo de embarcación.

A lo largo de los siglos ha sufrido distintas remodelaciones, mas de carácter estético que estructurales, ya sabemos lo sólidamente que hacían las obras de ingeniería los romanos, la última de las cuales ha acabado en el año 2.008, y ha dado, lugar a una gran polémica, por haber conseguido un aspecto insólito para la zona peatonal del puente, alejado de la estética conveniente.

Concretamente nosotros quedamos horrorizados por los elementos introducidos, tanto en el suelo, cuyo adoquinado ha sido sustituido por placas de granito, como por la iluminación, que ha cambiado las farolas decimonónicas, por luces funcionales de estilo "Ikea" y por un parapeto en cemento, que remata todo. Pueden ser ejemplos, no solo del mal gusto del arquitecto que lo ha proyectado, sino de las autoridades que lo han encargado.

Aun así el puente resiste, y se contempla su grandiosa estructura con gusto y asombro.

Al final del puente está la Torre de la Calahorra.

Construida por los árabes como torre de vigilancia de la entrada a la ciudad por el puente romano, fue reformada en el s. XIV por Enrique II de Trastámara, par defenderse de su hermano Pedro I, en las luchas que ambos mantuvieron, para lo cual se añadió otra torre a las dos existentes.

En 2.008 fue restaurada, y ahora se encuentra en perfecto estado.

El sol caía a plomo sobre nosotros, y la hora de comer había llegado. Fuimos a un agradable restaurante, el Caballo Rojo, con especialidades cordobesas, entre las cuales el "salmorejo", me pareció muy rico. Es como un gazpacho mas fuerte y denso, de lo mas apropiado para los calores veraniegos, que tanto gastan por allí.

Las berenjenas fritas, las setas y las gambas también figuraron entre las tapas que tomamos.

Seguidamente y aunque el sol apretaba, nos fuimos a ver el museo de Julio Romero de Torres, famoso pintor español, que nació y murió en Córdoba, donde vivió casi toda su vida.

Es Romero de Torres un pintor tan copiado y reproducido, que a veces se olvida su originalidad. Pinto en una época en que lo que sobresalía eran los nuevos cauces de la pintura moderna, con Picasso, Juan Gris, etc, etc., pero él siguió pintando de manera clásica, y nos dejo cuadros magníficos, de honda raíz andaluza y española.

Nos llegamos, pues hasta la histórica Plaza del Potro, lugar encantador, donde el mismo pintor había residido, y donde se ubican, hoy día, tanto el Museo a dedicado a Julio Romero de Torres, como el Museo Municipal de Bellas Artes de Córdoba.

La plaza esta presidida por una fuente, de la época de Felipe II, coronada con la estatuilla de un potro, que seguramente habrá sido el origen de su nombre.

Miguel de Cervantes vivió durante diez años en Córdoba, y esta placita sale mencionada en dos de sus novelas, la inmortal "Don Quijote de la Mancha", así como "Rinconete y Cortadillo", una de las Novelas Ejemplares.

A la entrada de la plaza hay otro Triunfo de San Rafael, obra de Verdiguier.


Los museos están instalados en el edificio que fue Hospital de la Caridad de Nuestro Señor Jesucristo, fundado por los Reyes Católicos, que perteneció a los franciscanos hasta la desamortización de Mendizabal, de 1.835, pasando en 1.837 a a la Diputación de Córdoba.



La mayoría de los cuadros del museo Romero de Torres provienen de la donación que hizo la familia del pintor, a su muerte, en 1.930, para su memoria y conservación, nutrido con otras donaciones de particulares, y con las obras y mobiliario del estudio del pintor, en Madrid.

Por desgracia, el museo estaba cerrado, en obras de restauración, circunstancia que se encuentra con frecuencia el turista en sus visitas, por dondequiera que vaya.


Nos tuvimos que conformar con recorrer el Museo de Bellas Artes, cuya puerta está enfrente.

Este pequeño museo se nutre, principalmente, de obras provenientes de los conventos que fueron expropiados durante la desamortización, y tiene algunos cuadros notables; recorrimos sus salas con agrado.

Todavía teníamos ánimo para seguir paseando por esta monumental ciudad, así que subimos por la calle de San Fernando, que tiene algunas notables casas, hasta llegar a las elegantes columnas del Templo Romano, que destacan, como subidas en un podio.

Las ruinas del templo romano fueron descubiertas en los años 50 del siglo pasado, durante una ampliación del Ayuntamiento.

Las columnas que se conservan son de orden jónico.

Fue construido durante el reinado del emperador Claudio, (41-54 d. C.) en el s. I de nuestra era, aunque se acabo bajo el mandato de Domiciano, en el lugar que ocupaba el Foro; el material usado para la construcción fue mármol; se cree que estaba consagrado al culto imperial.

Otra muestra del esplendor de la Colonia Patricia Corduba en tiempo de los romanos.

Después de otra caminata llegamos a lo que sería nuestra última visita del día, pues a estas alturas de la tarde, ya no teníamos capacidad para ilustrarnos mas.

Pero esta visita era obligada: el Cristo de los Faroles.

El Cristo de los Desagravios y de la Misericordia, conocido popularmente como Cristo de los Faroles, está enclavado en la Plaza de los Capuchinos, uno de los lugares mas tradicionales de Córdoba, rodeado de ocho faroles, que le dan el sobrenombre.

Antiguamente la plaza de los Capuchinos pertenecía al convento del Santo Ángel, de dicha orden, que lo dono a la ciudad. La plaza mantiene su empedrado original, y es lugar de culto predilecto en Córdoba, pues además del Cristo de los Faroles, la iglesia alberga otras cuatro tallas, de las que salen en las procesiones de la Semana Santa.

El Cristo de los Faroles ha sido objeto de innumerables canciones y coplas, la mas famosa de las cuales, del mismo nombre, interpretada por Antonio Molina, ha sido la base de una película de igual nombre.

Cansados, pero pletóricos de arte y cultura llegamos al hotel donde descansamos un buen rato, antes de salir a cenar a un restaurante de la Judería cercano al hotel, "El Churrasco".

Este barrio de noche tiene embrujo, y la cena, en el bonito restaurante, fue un digno colofón a un día bien aprovechado.

Al día siguiente nos esperaba la Mezquita...

sábado, 1 de octubre de 2011

Atún mechado

El atún es un pescado muy popular en la alimentación de gran parte del mundo.

Admite gran diversidad de preparaciones culinarias. El sorropotun, plato popular de los pueblos costeros de Santander, o su versión vasca el marmitako, o bien el patacó del Mediterraneo han tenido una amplia difusión en toda España.

En algunos países de América del sur es muy apreciado preparado como cebiche.

Hoy traigo una receta para preparar el atún, muy fácil y que queda muy sabroso


Ingredientes



  • 1 k de atún
  • 50 de tocino
  • 2 tomates 1 cebolla
  • 1 diente de ajo
  • 1 vaso de vino de vino blanco
  • perejil
  • laurel
  • sal pimienta en grano

Elaboración

Decir al pescadero que quite la piel del atún

Lavarlo bien.

Hacer unas incisiones profundas con un cuchillo fino.

Introducir en ellas un trocito de tocino y unos granos de pimienta

Envolver los trozos de atún en harina

Dorarlos por igual en aceite caliente.

Hacer una salsa de tomate con el tomate, la cebolla, el ajo y el perejil.

Pasarla por el pasapuré o por la batidora.

Echarlo sobre el atún, junto con el laurel, los granos de pimienta restantes y el vino blanco.

Sazonar con sal al gusto.

Dejar cocer 15 minutos a fuego lento.

Se puede acompañar de unas patatas pequeñas, cocidas durante 5 minutos y acabadas de hacer con mantequilla otros 10 minutos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Por los alrededores de Madrid: Buitrago. Pedraza. Turegano

El pasado mes de mayo fuimos a conocer algunos pueblos del norte de Madrid, en la Sierra de Guadarrama.

Nos acompaño nuestro primo A., gran conocedor de España y sobre todo de la provincia de Madrid, que nos hizo de guía, además de agradable compañía.

Salimos, pues, en un buen día, de lo mejor del clima de Madrid, que es una corta primavera, en el que se puede disfrutar del sol y buena temperatura, sin los cercanos agobios del termómetro.

Situemonos geograficamente, aunque sea brevemente, por los lugares de nuestra excursión.

La Sierra de Guadarrama pertenece al Sistema Central; su nombre proviene del río Guadarrama (del árabe Uar-ad-ramel, río del arenal), que nace en ella.

Se extiende por las provincias de Madrid, Segovia y Avila; hace de división entre las cuencas del Duero y del Tajo y su pico mas elevado es Peñalara de 2.428 m.

Sus montañas tienen gran afluencia de montañeros, senderistas y turistas, lo que hace que las infraestructuras para el turismo y los deportes estén muy desarrolladas.

Aunque la excursión estaba proyectada para conocer Pedraza, de la cual habíamos oído hablar mucho y bien, nuestra primera parada fue en Buitrago de Lozoya, a indicaciones de A.

Valió la pena la parada y aun se me hizo corta, pues este pueblo tiene historia y monumentos para detenerse mucho mas tiempo del que le dedicamos.

En esta queríamos ver, sobre todo, la coracha en el río, gran obra de ingeniería, que aun subsiste.

Buitrago, que dista 75 km. de Madrid, es un precioso pueblo de algo mas de 2.000 habitantes.

Es el único pueblo de la Comunidad de Madrid que conserva integro su antiguo recinto amurallado; fue declarado Monumento Nacional en 1.931 y todo el pueblo, Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1.993.

El río Lozoya que lo circunda enteramente, menos en el sur, hace de foso natural de defensa, muy útil en otras épocas.

El paisaje de la zona es uno de los mas espectaculares de la Comunidad de Madrid. Los bosques de pinos se mezclan con las rocas graníticas, las aguas del río Lozoya y el limpido cielo de la sierra madrileña, que proporciona diferente luz en las distintas estaciones del año.

Buitrago de origen celtibero, sería, respecto a su historia la Libratum romana, aunque, como no se han hecho prospecciones arqueológicas, no hay prueba de ello.

La Reconquista la hizo cristiana a finales del s. XI, 1.083 o 1.085, cuando Alfonso VI de León y Castilla, amplio notablemente su reino con la conquista de estos territorios, y creo el Señorío de Buitrago, mas tarde concedido por Enrique II, en 1.368, a la Casa de Mendoza, Duques del Infantado, que lo mantuvo hasta la desaparición del Régimen Señorial en el s. XIX.

Buitrago conserva la configuración urbana que se creo en la Baja Edad Media. La zona mas antigua es el recinto amurallado, que se quedo insuficiente para la población ante el crecimiento demográfico, creándose entonces dos arrabales.

En los s.s. XV y XVI con la consolidación del poder de los Mendoza, se construyeron grandes edificios y se desarrollo el urbanismo.

Uno de sus miembros, Iñigo Lopez de Mendoza, Marques de Santillana, gran poeta, ilustre representante de la literatura española, fundo la Iglesia de Santa María del Castillo, única que se conserva en pie hasta el día de hoy, y el Hospital del Salvador, destruido durante la Guerra Civil (1.936-39).

Durante la invasión napoleónica, a principios del s. XIX, el ejercito francés ocupo Buitrago que sufrió enormemente, como otros pueblos y ciudades de España durante la Guerra de la Independencia. Todo el recinto amurallado fue pasto de las llamas.

La economía de la zona ha estado basada en la ganadería y la explotación forestal, aunque actualmente el turismo es el principal motor económico de todo el valle del Lozoya, que posee un entorno privilegiado, en cuanto a belleza e interés geográfico e histórico.

Como ya he comentado, no pudimos ver todos los monumentos de Buitrago, pero lo que vimos me gusto mucho.

Las murallas, los macizos torreones, la coracha, me parecieron un gran ejemplo de villa medieval bien hecha.

La muralla del s. XI, restaurada continuamente a lo largo de 400 años, tiene un recorrido de 800 m.

Debido a las posibilidades defensivas del río Lozoya, que corre paralelo a ella, es una muralla no muy alta, y no muy ancha; con sus 6 m. de altura fue suficiente para la defensa de la villa.

Los torreones de la misma se conservan casi en su totalidad.

La coracha es uno de los ejemplos mas importantes y mejor conservados de Europa; se trata de un apéndice de la muralla que se introduce en el río, cuya función era defensiva; la contemplamos largamente, pues era uno de los principales motivos para nuestra visita al pueblo.

Formando parte de la muralla se encuentra el Castillo de Buitrago, construido en el s. XV, dentro del estilo gótico-mudéjar.


Se conserva parcialmente. Algunos de sus elementos como el patio de armas se utilizan para festivales benéficos y otros festejos, y sirven también, durante las fiestas del pueblo, como plaza de toros.

Entre sus huéspedes ilustres están el citado Marques de Santillana y Juana la Beltraneja, que durante las disputas dinásticas sobre el reino de Castilla, con Isabel la Católica, se refugió en este Castillo, invitada por los Mendoza.

Paseamos contemplando la coracha, las murallas y el conjunto, pensando en volver para disfrutar de este pueblo monumental.

Seguimos hasta Pedraza.

Pedraza pertenece a la provincia de Segovia. Tiene unos 500 habitantes.

Se tarda mas o menos una hora desde Madrid, sin paradas.

Hace pocas décadas, y a pesar de su belleza y gran importancia en otros tiempos, Pedraza había caído en una gran decadencia y parecía en vías de desaparición.

Sin embargo, ahora es un floreciente foco turístico, lo cual no es difícil de entender pues es uno de los rincones mas bellos y pintorescos de España.

Desde que hace décadas empezaron los trabajos de recuperación del pueblo, se han rehabilitado casonas y palacios, mientras que las nuevas viviendas tiene que atenerse estrictamente al contexto arquitectónico.

Gracias a todo esto podemos ver un conjunto magnifico, muestra de su antigua importancia y esplendor.

Este "escenario" tan bello y preservado ha sido usado por el cine, pues allí se han rodado gran cantidad de películas; desde 1.924, en que J. Catelain inauguro la larga lista con el largometraje "La Barraca de los Monstruos", hasta la mas reciente, de 1.995 "Así en la tierra como en el cielo" de J.L. Cuerda.

Fue en Pedraza donde Orson Welles rodó en 1.966 su magnifica película "Campanadas a medianoche", y dos años mas tarde "Una historia inmortal".

Se han rodado en ella también, series de gran éxito como "Los desastres de la guerra", "El pícaro" o "Teresa de Jesús", además de servir de escenario al mundo de la publicidad, con campañas exitosas.

Antes de pasear por ella hagamos un poco de historia.

Pedraza ya fue habitada desde la prehistoria; se han encontrado objetos de cerámica hecha a mano perteneciente al s. IV a.C., probablemente de factura celtíbera.

Hay certeza de la ocupación romana, pero para tener datos mas seguros nos tenemos que trasladar a la Reconquista, cuando a finales del s. XI, el rey Alfonso VI la incorpora a su reino.

Desde mediados de s. XIV, hasta la abolición del Régimen señorial en el s. XIX, Pedraza fue un dominio señorial.

En el s. XV y a través de una dote matrimonial paso a manos de la Casa de Velasco, Duques de Frías, y Condestables de Castilla.

Con la llegada de los Duques de Frías el pueblo se llena de casas nobles cubiertas de blasones. También los ganaderos ricos vienen a avecindarse en la villa.

Pasados, hace tiempo, los siglos de esplendor, en el s. XX comienza un despoblamiento masivo. Las casas son abandonadas y vendidas a bajo precio.

A partir de los años 60 y hasta los 80, muchos ciudadanos de otros lugares compran casas para rehabilitarlas y convertirlas en residencia secundaria, lo cual da un giro completo a la situación.

La recuperación de Pedraza es un mérito reconocido por la Fundación Europa Nostra, que en 1.996 le concedió un diploma, por la labor de rehabilitación y conservación de la ciudad amurallada, muchas veces efectuada por la iniciativa privada.

Cerca de Pedraza nos detuvimos para contemplar la bonita estampa del pueblo, en la que destaca la imponente mole de su castillo, y sus bastante bien conservadas murallas.

Una vez encontrado aparcamiento sin ninguna dificultad, ya que era un día de entre semana en el mes de mayo, nos dispusimos a caminar, pues hay que recorrer Pedraza por sus estrechas calles empedradas, para contemplar debidamente sus muchas casonas y palacios.

Para entrar en la amurallada villa solo hay una puerta , cuyos orígenes se remontan al s. XI, aunque puede que sea mas antigua. Fue restaurada en el s. XIV por el señor de Pedraza, Iñigo Frenando de Velasco, cuyo escudo preside la puerta.

Empezamos la visita por el castillo,



construido como fortaleza en el s. XIII y reconstruido y restaurado varias veces, la primera en el s. XV, por García Herrera, Señor de Pedraza antes de la llegada de los Velasco.

Un siglo mas tarde los duques de Frías, lo reformaron de nuevo, añadiéndole un gran muro defensivo adherido a la torre del homenaje y un puente levadizo, hoy desaparecido.

Entre 1.525 y 1.529 vivieron en el castillo, como rehenes del emperador Carlos V , los dos hijos de Francisco I de Francia, Enrique, duque de Orleans, Delfín y posteriormente rey de Francia, como Enrique II, y su hermano menor Carlos, duque de Angulema, después de la derrota francesa en la batalla de Pavía.

La última restauración ha corrido a cargo del pintor Ignacio Zuloaga que lo compro en 1.926, instalando allí su taller.

Los herederos de Zuloaga, propietarios hoy día del castillo, han adaptado una de las torres para la exposición al publico de una parte de la obra del pintor.

Una de las torres de la muralla estaba "ocupada" por una cigüeña y su familia.

La historia nos rodeaba por todas partes mientras disfrutábamos del pueblo y llegábamos a la Plaza Mayor.


La Plaza Mayor, también conocida como plaza del ganado, es una de las joyas de Pedraza y de la arquitectura castellana. Se conservan en ella los pórticos de piedra y las balconadas del Ayuntamiento, que preside la plaza.

Otro edificio notable de la plaza es la Iglesia de San Juan Bautista, en la cual entramos , y en la que destaca la torre, que conserva vestigios de su trazado románico, así como también lo conservan otros elementos aquitectónicos de la iglesia, cuyo interior, sin embargo, fue transformado en estilo barroco.

En la plaza nos detuvimos y nos sentamos a tomar un vino, mientras apreciábamos el entorno.

Hay otros muchos monumentos dignos de visita en Pedraza, pero para una primera excursión ya habíamos visto suficiente. Hice propósitos de volver en otro momento.

Había llegado la hora de comer, y dirigidos por nuestro primo entramos en uno de los muchos restaurantes de Pedraza, con una balconada que da al río Cega, que transcurre por la villa.

Allí disfrutamos de otro de los encantos de Pedraza, el lechazo asado, que acompañado de una sencilla ensalada de lechuga, es uno de los mas ricos manjares del mundo.

Otro paseo, para ayudar a la digestión, nos llevo hasta el aparcamiento, que estaba al lado del castillo.

Después de contemplar otra vez esta impresionante construccion y el magnifico paisaje de la Sierra,

y cuando ya íbamos a volver a Madrid, A. menciono otro castillo, cerca de Pedraza y que podíamos ir a conocer: Turegano.

Así que ni cortos ni perezosos nos dirigimos hacia el norte de la provincia de Segovia, donde se sitúa este pueblo.

Turegano tiene unos 1.100 habitantes

La primera visión del pueblo es impresionante, con la enorme mole del castillo presidiéndolo.


Como todos los lugares en el amplio territorio de Castilla, Turegano tiene unos remotos orígenes, como poblado celtibero, anterior a los romanos.

Del castro romano aún se conservan algunas torres, alrededor del foso del castillo.

Convertido el castro romano en granero, mas adelante se edifico sobre él la iglesia románica de San Miguel Arcángel, que posteriormente fue fortificada y tras varias reformas se convirtió en la fortaleza que hoy podemos ver.

Tras la reconquista el lugar perteneció a Fernán González, primer conde de Castilla, que le dio el nombre de Turrem Vegam.

Otro acontecimiento histórico, sucedido tras sus murallas, fue el emprisionamiento en sus mazmorras, durante dos años, de Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II.

Mas tarde perteneció al Obispado de Segovia, con un breve periodo durante el reinado de
de Carlos III, que lo adscribió a la corona, volvió de nuevo al Obispado, que lo conservo hasta 1.996, en que paso a pertenecer al Estado.

En el s. XV fue sede de la Cancillería y Audiencia de los Reyes Cátolicos y albergo al Condestable de Juan II, don Alvaro de Luna.

La imponente mole del castillo tiene la sorpresa de tener en su interior, como ya he comentado, la iglesia de San Miguel Arcángel de los s.s. XII al XVIII, que funciona como parroquia. Desde fuera el único elemento religioso que se ve es la espadaña, añadida en el s. XVIII.

El castillo de Turegano fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1.931.

Nos sentamos, un rato, en una terraza de la Plaza Mayor de Turegano, que está, como si dijéramos debajo del castillo, a tomar un refresco.

Ya estaba cayendo la tarde cuando emprendimos la vuelta a Madrid. El desconocimiento de los lugares hizo que nos perdiéramos por carreteritas secundarias, durante mas de un hora.

Cuando llegamos a Madrid era noche cerrada... pero el día había sido provechoso.